Pokemon I: La Guarida de Flareon

Capítulo XI

     Mis párpados se sienten muy pesados. ¿Qué diablos me pasa? Logro abrir los ojos al fin y mi visión está nublada. Es una habitación blanca y reluciente. Mi ropa ha desaparecido y traigo puesta una bata blanca de algodón. Hay vendajes y banditas por todo mi cuerpo. Mi labio inferior está roto. Estoy muy asustada pero mi cuerpo no reacciona como debería al miedo que siento. Mi respiración es lenta como si estuviera dormida. Estoy recostada en una… ¿Una cama de hospital?

     No puedo moverme. Además de que todo mi cuerpo se siente pesado como el acero, hay correas que me sujetan a la cama. Parpadeo un par de veces hasta que me visión se aclara. Siento la boca seca y estoy un poco mareada. ¿Qué demonios pasó? A mi derecha hay dos camas. Una la ocupa Sheryl y me parece que Onyx está junto a ella. A mi izquierda está James y la Pokebola de Diamond está dentro de una cápsula de cristal.

     Hay una vía intravenosa conectada a mi brazo izquierda y un tubo conduce un líquido de color celeste que se introduce en mis venas. ¿Es eso lo que impide que mi corazón se acelere? ¿Eso me está sedando?

     La puerta automatizada se abre y Skyler entra a paso apresurado. Está usando una gabardina negra similar a la de… ¿Qué? ¿Qué tiene esa gabardina que me parece tan familiar? ¿Y dónde diablos estoy?

     —Dios santo, ¡Perla!  —dice y corre hacia mí para quitarme las correas.

     Las lanza al suelo y me toma por los hombros para hacer que me incorpore. Arranca la vía intravenosa y usa un extremo de la sábana blanca que me cubre para evitar el flujo de la sangre. No siento dolor alguno y eso me hace sentir más aterrada. Lo único que puedo sentir es el mareo.

     —Sostén la sábana —me dice y pone mis manos sobre la tela—. No tardaré.

     La obedezco y Skyler va con Sheryl y los demás para sacarles la vía intravenosa. En cuanto el líquido celeste dejó de entrar al cuerpo de Sheryl, ella se levantó de golpe como si hubiera despertado de una pesadilla. Skyler detiene el sangrado de la misma forma que conmigo y sigue con Onyx.

     — ¿Qué pasó?

     Aunque intenta sonar agresiva, la voz de Sheryl se escucha muy débil. Incluso a ella le sorprende porque se acaricia el cuello como si intentara tocar sus cuerdas vocales. Poco a poco, mi corazón se acelera.

     —Vieron algo que no tendrían que haber visto.

     ¿Qué? ¿En dónde? ¿En el hotel?

     — ¿Qué es lo último que recuerdan?  —pregunta Skyler, Onyx está recuperándose y James está demasiado atontado.

     —No lo sé —le digo, creo que lloraré pronto—. ¿Dónde estamos?

     — ¿Recuerdan haber llegado a las Islas Malvinas?  —pregunta Skyler.

     ¿Qué? ¿Hemos llegado ya? ¿En qué momento…?

     Una cena abundante con Diamond.

     Un pijama de Vulpix.

     Una limusina.

     Un jet privado.

     Fotografías.

     El símbolo de la Elite.

     Rejas negras.

     Una fuente de cristal.

     Puertas automatizadas.

     Llamadas internacionales desde la recepción.

     Compras.

     Banderillas.

     Paseo por el bosque.

     Otra reja negra.

     Sujetos con gabardina.

     Mi cabeza comienza a martillear. De pronto vi todas esas imágenes pero gracias a eso recobré la memoria. ¡Esos sujetos! ¡La Elite estaba azotando a un Ponyta y pisoteaba a un Oddish! Conseguí saltar la reja y abofeteé a uno de esos sujetos. Luego me devolvió el golpe y llegaron James, Sheryl y Onyx. Usaron un Rhyhorn para derribar la reja y nos preparamos para luchar. Diamond estaba a punto de lanzar el destello de sus colas cuando aparecieron más sujetos de gabardina. Uno de ellos usó una red para atrapar a Diamond. De repente sentí varias manos que me sujetaban. Unas manos ásperas me tomaron por la barbilla e hicieron hacia atrás mi cabeza. Escuché gritar a Sheryl y sentí entonces ese paño húmedo sobre mi nariz. Aspiré un aroma dulce y luego… Nada.

     Ese líquido que nos estaban inyectando debe servir para borrar la memoria o…

     —Necesito saber qué fue lo que vieron.

     Es extraño ver a Skyler tan angustiada. Le explico todo y la veo intentar ocultar su expresión horrorizada. Asiente un par de veces con la cabeza y luego se asegura de que James salga del aturdimiento. Sheryl ya está ayudando a Onyx a ponerse en pie, ella ni siquiera puede dar un paso sin tambalearse. Intento bajar las piernas de la cama para caminar pero se siguen sintiendo muy pesadas.

     —El Jefe está aquí —nos dice casi con un susurro, James tiene que sujetarle por el brazo para poder mantenerse en pie.

     ¡Podrían dejarnos con el cerebro dañado por inyectarnos esas cosas de colores!

     Un momento. ¿El Jefe? ¿El líder de la Elite? ¿Y por qué Skyler dice eso como si fuera algo malo? Me hace imaginármelo como un monstruo. Como el jefe una mafia… Qué tontería, la Elite no es como una mafia.

     —Le han dicho sus hombres todo lo que pasó —sigue diciendo Skyler—. Quiere hablar con ustedes.

     — ¿Eso es malo?  —le pregunto.

     —Es malo, Perla —me dice con firmeza—. Necesito que tomen esto para anular los efectos del sedante.

     Nos da dos píldoras amarillas a cada uno. ¿Y qué? ¿Hay que tomarlas sin…? Bien, Sheryl se toma las suyas sin agua así que no puedo quedarme atrás. Casi me atraganto pero consigo tragarlas. El efecto es inmediato, ya me siento mucho mejor. Skyler nos lanza nuestras ropas y saca a la Pokebola de la cápsula. Se ve demasiado nerviosa, sé que estamos en graves problemas. ¡Debí ir al viaje escolar desde un principio!

     —Escuchen —dice Skyler y la veo presionar su sien izquierda con dos dedos—. Cuando estén frente al líder tienen que evitar a toda costa mencionar que pretendían luchar contra la Elite.

     Me llama la atención que Skyler dice La Elite y no se refiere a ellos como nosotros.

     —Necesito que parezca que todo fue un accidente, ¿bien?

     Nos hace estrechar las manos con ella y entonces llegan dos hombres delgados con gabardinas. Abren las puertas y nos dicen con voz fría:

     —El Jefe quiere verlos ahora.

     Eso me hace pensar… Si Skyler no nos hubiera despertado, ¿ellos nos habrían arrancado las vías intravenosas por la fuerza para hacernos despertar?