-¿Te contesta a las llamadas?
-Nada. Igual es buena idea llamar a la policía.
- Es mayor de edad... No nos harían caso.
- ¡Cuando la encuentre se va a enterar! ¡Estoy perdiendo tiempo de trabajo para jugar a sus mierdas!
Alejandro estaba perdiendo los papeles. Camila nunca se le había revelado, era su niña, la hija perfecta y sumisa. Odiaba perder el control en ella pero él estaba seguro en que lo iba a recuperar. No podía estar muy lejos y cuando la tuviese frente a sus ojos, le haría recordar quien manda, que no se puede jugar con Alejandro Cabello. No iba a ser un camino fácil para Camila. Ella lo sabía.
- Igual está con alguno de los chicos que le presentase. Está en la edad...
- ¿En la edad de qué? ¡¡¡Ella no puede irse con quien le de la gana!!! Además... nunca hizo caso a los chicos que le presenté. La última vez se inventó la excusa de que le dolía la barriga.
-Tenía la menstruación...- Sinu, la madre de Camila, intentan calmar las aguas, algo que no era fácil en ese momento. Tenía miedo por la locura que se le pasase por la cabeza a su hija. Sinu sabía que ella era una cobarde, que no defendía lo suficiente a su hija pero tenía miedo a que enfrentarse con Alejandro trajese consecuencias peores.
-¿La menstruación? ¡Eso son mierdas! Ella es una débil. Le cancelaré todas las tarjetas, de esa forma no tardará en volver llorando y suplicando.
-Llamaré a los chicos por si acaso.- Sinu cerró la puerta del despacho dejando a Alejandro malhumorado para disponerse a llamar a los jóvenes. Ella sólo deseaba que Camila estuviese bien.
•••
-¿Quién era?
-Era Ally. Mi padre quiso llamar a la policía y mi madre está llamando a todos los chicos con los que me citaba. Piensan que me fui con un chico, que me fugué por amor. ¡Mi padre es estúpido!
- Pues están muy fríos de encontrarte.- Lauren sonrió a Camila y luego siguió preparándose para el combate de esa noche en la vieja estación de autobús. Ella y Camila habían pasado el día hablando un poco de ellas, más Camila que Lauren pero era de esperar, Lauren era fría, era así.
- Igual es mejor que me quede aquí y no te acompañe al combate.- Entonces Lauren dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró a Camila. No podía ser. Le hacía una gran ilusión ir con ella, que la viese luchar, tener un apoyo distinto al de Matt.
-¡No! Digo... A ver, tu padre no creo que te busque en una estación de bus abandonada. Además... me da confianza que vengas conmigo. Las veces que vienes, siempre gano.
-¿Libélula supersticiosa? ¿No era que daba igual quien se te pusiese por delante que siempre conseguías derrocarlo?
- Eso era antes de que... bueno de que estuviese ingresada. Ahora no estoy en mis plenas facultades, acabo de reincorporarme. Pero...- Se acercó a Camila y le puso un dedo en sus carnosos labios. Eran demasiado suaves. Y mirando a los lados como si alguien le pudiese escuchar, le dijo en un tono muy bajito.- Shhh es un secreto. Para el resto de la gente yo sigo siendo la misma.
-Lauren es que...- Dijo con dificultad ya que los dedos de Lauren aún seguían pegados a su boca.
-Tus amigas me pidieron que te cuidase ¿No? Pues es lo que hago. No puedo dejarte sola. Si en el combate ocurre algo que te ponga en peligro yo soy la primera que da la cara por ti.- Sus ojos tenían un brillo especial, estaba sonriendo, algo que a Camila le encantaba pero que por desgracia no lo podía disfrutar lo suficiente.
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Strangers
FanfictionPeleas ilegales, boxeo y apuestas es en lo que se basa el mundo de Lauren Jauregui. Dinero, caprichos y represión es lo que rodea a Camila Cabello.