CAP.- 5 Qui tacet consentire videtur

315 21 3
                                    

(Quien calla otorga)

SShiryu y Shunrei esperaban impacientes en la sala de espera del Hospital Central. Cuando se encontró a su mujer desmayada en la cocina su corazón dio un vuelco, estaba convencido que la presión de todos los recientes cambios en su vida le habían pasado factura. A sus ojos era un flor delicada que debía cuidar por encima de todo y se sentía culpable por no haberla prestado la atención que debía en esos últimos días, si la pasara algo, él no sabría lo que haría.

- Sra. Kido ¿puede acompañarme? - Una enfermera rubia con una sonrisa encantadora se aproximaba hacia ellos. Notó que el joven se ponía nervioso.- No se preocupe cuidaré bien de ella sólo son unas pruebas rutinarias.

La joven acompañó a la enfermera a una sala de consulta pequeña, sólo un escritorio y una camilla con algún aparato médico ocupaban la estancia perfectamente blanca.

- Si le parece bien primero le haré unas preguntas y después una pequeña revisión. - Shunrei asintió nerviosa, no le gustaban los hospitales. - ¿Ha tenido en alguna ocasión anterior un desvanecimiento parecido?

- No, que yo recuerde. Aunque llevo varios días sintiéndome un poco mal.

- ¿En qué sentido?

- Algo de nauseas y mareos.

- Entiendo - apuntó algo en su libreta - ¿Puede sentarse en la camilla un momento? - Shunrei asintió. La enfermera comenzó a tomarle la tensión.

- ¿Cree que pudo haber comido algo en mal estado o algo que no coma habitualmente?

- Creo que no, suelo comer en el comedor del orfanato, nada fuera de lo común.

- Su tensión está bien. - Afirmó la enfermera. - Parece que no hay nada raro de que preocuparte. Sólo una pregunta más... ¿recuerda cuando tuvo su último periodo?

Shunrei se quedó callada mirando con un pequeño temor y duda a la enfermera, lo había olvidado por completo con los últimos cambios, hacía dos semanas que debería haberle venido...

%%%%%%%%%%

Saori estaba muy seria esa mañana, más que seria como enfadada, rabiosa. Intentó hacerle varios chistes y bromas pero sólo recibía indiferencia o incluso un gruñido. Se fue a comer sin avisarle y rechazó el café que le ofreció. ¿Qué le pasaba? ¿A lo mejor se había equivocado y seguía siendo una niña tonta? Lo peor de todo aquello era que no podía concentrarse.

- Seiya.

- Oh sorpresa ¿acaso me vuelves a "juntar"? - le dijo en tono burlón. Ella simplemente hizo un mohín e ignoró su comentario.

- ¿Puedes venir un momento a ver esto? Es importante. - Seiya resignado se acercó a su escritorio. - He encontrado una noticia curiosa, al parecer las empresas Neptuno se reunieron hace unos meses con el Presidente del Gobierno. Recuerdo que mi abuelo se reunió en varias ocasiones con ellos en casa hace años, lo sé porque me tocó atender al hijo del Sr. Solo mientras tanto. La cosa se quedó ahí, creo que a mi abuelo no terminó de convencerle lo que le proponían. - Saori nunca se refería a Mitsumasa como "padre" de Seiya, sabía que a él no le agradaba. - Según la noticia tienen intención de establecer su red hotelera Siren Spa aquí.

- Y... ¿qué es lo que te sorprende?

- No sé porqué me vino a la cabeza el papel que nos enseñó Shiryu el otro día. He revisado las normas urbanísticas, no se pueden construir más hoteles, es necesario recalificar los terrenos. Adivina sobre qué quieren que presentemos alegaciones según la comunicación que recibió Shiryu.

El honor de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora