Capítulo XIII

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     Nos quedamos en silencio en el pasillo.

     Las puertas de la sala de conferencias están cerradas, no pueden escucharse las voces del interior aunque si pudieran escucharse sería tonto. Skyler me lanzó la Pokebola de Diamond justo a tiempo y ahora la tengo acunada entre mis manos para evitar que esos hombres de gabardina negra se lo lleven.

     Subimos al ascensor para bajar a la planta baja y abandonar el edificio. Sé que no estamos en el hotel pues las paredes no son del mismo color. En realidad, no tengo idea de dónde estamos. El ascensor se pone en marcha y siento un poco de vértigo cuando comenzamos a bajar.

     No me siento bien.

     Sheryl detiene el ascensor de golpe, tan es así que golpea el botón con su puño.

     Está furiosa.

     —No voy a continuar con esto —dice—. Me vuelvo a Texas.

     — ¿Qué?  —Le reclamo—. ¡No puedes irte! ¡El líder de la Elite confía en nosotros!

     — ¡Ese sujeto nos está usando!  —Exclama Sheryl—. ¿Acaso no recuerdas lo que le estaban haciendo a ese Oddish? ¿O a Ponyta?

     —Sheryl tiene razón, no podemos continuar con esto —secunda James—. También yo me vuelvo.

     —Y yo —tercia Onyx levantando la mano—. No quiero participar en esto.

     No puedo creer lo que estoy escuchando.

     — ¡Somos Entrenadores Pokemon!  —Les reclamo—. ¡Se supone que el mayor sueño de un Entrenador Pokemon es ser parte de la Elite! ¡Ésta podría ser nuestra única oportunidad! ¿Qué acaso no recuerdan que el mundo depende de nosotros?

     —Fuimos elegidos al azar, Cobby —dice Sheryl—. Estás equivocada si crees que estamos involucrados por obra del destino.

     — ¡No se trata del destino!  —le digo—. ¡El mundo depende de nosotros!

     — ¡Date cuenta, estúpida!  —Sheryl me toma por los hombros y me estrella contra la pared del ascensor—. ¡Vamos a morir! ¡Si no nos asesina Flareon, nos matará la Elite!

     — ¡Suéltame!  —le doy un empujón para sacármela de encima—. ¡Voy a cumplir con la misión! ¡Tú puedes irte como la cobarde que eres!

     Pongo en marcha el ascensor y no tardamos en llegar al siguiente piso. Salgo del ascensor a paso veloz y escucho a los demás llamando mi nombre. No me importa lo que digan, yo voy a atrapar a Flareon.

Pokemon I: La Guarida de FlareonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora