veintiocho

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—Gordon cuanto más te mueves más difícil me resulta quitarte los puntos.

Había pasado poco más de una semana desde el accidente. Harry había alquilado una habitación de hotel en el centro de la ciudad; Niall y yo pasábamos el mayor tiempo posible juntos; Louis seguía con sus travesuras; Liam continuaba cuidándonos como siempre; y Zayn salía muy seguido a la calle para ligar con chicas guapas.

Gordon se encontraba sentado sobre una camilla, le estaban quitando los puntos y a él le dolía mucho.

—Creo que deberé dejar crecer mi pelo más para poder tapar esa cicatriz. — dijo señalando su cabeza y mirándome — Ya sabes, alguien golpeó mi cabeza muy fuerte.

—Ya te he pedido perdón. — dije cruzándome de brazos.

—Estás perdonada. Es sólo que me gusta verte enfadada.

—No tiene gracia.

—Lo sé, pero me da igual.

Iba a seguir hablando pero un pequeño grito consiguió que no lo hiciese.

Gordon era muy exagerado.

Maura entró a la habitación y me ofreció un sandwich que acepté gustosamente.

—Gracias.

—No hay de que.

Le dio otro a Gordon y este se lo guardó en su bolsillo.

—Ya hemos terminado contigo muchacho, puedes marcharte. — comentó la enfermera.

Los tres le dimos las gracias y salimos de ahí. Al salir al pasillo nos encontramos con Liam, Louis, Zayn, Niall y Harry sentados en la sala de espera. Al vernos se levantaron y se acercaron a Gordon.

—¿Cómo estás tío?

—¿Te ha dolido mucho?

—¿Estaba buena la enfermera?

—¿Has mutado?

—¿Tienes alguna especie de superpoder?

—¿Tienes una cicatriz muy grande?

—¿Te limpiaste los oídos antes de salir de casa?

Esas y muchas más preguntas formuladas por los chicos fueron dirigidas a Gordon en menos de diez segundos.

Algunas de las personas que se encontraban allí nos miraban con el ceño fruncido y murmuraban entre ellas mientras que otras simplemente se reían de las preguntas estúpidas.

—Chicos estoy bien, solamente me han quitado los puntos. Y no Louis, no he mutado ni tengo superpoderes y tampoco me he limpiado las orejas.

—Eres repugnante, límpiatelas.

—¡Nunca!

Dicho eso sacó el sandwich, lo desenvolvió y se lo llevó a la boca.

Al verle con él recordé que yo aún tenía el mío en la mano y no lo había empezado. Así que le imité y comencé a comer.

Niall al vernos abrió los ojos y la boca como platos y se giró hacia su madre.

—Mamá, ¿me puedes explicar por qué ellos tienen comida y yo no?

Los demás chicos al oírle le gritaron que ellos también existían, pero el irlandés les ignoraba.

—La comida es para el enfermo y para la chica, y no se hable más.

Iba a volver a protestar pero le llamé.

—Niall, te puedes comer la mitad del mío. — dije con una sonrisa.

peligro | Harry Styles #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora