13.

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Si tuviera que contar las veces que le habían roto el corazón, una mano le alcanzaría. Pero eso no quería decir que fuesen menos dolorosas. Oh, por supuesto que lo eran. Vagamente venia a sus recuerdos a los 12 años cuando tuvo su primera mascota, amaba a ese pequeño cachorro mucho, hasta que un auto lo atropelló.
La primera vez que alguien lo rechazó, a sus 14, no había sido la gran cosa, un rechazo lo podría soportar, la cosa con la que no podría lidiar era la humillación cuando aquella chica esparció el rumor de que él, desesperado, le había rogado por una oportunidad, aquello estaba bastante lejos de la realidad, pero los demás lo veían así, fue el blanco de burlas por el resto del año. Luego lo de Jaebum, eso fue bastante. Y ahora que pensaba en ello, la adolescencia apestaba, fue de las peores épocas de su vida, donde no sabia que hacer, donde sacrificaba todo por complacer a sus padres y nunca ser suficiente, donde se dejó enamorar y cayó por ello. Donde se dio cuenta que no todos quienes te dicen que te aman y les importas quieren decir la verdad, y vaya que había aprendido aquello de la manera difícil.

Ahora de adulto no había mucha diferencia, bueno, quizá que ahora podría lidiar mas fácil con sus sentimientos, ya sabia distinguir entre bien y mal, y también sabia que las personas podrían decirte que te amaban pero eso no te hacia inmune a que te lastimaran. Dentro de sí aun estaba ese joven sensible, exteriorizado en un adulto llorando silenciosamente mientras miraba el café que debería estar frío ahora.
Vamos, ya he pasado por esto antes, voy a estar bien. Quería pensar que eso era verdad, pero el sentimiento de culpa y dolor seguían ahí, esperaba pacientemente que se fuera, así como Mark lo había hecho. ¿Cómo pudo decirle tan simplemente que estaba enamorado de alguien mas? ¿Por qué nunca era lo suficientemente bueno para que alguien quisiera quedarse a su lado? Llegó a la conclusión que era su culpa, si fuese mas inteligente, mas atractivo, si no careciera de alguna cualidad, si tuviese todo lo que aquella persona buscaba entonces no le dejarían, no lo usarían hasta que llegara alguien mas, alguien mejor.
Se permitió llorar un poco mas hasta que sus húmedos ojos fueron reemplazados por una mirada fría, viendo como la gente caminaba despreocupada por las calles, unos sonreían y otros miraban seriamente el camino. Anheló sentirse como uno de ellos, despreocupado, tranquilo, sin aquel nudo en la garganta. Miró la hora, medio día, vaya que el tiempo había pasado pero no quería volver a casa y enfrentarse a las preguntas.

-La cuenta por favor- Dijo cuando se dirigió al mesero que anteriormente lo había atendido.

-No se preocupe, el joven con quien estaba ha pagado- El chico, quien no debería tener ni 20 años sonrió y por un momento envidió su juventud inocente.

-Gracias- Con eso salio de ahí respirando el aire fresco y un leve olor a tierra con lluvia, tan frío y nostálgico, como si el clima describiera exactamente como se sentía.

Es como si sus pies se movieran solos, llevándolo a esa banca, frente a ese lago. El silencio lo abrazó, tampoco necesitaba palabras, ni siquiera sabía lo que necesitaba pero si sabia lo que no, y eso era volver a enamorarse, no ahora, ni mañana y ojalá que nunca.
Ya no sabia si podría volver a confiar. ¿Por qué amar y ser amado era tan complicado?.
No era como si estuviese listo para irse a la cama con algún extraño, pero quería sentirse querido, deseado, que alguien quisiera tenerlo y no dejarlo ir nunca, que se desnudara y contara sus secretos y miedos, sus sueños, que lo amara y planeara un futuro con él, con la seguridad se quedaría y lo amaría con la misma intensidad, que no hubiese alguien mejor que él.

La dulce melodía de algún artista que ahora no recordaba indicaba que alguien llamaba, de inmediato supo que era Somin.
Trató de controlar su respiración que aún era un poco agitada para que no notara que había estado llorando, porque ella tenia ese tipo de instinto, llamenlo femenino.

-¿Todo bien?- Fue lo primero que preguntó Somin -Te has ido desde la mañana y van a ser las 4 de la tarde- Su voz era calmada pero había algo de reproche en ella.

Can We Stay? | 2jae [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora