Estaba nerviosa cual colegiala, casi no durmió esa noche así que se presentó temprano en el despacho. Toda la velada se reproducía una y otra vez en su cabeza, casi estuvo a punto de besarle ¡ella! la mujer más tímida y comedida del planeta. ¿Qué había pasado? Todavía no podía creerse que no fuera un sueño. Seiya siempre había despertado inexplicable algo en ella, incluso cuando eran pequeños sólo buscaba llamar su atención. Cuando de mayores él la trataba con desdén sentía que sus desplantes dolían más que los de cualquiera. Y, como si de un cuento se tratara, él la estaba mirando diferente, su particular muro de seriedad que la protegía del mundo caía como un castillo de naipes, sólo había tenido esa sensación de absoluta libertad para ser ella misma con... Pegaso. Cuando el joven regreso a sus pensamientos se apenó, estaba preocupada por no saber de él ¿y si volvió a recaer? Se quedó absorta en ese triste pensamiento mirando la ciudad que se presentaba ante ella, bañada por un espléndido sol, a través del gran ventanal de su despacho. Que ironía, su corazón quería brillar como ese sol, pero no podía evitar sentir esa preocupación y anhelo.
Llegaba algo tarde al despacho esa mañana, había parado antes a hacer una copia de la llave. Las puertas del ascensor se abrieron, estaba ansioso por verla de nuevo.
- ¿Y esa sonrisa? ¿Tanto te alegras de verme?
- Hola Shaina - se sorprendió ante la aparición de la joven - estaba pensando en mis cosas, perdona casi ni te vi. - Sonrió alborotándose el pelo.
- Pues debería ser algo muy interesante con la cara de embobado que traías... - la joven de verde cabellera le miró con suspicacia.
- Va... tonterías mías. Oye ¿ha llegado ya Saori?
- Si...- contestó con hastío - creo que está en el despacho desde temprano.
El muchacho apenas se despidió de la secretaria, dirigiéndose ávido hacia el despacho bajo la mirada de odio de su interlocutora.
Observaba la calle desde la ventana, jugueteaba con el tacón de sus salones rojos carmín en el suelo, solía hacerlo cuando se dejaba llevar por sus pensamientos. Aprovechó que no se había percatado de su presencia para observarla. El vaquero oscuro ajustado acentuaba sus curvas, la camisa blanca se advertía ligeramente trasparente con la luz que entraba por la ventana, cogió el lápiz del bolsillo trasero de su pantalón y comenzó a enredar su cabello a su alrededor para fijarlo en un moño.
- Es todo un espectáculo tu ritual. - La joven se giró ante el pequeño susto que le dio el castaño, que la observaba curioso apoyado en la jamba de la puerta.
- ¿Ah si? - se giró en su dirección, apoyándose en el frontal de su escritorio para quedarse frente a él. - ¿Y cuál es ese ritual? - Seiya se acercó a ella rompiendo ligeramente los límites de la distancia apropiada.
- Tu ritual para comenzar el día, el working mode on. - Ella rió ligeramente por su calificativo. Seiya cogió un mechón suelto de su cabello y se lo colocó detrás de la oreja. - Recoges tu pelo con tu lápiz y haces un ruidito de asentimiento, algo así como "uhm".
- ¿Uhm? - repitió divertida.
- Sí, uhm. - Y no dijo más, sus ojos de un azul profundo como el océano le atraparon.
- ¿Te apetece un café? - le preguntó ella un poco avergonzada por la situación, si seguía mirándola así acabaría por descubrir todos sus secretos.
- Claro, pero invito yo. - La sonrió jubiloso.
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- Oye June. - La joven levantó la vista del microscopio mostrándole unos curiosos ojos celestes. Él seguía revisando los informes, añadiendo sin darle excesiva importancia. - Esta noche tengo cena con mis hermanos, he pensado que a lo mejor te apetecía acompañarme, va a ser algo muy informal. - A la rubia casi se le cayeron las muestras ante la proposición del muchacho, menos mal que no la estaba mirando o hubiera visto como sus mejillas se encendían como fósforos que rozan una lija.
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El honor de un hombre muerto
Fiksi PenggemarTodos los personajes tienen mas de 18 años. Los herederos de M. Kido deben aliarse para defender su legado. Odios, secretos y personajes peligrosos se enfrentarán en una ciudad que tiene un protector en la sombra. El corazón de Saori estará dividido...