treinta y cuatro

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—¿Cómo me queda este? — le pregunté a Louis.

—Espectacular, increíble, asombroso. — dijo con una amplia sonrisa en su rostro.

—Creo que me quedo con este vestido.

—Pues vamos a pagar.

Volví a meterme en el probador y me lo quité.

Louis y yo habíamos ido a comprar nuestra ropa para el baile, ya que este era en dos días.

¿Por qué tan tarde? Porque Louis tenía la absurda idea de que podríamos engordar y no nos serviría lo que hubiésemos comprado.

Mi vestido era de un color azul eléctrico, ceñido hasta la cintura y caía pomposo hasta la mitad de mi muslo.

Volví a ponerme mi ropa y salí con él en mis manos.

Tommo me sonrió y me extendió la mano para que entrelazara la mía con la suya.

Coloqué el vestido enfrente de la dependienta para que viese cuánto costaba.

—Son ciento ochenta euros. — dijo esta.

—Yo pago. — se me adelantó Louis.

—¿Qué? Ni se te ocurra, es mi vestido, yo pago.

La verdad era que nunca me había gustado que me pagasen las cosas.

—Amber, de verdad, no me importa.

—Louis, de verdad, a mí si me importa.

La dependienta resopló y ambos la miramos.

—Está bien, — dijo Louis — cada uno paga la mitad, ¿de acuerdo?

—Trato hecho.

Sacamos nuestra parte correspondiente y se la entregamos.

Rodó los ojos y metió el vestido en una funda. Nos lo entregó y señaló la puerta de salida.

Louis le sacó la lengua y nos fuimos.

—¡Qué grosera! — exclamó Louis una vez fuera de la tienda.

—Y que lo digas, sólo le ha faltado echarnos a patadas. — comenté.

—Estoy indignado.

Se cruzó de brazos y suspiró.

—De acuerdo Señor Indignado, vamos a comprar tu traje.

Entramos en la primera tienda donde los vendían.

Louis se acercó a uno de los trabajadores de la tienda y habló con él. Yo mientras tanto me senté en un banco que habían colocado frente a los probadores.

Vi como Louis y aquel hombre se dirigían a otra parte del establecimiento. Saqué mi móvil y empecé a jugar a un juego que había descargado hace poco.

—¿Llevas aquí mucho tiempo?

Alcé mi vista rápidamente para encontrarme con el rostro de la última persona a la que me apetecía ver.

Harry Styles.

Sonreía de lado y me miraba seductoramente.

—Vete o juro que gritaré.

—No me importaría que lo hicieras... — hizo una corta pausa — Siempre y cuando sea en la cama.

Me guiñó un ojo.

—No sé cómo pudiste gustarme.

—Porque te atrae lo prohibido. Acéptalo Amber, quieres aparentar ser una chica buena, pero en el fondo sabes que no es así.

—Aléjate de mí. — dije poniéndome de pie para desafiarle mejor.

—Estás loca por mí.

—Puede que eso fuese antes.

Sujetó mi cintura con sus manos y me atrajo a él. Se inclinó y me susurró en el oído.

Su perfume inundó mis fosas nasales haciendo que poco a poco perdiese la cordura.

—Aquella noche no querías que parase.

—Sí quería.

—Te hubiese gustado que te marcase.

—Jamás, tengo novio por si no lo recuerdas. — dije.

Se alejó de mí y me miró con el ceño fruncido y una sonrisa.

—¿Niall? ¿El que te abandona cada vez que puede? — dijo con voz burlona.

—Él no me abandona, ha tenido que ir a Irlanda por cuestiones familiares.

—¿Y acaso sabes cuáles son? Porque en estos momentos podría estar revolcándose con cualquiera.

No consentía que hablase así de él. Me abalancé contra Harry y di fuertes golpes en su pecho con mis puños. Este reía.

¿Acaso no le provocaba ni un poco de dolor?

Sujetó mis manos y las apartó de él.

—Te veo en el baile Amber. Recuerda, me reservaste una canción.

—Ni en tus más locos sueños.

—Una promesa es una promesa, para siempre.

—¿Y dónde han acabado las tuyas?

—Las estoy cumpliendo Amber.

Dicho aquello se alejó de mí y salió de la tienda. Llevándose con él todo lo que un día tanto quise.

O puede que siguiese queriendo.

Volví a sentarme en el mismo lugar en el que había estado antes de que Harry apareciese y continué jugando a aquel juego justo donde lo había dejado.

Diez minutos después apareció Louis con un traje plateado en sus manos.

—Creo que este es el definitivo. — comentó.

—¿Por qué has tardado tanto? — pregunté.

—Un adolescente muy raro ha empezado hablarme, vestía completamente de negro. Jamás le había visto en toda mi vida. Me preguntaba cosas sin sentido.

Asentí y le sonreí.

—Pruébate eso. — señalé el traje.

Louis entró en el probador y empezó a cantar.

No tenía remedio.

Pero, ¿y si Harry había enviado a aquel chico para entretener a Louis y así él poder hablar conmigo?

Vi a Louis salir de aquel probador. Su traje era muy elegante. Aquel color plateado combinaba a la perfección con sus ojos azules.

—Louis, estás increíble, de verdad. No puedo expresar con palabras cómo te ves.

Y era verdad, se veía espectacular.

—Gracias muñeca.

Se acercó a mí y me abrazó muy fuerte.

—Sin duda este es el elegido Louis. Cómpratelo.

Este asintió con una gran sonrisa y volvió a entrar para cambiárselo.

En cuanto salió fuimos a pagarlo y, al igual que antes ambos pagamos la mitad. Solo que esta vez la mujer que nos había atendido había sido bastante amable con nosotros. Incluso nos dijo que hacíamos muy buena pareja al creer que éramos novios, cosa que no nos molestamos en negar.

Salimos del centro comercial y llamamos a un taxi.

Louis se había venido a vivir a mi casa para que no estuviese sola.

Liam al contarles el "secuestro" de Harry, se ofreció voluntario para quedarse conmigo.

Tendimos nuestra ropa sobre la cama de uno de los dormitorios que no utilizábamos para que no se arrugase.

—¿Qué te apetece hacer ahora? — me preguntó Louis.

—Irme de fiesta.

—Eso está hecho muñeca.

peligro | Harry Styles #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora