Capítulo V

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     Skyler se fue y el gato azul, Diamond, está en guardia nuevamente. Sigo sin poder explicarme cómo es que yo sí he podido tomar su Pokebola sin electrocutarme. Sheryl bufa y apoya sus caderas en el descansabrazo del sofá blanco. ¿Qué sucede con ella? ¿Siempre es tan amargada?

—¿Tú eres familiar de Skyler Crown? —le pregunta James a la tejana, Sheryl la ignora olímpicamente.

Qué tontería, Sheryl no puede ser familiar de alguien tan famosa e importante como Skyler. Es decir, Skyler pertenece a la Elite y Sheryl... Bueno, Sheryl...

—Será mejor que nos vayamos a descansar ya —dice Onyx—. Después de todo, mañana tendremos que partir en busca de...

—¡Ni crean que iré con ustedes a ningún lado! —exclama Diamond interrumpiendo la frase de Onyx, veo sus colas danzar y su pelaje está erizado.

—Bueno, no tendrías que hacerlo si tus amigos supieran comportarse —le digo, casi parece que soy su madre.

¡Qué lindo! ¡Ser la madre de un Pokemon!

—¡Yo no tengo nada que ver con sus asuntos! —sigue reclamando Diamond.

Un momento, recién ahora me doy cuenta.

¿Diamond puede hablar?

—Si la Elite te atrapó significa que también tú querías ayudar con sus planes de conquista y dominación mundial, igual que tus amigos —le responde James despreocupadamente.

—¡Eso es mentira! —estalla Diamond enfurecido—. ¡Flareon y Lucario jamás harían tal cosa!

Pues claro que no. Nadie es culpable cuando descubres a los instigadores de semejante conspiración contra los humanos. Es decir, incluso yo pretendo hacerme la inocente cuando vuelva a casa y mi madre descubra que todo el tiempo estuve en Phoenix.

Mi madre...

Dios, espero que la misión del líder de la Elite no dure más de dos semanas.

—¿Quiénes son ustedes? —exige saber Diamond.

¡Genial!

¡Es momento de presentaciones!

—Yo soy James Harrison —se presenta él.

—Onyx Fox —dice su amigo.

—Sheryl Crown —dice ella con indiferencia.

—Y yo soy Perla Cobby —digo al último.

Diamond nos mira fijamente, casi parece que nos está evaluando.

Qué expresión de... ¿Superioridad?

Un momento, ¿ese insignificante gato azul se cree más importante que nosotros?

—¿Quién de ustedes pudo sostener mi Pokebola? —pregunta al fin.

Parece que no cree posible que uno de nosotros haya podido llamarlo.

Levanto una mano con timidez y Diamond estalla en una sonora e hiriente carcajada.

—¡No! —dice él y se recuesta sobre su lomo por un momento mientras se retuerce—. ¿Tú? —sigue burlándose—. ¿Mi entrenadora es semejante chiquilla con expresión perdida y estúpida?

¿Expresión perdida y estúpida?

¿Quién diablos se cree ese tipo?

—¿Qué? —exclama Sheryl indignada—. ¿Acabas de decir que Cobby es tu entrenadora?

¿Entrenadora?

¿Quién?

¿Yo?

—Es parte de la leyenda —explica Diamond—. Sólo dos tipos de personas pueden ser Entrenadores de los Dioses Legendarios: aquellas personas que nos derroten en una batalla o aquellos que puedan sujetar la Pokebola.

Eso no tiene sentido. Eso significa que Diamond tiene dos Entrenadores: la persona que lo capturó y... ¿Yo?

—Tiene que ser una broma —sigue diciendo Sheryl, ésta vez con tono hiriente y burlón—. ¿Ya viste a Cobby, Diamond? ¡Es una completa inútil!

—¡No soy una completa inútil! —le espeto.

—¿Podemos simplemente organizarnos y dejar de discutir? —dice James cansinamente.

Tiene razón, deberíamos idear un plan en lugar de discutir.

—¿Organizarnos? —Dice Onyx—. ¿Te refieres a elegir un líder y todo eso?

—No sería mala idea —le responde James—. Después de todo, necesitaremos alguien que le rinda cuentas al líder de la Elite y todo eso.

¿Es que a ninguno de ellos le emociona saber que estuvimos hablando con el líder de la Elite? ¡Maldición! ¡Era el líder de la Elite!

—¿Y quién sería el líder? —Inquiere Sheryl—. Debe ser alguien que pueda negociar bien con ese sujeto.

¿Qué?

¿Negociar?

—No pretendo hacer esto si ese hombre no me paga una buena suma de dinero —sigue diciendo ella.

¿Qué le pasa a Sheryl Crown? Hablamos con el hombre más misterioso de la comunidad de Entrenadores Pokemon, el fundador de la Elite y la A.E.P.A, ¿y a ella sólo le importa estafarlo? Dios, si hacemos bien el trabajo incluso podríamos ser parte de la Elite, ¿quién querría más que un lugar entre el selecto círculo de la Elite?

—Me ofrezco para ser la líder —dice Sheryl.

—Yo seré la líder —intervengo demasiado apresurada,

Diamond me mira confundido...

A decir verdad, todos me miran así.

—¿Qué te hace pensar que tú puedes ser la líder? —Reclama Sheryl—. Se nota que tienes un carácter muy débil.

¿Carácter débil?

Quiero golpearla.

—Bueno, según lo que ha dicho Diamond, yo soy su Entrenadora —le respondo, James y Onyx nos miran alternativamente—. Eso debería ser suficiente para que yo sea la líder.

—De cualquier manera, nada me obliga a realizar el trabajo —sigue quejándose Sheryl, echa a caminar para retirarse y añade mientras atraviesa el umbral de la puerta—: Si quieren que los acompañe, tendrán que aceptarme como la líder del grupo.

Maldita presumida, creída despreciable, ojalá... Ojalá... Ojalá caiga en un charco de agua lodosa. Ya veremos si sigue sintiéndose la gran cosa cuando su impecable traje blanco se haya ensuciado completamente... ¿Qué?

—Bueno, nosotros nos vamos —dice James y me da una palmada en la espalda—. Vamos a disfrutar lo que queda de nuestra estancia en Phoenix.

Onyx se despide con una sacudida de los dedos. Puedo imaginarme a dónde se dirigen: a un bar, a embriagarse y a conocer chicas.

Bah, hombres.

—Bueno, vamos —le digo a Diamond—. Te llevaré a mi habitación de hotel —le sonrío.

Diamond no me responde y simplemente echa a caminar. Se niega rotundamente a ser trasladado nuevamente en su Pokebola. Me lanza una mirada despectiva para hacerme apretar el paso y salgo lentamente de la habitación. Diamond me ignora olímpicamente mientras avanzamos.

Creo que es el comienzo de una bella amistad.

Pokemon I: La Guarida de FlareonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora