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―¡Me voy! ―grité saliendo por la puerta de mi casa.

―¡Espera! ―llamó Mamá―. Un besito de despedida.

―¡Má! ―sonreí con cierta irritación.

Me dio un beso en la mejilla

―Ten un feliz último primer día, cariño. Te amo.

―Yo a ti ―dije abriendo la puerta y saliendo.

Solía caminar a la escuela a diario, más que todo para no quitarle tiempo a Mamá con el tráfico y que así llegara rápido al trabajo, además de que ayudaba al cardio y también para apreciar la hermosa y soleada mañana. Ahí voy otra vez pensando tonteras sacadas de libros; la "única y diferente", dirán. Me doy pena a veces, lo admito.

A los veinte minutos, llegué a la escuela y me dirigí inmediatamente a mirar la lista de aulas. Cruzaba los dedos porque me tocara con al menos uno de los miembros de mi grupo de amigos. Sería la última vez que compartiríamos todo un día seguido juntos, después de todo.

Busqué mi nombre en las largas listas, hasta que encontré mi nombre escrito en el aula 3-B. Mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz llamándome.

―¡Mila! ―la voz de Eren resonó en mis oídos.

Me giré para ver su sonrisa en lo que se acercaba a mí rápidamente.

―¡Eren!

Sin pensarlo dos veces, él se me abalanzó encima, haciendo que diera dos pasos hacia atrás. Solté un grito ante la abrupta acción, pero al final no pude hacer más sino reírme, también lo había extrañado.

―Te extrañé mucho, enana ―me agarró los hombros y miró la lista―. ¡Oh, qué bien! ¡Hemos quedado en la misma aula!

―Empezamos bien ―respondí sonriendo y agarrando sus muñecas con suavidad.

Eren y yo nos fuimos hacia el aula en cuestión mientras él me contaba de sus anécdotas en Alemania. Estaba fascinado con el lugar, decía que era hermoso y que esperaba volver pronto.

―Quiero vivir ahí cuando acabe la escuela ―dijo con sus ojos esmeralda brillando contra el sol que entraba por la ventana.

―¿Y me dejarás a mí sola? ―sonreí pícara.

Él puso su brazo alrededor de mi hombro.

―Como si eso fuera a permitirlo. Te llevaré conmigo, es un juramento ―me mostró su dedo meñique.

―Hmm, no es que Alemania estuviese en mis planes. Pero siendo que insistes, acepto el juramento ―dije juntando nuestros meñiques y apretando antes de soltarnos.

Escogimos asientos que estuvieran cercanos para que pudiera seguirme contando de su visita a los diferentes sitios turísticos a los cuales asistió, al igual que las universidades e ingresos militares a los cuales quería asistir una vez se graduara.

―Oye, ¿y Mikasa y Armin? ―pregunté de repente―. No los vi en la lista de este salón.

―Mikasa me dijo que había quedado en el aula 3-A, quedamos de vernos a la hora del almuerzo con Armin. Por cierto, ¿viste quién será nuestro maestro encargado?

―No, ¿quién es?

―¡Chan, chan! Vas a estar feliz por esto, porque no es nadie más ni menos que tu adorado maestro Pixis. Cosa que a mí ahora me da un poco de miedo.

―Eren, si exageras. A Sasha la regaña más que a ti ―comenté.

―A ella la regaña un momento y luego la deja en paz ―se defendió―. A mí en cambio siempre me pone en ridículo en frente de toda la clase... sólo por ese estúpido comentario de hace dos años.

EXAMEN ✎ levi / eren y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora