treinta

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Tres horas habían pasado y aún no volvía. Oí la puerta abrirse y dirigí mi vista hacia ella. Un ensangrentado y golpeado Zayn pasó a través de esta casi sin poder sostenerse en pie. Me levanté rápidamente y fui hasta él.

—¿Zayn qué ha ocurrido? — pregunté alarmada.

—Digamos que un idiota se ha llevado unos cuantos golpes.

—¿Y quién es el idiota? ¿Él por lo que ha hecho o tú por ir a por él? — dije reprochándole.

—Digamos que los dos.

Miré su ojo que se encontraba de un leve color morado, su mejilla roja e inflamada.

—Necesitas que te curen. Avisaré a tu madre.

Zayn sujetó mi brazo impidiendo que pudiese buscarla.

—Ella no puede verme así. No se merece ver a su hijo en esta situación.

Hice una mueca y pasé su brazo derecho sobre mis hombros.

—Iremos a tu habitación.

Subimos las escaleras y atravesamos el pasillo lentamente. Entramos en su dormitorio y ambos nos sentamos en su cama.

—Necesito descansar por un largo tiempo. — comentó.

—¿Dónde tienes el botiquín de primeros auxilios?

—En el cuarto de baño de esta planta.

Asentí y salí del cuarto. Caminé y entré al baño. Comencé a buscar por los cajones y lo encontré en uno de ellos. Volví corriendo pero a la vez sin hacer ruido al cuarto de Zayn, estaba tendido en su cama boca arriba y su respiración era entrecortada. Me acerqué y me senté junto a él, apoyé su cabeza en mi regazo y le observé por un corto tiempo.

—Debes decirme dónde te ha golpeado.

—En todas partes Amber.

—Sé más concreto.

—En las costillas, estómago, cara, espalda y piernas.

—Llevabas razón, te ha golpeado en todas partes... Zayn tienes que quedarte en calzoncillos, tengo que curarte.

—¿No crees que vas muy rápido?

—¿Siempre tienes que bromear?

—Me gusta crear momentos incómodos.

—Y a mí me gusta vivirlos. Somos la pareja perfecta.

Zayn comenzó a desprenderse de la ropa.

—¿No crees que Niall se pondrá celoso?

—Deberías preocuparte por ti. Él es irlandés. Puede echarte una maldición con un trébol de cuatro hojas.

Intentó quitarse los pantalones pero no podía, así que me incorporé un poco para ayudarle.

—De ahora en adelante me pensaré el hacerle bromas a Niall.

—Bien hecho.

Una vez que se deshizo de los pantalones, pude ver un gran moratón en su muslo izquierdo por la parte de fuera. Coloqué un poco de crema sobre este y comencé a extenderla. Zayn arrugó su nariz a causa del dolor.

—Más despacio Amber, por favor.

Realenticé el ritmo.

—¿Qué pasará después de esto? — me atreví a preguntarle.

—¿A qué te refieres?

—No quiero que Harry vuelva a hacerte daño.

—Tranquila, tengo a los chicos.

—Hablo en serio.

—Yo también. Tú eres mi única prioridad en estos momentos.

Terminé de extenderle la crema y dirigí mi vista a sus costillas y estómago. Al igual que en el muslo tenía varios moratones y alguna que otra herida.

Y en eso se basó el resto de la noche. En curar las heridas de Zayn.

A la mañana siguiente fuimos juntos al instituto. Su madre nos llevó en coche. Zayn había utilizado la excusa de que tropezó por la noche y se cayó por las escaleras. Por alguna razón su madre le había creído. O puede que no.

Una vez que Tricia nos dejó en frente del establecimiento yo bajé antes para poder ayudar a Zayn. Nos deseó buena suerte y arrancó.

Caminábamos a paso lento. Zayn sentía un gran dolor en su pierna izquierda y cojeaba debido a eso.

No vimos a ninguno de los chicos.

Le llevé hasta su clase y le acompañé a su asiento. Me dio las gracias y yo salí de esta.

Iba por los pasillos con rapidez. Buscaba a alguno de los chicos para informarles de lo que había pasado y que entre todos debíamos ayudar a Zayn. Sentí la mirada de alguien, di la vuelta y mi cara se tornó seria.

Harry. Me miraba fijamente.

Su labio partido, su ojo ligeramente cerrado y morado, sus nudillos estaban en carne viva. Su expresión no mostraba ningún sentimiento. Simplemente me miraba.

Le saqué el dedo del medio y continué caminando.

Es decir, había intentado sobrepasarse conmigo y actuaba como si no hubiese ocurrido nada.

Entré en mi clase y me senté donde siempre. Aún no había empezado y Louis tampoco había llegado.

Poco a poco comenzó a llenarse. Cada uno ocupaba su puesto o simplemente se quedaba de pie hablando con otros. Vi a Tommo aparecer por la puerta y me levanté, este me sonrió y se acercó a mí. Besó mi frente y acarició mi mejilla.

—¿Qué tal muñeca?

—No te vas a creer lo que sucedió ayer por la noche.

peligro | Harry Styles #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora