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Salí de la sala de cine con mi madre, y no voy a mentir, no fui capaz de prestar la más mínima atención a la película. Literalmente lo único que había hecho era cuestionarme toda mi vida en una sala oscura dónde resonaban chistes malos y vulgares del espectáculo.

—Entonces, ¿adónde vamos a comer? —preguntó Mamá.

No respondí debido a que la oía lejos. Honestamente quería ir a casa, pero no era capaz de decirle eso, después de todo era una salida que había preparado para hacerme sentir mejor.

—¿Mila?

Pestañeé un poco.

—Cualquier lugar estaría bien, Má. Escoge tú, siempre me toca a mí.

—¿Estás bien? —insistió ella otra vez con esa pregunta.

—Claro —respondí con forzando una sonrisa—. ¿Nos vamos?

Mamá no dijo nada y se limitó a asentir.

Al salir del cine, tuve que buscarme una enorme excusa para no tener que pasar por la confitería para despedirme de Eren, y para mi gran fortuna, Mamá, por primera vez en su vida, no cuestionó nada, era de suponer que ya había entendido que la situación con Eren era más complicada de lo que ella quería comprender.

Mamá escogió un restaurante de __ (tu comida favorita), demostrando una vez más que ella estaba bien al tanto de que no me encontraba en el mejor humor.

Nos sentamos al lado de una ventana, viendo como pequeñas gotas de lluvia caían en el vidrio y componían un ritmo que para mí era bastante relajante y hasta reconfortante.

—Entonces, ¿qué vas a comer? —irrumpió Mamá, haciendo que me diera cuenta que ya habían traído los menús.

—Supongo que __ (tu plato favorito) —respondí.

—¿En serio? Siempre comes lo mismo, ¿por qué no pides algo diferente?

—Sabes que me da miedo ponerme creativa con mis pedidos —traducción: "estoy intentando seriamente no entrar en cólera, por favor no me hagas preguntas innecesarias".

—Cómo digas —respondió ella, rindiéndose a lidiar conmigo una vez más.

Llegó un mesero de aproximadamente cuarenta años, quién le estaba dedicando sonrisas coquetas a mi Madre, y a ella no pareció molestarle en lo absoluto. Él tomó nuestra orden y no se retiró sin antes guiñarle un ojo.

—Vaya, Mamá. Veo que no pierdes tu encanto —resumí con sarcasmo debido a la incomodidad ante la interacción tan descarada.

—Ay, vamos. ¿No puedo sentirme orgullosa de llamarle la atención a alguien guapo? —comentó algo emocionada.

—Dale el número, para que puedan ir a cenar junto con Papá cuando llegue —recriminé, levantando las cejas y mirando en otra dirección.

Mamá en juego me golpeó suavemente con una cuchara, intentando hacer la situación más amena aclarándome que era solo un mal chiste. Me sentí culpable al hacerla sentir mal, por lo que le tomé la mano y comencé a entablar una conversación más amistosa, hablando de la película y de ese actor gordito que tanto le gustaba.

Finalmente, nuestra comida llegó, con el mesero teniendo la misma enorme sonrisa de antes.

__ (tu comida favorita) para la señorita —dijo este poniendo el plato en frente de mí—. Y bistec para la hermosa mujer.

Levanté las cejas ante mi madre, la cual se limitó a asentir con una sonrisa cordial.

—Por cierto —irrumpió el hombre—. El caballero de la mesa dos le envía este postre de __ (tu fruta favorita).

EXAMEN ✎ levi / eren y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora