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—¡Llegué! —grité mientras me quitaba los zapatos.

Escuché un maullido de Lois antes de verlo aparecer por el pasillo, acercándose para rozarse por mis piernas.

—Hola guapo —lo cargué—. Conque mamá no está en casa ¿eh?, ¿tienes hambre?

Me dirigí a la cocina y serví su comida con algo de agua y lo dejé comiendo tranquilamente.

Me fui a mi cuarto, encendí mi computadora y comencé a hacer los cortos deberes de principio de año escolar. Recordé mi momento de "detención" con el Maestro Ackerman y mi estómago dio un cosquilleo. Había sido... ¿"increíble" sería la palabra apropiada? Jamás me había sentido tan comprendida, es que hasta a veces Armin me miraba como si estuviese loca.

En ese momento, mis pensamientos fueron interrumpidos por mi laptop. Era una video llamada de Eren, lo contesté.

—¿Mila? ¿Me escuchas? —preguntó.

—Hola Jeager— dije con una sonrisa.

Suspiró en alivio.

—¿Cómo te fue con el enano? ¿Te dijo algo?

—Es más amable de lo que se ve— dije con una sonrisa—. También le gusta leer mucho.

Bufó.

—Por supuesto que le gusta, es un vejete —se quejó—. Me da mala espina. Es todo misterioso... y sus ojos son raros.

—Los tuyos también, tonto —comenté burlona.

Él se cubrió los ojos en reacción mientras negaba con la cabeza.

—Pero al menos los míos son más místicos —comentó en lo que se quitaba las manos del rostro.

Me mordí el labio para evitar una risa ante el bobo comentario.

—Es verdad. Son lindos.

En ese momento se cubrió la boca y miró a otra parte con el ceño fruncido.

—No me des halagos de repente, sabes que me pone nervioso.

—Quién diría que el terco y agresivo Jeager tendría una debilidad ante los cumplidos.

—¡No la tengo! Cállate y has tu tarea, Rangel.

Quizá lo molesté demasiado, pareciera que le hubiera molestado más de lo normal. Pero entendía que Eren era así, se alteraba de repente y luego se le pasaba con rapidez.

—¿Ya hiciste la tuya? —le pregunté ya cambiando el tema.

Él se recostó en su silla.

—¿Acaso crees que voy a leer dos páginas para el segundo día de clases? Estás loca.

—No quiero sonar como Carla, Eren. Pero sabes que debes esforzarte este último año, no te dejarán graduarte si no obtienes buenas calificaciones.

—¿Qué más da? Estudiar no es lo mío —bufó—. Algún día estaré en la milicia, para eso soy bueno.

Hice un puchero.

—¿Eso quiere decir que no quieres estar en la graduación con Armin, Mikasa y conmigo?

—O-Oye Mila... no me mires así.

Logré que una lágrima saliera de mi ojo.

—No me dejes sola, Eren...

—¡N-No llores Mila! ¡Lo siento, haré mi tarea, lo juro!

Sonreí inmediatamente.

—¡Genial! Estoy muy orgullosa de ti.

EXAMEN ✎ levi / eren y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora