Un receso agradable

838 92 44
                                    


El lunes llegó y lo que más me molesto es que era la primera vez que llegaba tarde, todo porque Alfred no puso el despertador, si no hubiera sido porque Francis me llamo a mí celular creo que ninguno de los dos hubiéramos asistido a clases.

Nos encontrábamos corriendo hacia la escuela mientras que regañaba a Alfred por no haber puesto la alarma, escuchamos la campana de la escuela sonar, corrimos más rápido llegando a la entrada, cada uno fue a su salón; sudando, con la respiración agitada completamente desarreglado entre a mi salón, para mi suerte el profesor no había llegado, camine rápido mientras oía murmullos de mis compañeros.

-Oye, oye Arthur, ¿Quién te mantuvo despierto?-me pregunto Francis con un tono de voz curioso y molesto.

-Nadie me mantuvo despierto-le dije bastante molesto sentándome en mi lugar, sentí que alguien me picaba la mejilla.

-Anda, anda; no tienes que mentirnos a nosotros-menciono Antonio, mi paciencia estaba a su límite.

-No estoy mintiendo para nada-dije apartando su mano de mi mejilla, escuché las palmas de unas manos llamando la atención del rubio y del castaño.

-Bueno, bueno, a todos nos ha pasado que nos quedamos dormidos, ¿no?, dejen de molestar a Arthur-dijo Gilbert, algo que me impresiono y que agradecí bastante- Seguramente se desveló haciendo la tarea-me vio con una sonrisa en grande- ¿Cierto cejitas?- fruncí mi ceño por el apodo; no respondí el profesor había llegado y la clase empezó, debía de agradecerle después por eso, hice una mueca al pensar en eso, agradecerle a ese idiota, qué ironía.

El primer periodo había terminado y el receso inicio, buscando entre mi mochila mi cartera ya que había salido corriendo de la casa de Alfred ninguno de los dos tomamos algo para comer, mis ojos se pusieron en blanco al ver que tampoco traía conmigo mi cartera.

-Demonios-seguía buscando, estaba...setenta por ciento seguro que la había metido a mi mochila, después de haber sacado todo suspire pesadamente volviendo a guardar todo, definitivamente se me había olvidado, genial ahora no comería nada hasta llegar a mi casa, escuche una voz llamándome, alcé mi mirada para encontrarme con unos ojos carmesí- ¿Qué demonios quieres Gilbert?-le pregunte enojado y con una mueca, puso en mi lugar un emparedado, una manzana y un jugo, lo vi bastante confundido.

-Supuse que no habías desayunado nada y que seguramente se te había olvidado tu cartera, ¡A mí también me ha pasado, no es para nada asombroso eso!-me dijo, me le quede viendo y suspire entregándole la comida.

-No lo necesito, para tu información si desayune, nunca salgo de casa sin desayunar-mentí, pero mi cuerpo me había traicionado, un gruñido proveniente de mi estómago se hizo sonar y sentí como mis mejillas tomaban un color rojizo, solo escuche la risa de Gilbert.

-Kesesesese, cejitas no seas tonto y tan cabezota y come ya-me aventó la manzana a la cabeza, la tome sobándome mientras le daba una mordida; se sentó en frente de mi cada quien comiendo lo suyo, era bastante extraño estar solos.

-Gracias...-fue lo único que dije, el me miro bastante sorprendido, sonrió y creo que vi un brillo en sus ojos.

-Ja*! ¡No tienes que agradecer cejitas!-grito poniendo su mano en mi cabeza mientras revolvía mi cabello, fruncí el ceño.

-¿Cuándo dejaras de llamarme así?-dije alejando su mano de mí, se me quedo viendo y sin quitar esa molesta sonrisa contesto que nunca, rodeé los ojos mientras seguía comiendo.

-¿Oye cejitas, tienes algún plan para el viernes?-me pregunto, curioso mientras lo veía negué, creo que la falta de comida me hizo mal ya que creí haber visto un sonrojo en su rostro, estoy imaginando cosas- Asombroso, bueno, quería saber si serías mi tutor para...literatura-me le quede viendo, alcé mi ceja intrigado.

Friends with benefitsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora