Fin de semana

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Estaba en segundo de secundaria, no hablaba con nadie y sinceramente no tenía interés en que alguien me hablara, pero un día una chica de cabellos rubios con ojos verdes y con una sonrisa tan linda llamaron mi atención. Su nombre era Emma* venía de intercambio de Bélgica.

Ella se sentó a mí lado después de presentarse, era la primera vez que me sentía nervioso al estar a lado de una chica, en serio que era hermosa viéndola más de cerca, me saludo con una sonrisa, su voz era melodiosa, solo hice un movimiento con la mano para saludarla nunca hablé con ella el primer día de clases.

Las semanas pasaron y ella siempre trataba de sacarme un tema de conversación, intentaba conversar lo menos posible pero de alguna manera lograba hacer mi día un poco más feliz, intercambiamos teléfonos y después de clases seguíamos con las conversaciones hasta altas horas de la madrugada; tres meses pasaron para que me diera cuenta que me empezaba a gustar así que empecé a mantener distancia ¿Qué tal si ella no se sentía de la misma manera conmigo? Un día que ingresaba al salón ella me grito.

-¡Arthur Kirkland! ¿¡Por qué me has estado ignorando!?- sus ojos se mostraban tristes y enojados, una cosa que me gustaba de ella es que no se quedaba callada, si algo le molestaba te lo decía.

-¿Ah? No te he estado ignorando- le respondí caminando hacia mi lugar, sus mejillas se inflaron.

-No mientas, has dejado de responder mis mensajes, no contestas mis llamadas y tampoco me has hablado en la escuela, y estoy cien por ciento segura que yo no he hecho nada mal, así que de una vez dime que ya no quieres ser mi amigo a la cara- me dijo, me había sorprendido con eso, hice una mueca desviando mi mirada.

-No digas tonterías- puse mi mochila en mi pupitre y me senté en mi lugar, la vi de reojo, ella no quitaba su mirada de mí, se puso en frente de mi lugar me tomó de la camisa y jalándome hacía ella me besó.

-HAHAHAHAHA! Dude! No puedo creer que ella haya dado el primer paso- Alfred se empezó a reír haciendo que pusiera mis ojos en blanco, mi bella historia de amor y de mi primera novia se vio interrumpida por este idiota, le di un golpe en la cabeza.

-You Jerk! ¡Cuando alguien esté hablando escucha y quédate callado!-le grite cruzándome de brazos.

-Oh, vamos Arthur perdóname, sigue contando sobre tu ex-dijo en un tono bastante serio, hice una mueca negando.

-No ya no, tú solo querías saber con quién había sido mi primera vez y ya lo sabes.-le conteste, el no aparto la vista de mí.

-¿Y...fue romántico?-preguntó, mis mejillas se pusieron rojas al recordar cómo fue ese momento.

-Claro que fue romántico-le dije cerrando los ojos mientras los recuerdos inundaban mi mente, había puesto rosas alrededor, velas aromáticas, música romántica; podrían llamarme un romántico empedernido pero ella se lo merecía.

-Mmmmm...dime que no la dejaste embarazada-abrí los ojos irritado, en serio, este tipo sabía estropear el ambiente, no tiene consideración en los demás.

-Claro que no la deje embarazada, usamos protección idiota-le jale la mejilla para soltársela después- y si de casualidad quieres saber por qué ya no seguimos juntos es sencillo, ella regreso a Bélgica y ninguno de los dos quiso una relación a larga distancia-me encogí los hombros- seguimos hablando un poco por mensajes pero de ahí en fuera no ha pasado nada- comenté mientras él me escuchaba atentamente sobándose la mejilla.

-Ya veo...-me abrazó acercando nuestros cuerpos- Me alegró que ya no estén juntos-alcance a escuchar, no dije nada, ya era bastante tarde y el cansancio termino por vencerme quedándome completamente dormido.

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