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Últimamente no bebía, de hecho había pasado un tiempo desde que no lo hacía. Creo que desde la secundaria no había tocado el alcohol pero justamente ahora era el momento en que quería ahogarme en la bebida.
Soy un tonto, y bastante, de nuevo había perdido.

Ahora estaba solo ahogándome en mi miseria. Y ni siquiera es culpa de Jaebum, es mía por aferrarme, por permitirme acercarme a el y entregarle otra parte de mi ser que se llevo consigo. Así como Yugyeom. Les había abierto las puertas de mi hogar y mi corazón, así tan inesperados como habían llegado se habían marchado y esta vez para siempre.


Im Jaebum era para mi un dolor de cabeza, de corazón, de cualquier manera me provocaba malestar pensar en él y creo que con su pensamiento me habré bebido todo lo que había encontrado.

Estaba recostado en el piso mirando al techo, coco estaba en algún lugar de la casa y yo como un maldito perdedor ebrio con el teléfono en la mano marcando el número de la única persona en el mundo en quien podía confiar.


No contestó, pero tan oportuna como siempre llegó justo a tiempo y detrás de ella una persona que se me hacía vagamente familiar.
No tenia ni fuerzas para levantarme de la posición en la que me encontraba, soltó sus cosas y se acercó rápidamente a mi agachándose preocupada a mi lado.
Aparté mi vista de su rostro, no quería ver la decepción en ellos.

-Youngjae ¿Qué haces ahí? ¿Estás bien? ¿Donde está Jaebum?- La mención de su nombre me produjo un ápice de tristeza pero la rabia la opacaba en su mayoría.

-Lo hizo de nuevo y se fue- Fue todo lo que pude decir. No, no lloré, no merecía que llorara por él, cobarde.

Y ahí estaba Somin de nuevo, recogiendo las piezas que otro había dejado.

Mis ojos se iban cerrando poco a poco perdiendo las energías de mi cuerpo. Solo sentí como Somin trataba de levantarme y la persona desconocida la ayudaba, escuché débiles voces y un sollozo.

Después nada.

-Lo sabía, no debí confiar demasiado en él- La chica furiosa caminaba de un lado a otro, sin levantar la voz porque Youngjae dormía en la habitación de al lado.

El otro chico se mantenía en silencio sin saber que decir. Jaebum alguna vez fue su amigo pero por lo que sabía, había cambiado un poco así que ¿Por qué se iría así como así?

-Somin, yo creo que hay una razón de todo esto- Trató de razonar con ella pero no cedió, no esa vez.

-¡No! No la hay, solo se aprovechó de la bondad de Youngjae para irse de nuevo, bastardo- Siseo molesta sentándose en la cama al lado de J.seph.

-Mira, sé que lo que hizo es bajo de su parte pero ¿no crees que es mejor no sacar conclusiones sin saber lo que realmente sucedió?- Habló calmadamente el pelinegro observando a la chica que se había quedado en silencio.

-Lo que sea, no quiero verlo de nuevo, porque si lo hago terminaré pateando su cara, si hay una razón detrás de eso no voy a ser yo quien lo averigüe, Youngjae me necesita.

Entonces J.seph decidió que sería él quien tomaría cartas en el asunto.










-¡Calla a ese maldito niño!- Solo gritos se escuchaban en esta casa. Nunca me había sentido tan incómodo en un lugar que se supone debería ser un hogar.

Pero no estaba ni cerca de eso, la calidez era escasa, ni hablar de la tensión palpable. Lo sabía, a Soyoung no le importaba ni un poco Yugyeom, solo quería el dinero que mis padres le habían ofrecido y yo estaba atado a ella para siempre.

Can We Stay? | 2jae [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora