Capítulo III

5.4K 309 141
                                    

     Caminamos detrás del hombre que usa gafas oscuras en interiores. James, Onyx y yo estamos de lo más extrañados, ¿para qué podría querernos ese hombre? Sólo puedo pensar en que tal vez nos hemos metido en problemas por usar la arena sin autorización o que quizá hemos hecho algo que pueda ofender a la Elite...

Sea lo que sea, el hombre nos conduce a una habitación de descanso. Hay dos sofás con forma de semicírculo, uno es de color blanco y el otro es de color rojo. Al centro, entre ambos, hay una mesa ornamental redonda de color negro.

No lo sé, la distribución me recuerda a una Pokebola.

Hay un minibar a la derecha, un sofá alargado a la izquierda y las paredes, decoradas con cuadros de arte abstracto, son de color crema. Es un sitio muy bien iluminado. Al fondo, cerca del minibar y bebiendo un trago de alguna bebida alcohólica, se encuentra la misma mujer rubia que vi antes. Ahora su rostro me resulta más familiar pero no puedo decir la razón a ciencia cierta. Es como si ya nos hubiéramos conocido.

—Siéntense —nos dice el hombre.

¿No podría ser un poco más amable?

Me desplomo en el sofá rojo, James y Onyx ocupan el blanco.

—Falta alguien, Steve —dice la mujer rubia.

¿Steve?

¿Un hombre tan imponente e intimidante se llama Steve?

No puedo evitar reír entre dientes y Onyx me mira como si acabara de decir que escucho voces.

—Dalton ha ido por ella —dice Steve y se recarga en el marco de la puerta de la habitación.

Casi inmediatamente, Sheryl Crown aparece y entra en la habitación acompañada por un sujeto alto y fornido, es rubio y también usa gafas oscuras. Sheryl hace caso omiso de mi presencia cuando sus ojos se fijan en la mujer rubia. Quiero saber qué se trae ese par.

—Siéntate —dice el hombre rubio a Sheryl y ella se recarga en el descansabrazo del sofá rojo con una cara de pocos amigos.

Wow, cuánta rebeldía.

—¿Quieren beber algo? —nos pregunta la mujer rubia y se acerca al minibar.

Nos lanza una botella de agua fría para cada uno antes de que podamos responder. Creo que no le gusta su trabajo.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta Onyx.

James vacía su botella de un trago.

Me agrada ese chico.

—Van a recibir una llamada importante —nos dice la mujer rubia y hace una señal con la cabeza para que los dos hombres de gafas oscuras se retiren de la habitación.

Cierran la puerta detrás de ellos y casi como si todo estuviera sincronizado, el teléfono suena.

Tengo miedo.

Onyx mira confundido a la mujer y ella asiente para indicarle que responda a la llamada. Él estira una mano y levanta el auricular del teléfono. Se lo pone en el oído y arruga la frente para luego presionar con un dedo el botón que activa el altavoz.

—Mucho mejor —dice una voz distorsionada desde las bocinas.

Casi es como si nos estuviera observando, cada vez me asusta más.

—Les doy la bienvenida —nos dice la voz, no puedo decir si es hombre o mujer—. Espero que estén disfrutando del evento. Les he pedido que vengan aquí porque tengo un tato que ofrecerles. Más bien, tengo que pedirles ayuda con algo. Ustedes son los afortunados seleccionados para realizar un trabajo especial.

Pokemon I: La Guarida de FlareonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora