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Sábado, 6:57 pm.

Mikasa estaba haciendo mi maquillaje. Se suponía que nos iríamos antes de las 7:30 para evitar la mayor cantidad de tráfico posible y para llegar en un punto menos pesado de la fiesta.

—Escuché que van a haber personas mayores en la fiesta —comentó Mikasa.

Me esforcé para no abrir los ojos en son de sorpresa y un poco de miedo.

—¿Por qué? Pensé que éramos sólo los del instituto.

—Petra es una estudiante universitaria después de todo, no creo que quiera quedarse de chaperona a puro bebé de preparatoria —guardó la brocha—. Pero puede llegar a ser divertido, conocer personas nuevas... más maduras. Llegar preparadas a la universidad, conociendo gente de antemano.

—Es un buen punto... no quita el hecho de que me intimide mucho, pero puede ser una buena experiencia.

Mikasa sonrió ante mi comentario.

En ese momento, Eren se asomó para apoyarse en el marco de la puerta.

—Ya el auto está listo. Nos vamos pronto para recoger a Armin —anunció.

Mikasa y yo lo miramos.

—Todavía nos falta —dijo Mikasa—. Ve y arréglate mientras tanto.

Eren levantó los brazos.

—¡Pero si ya estoy arreglado!

Estaba vestido con una camisa azul oscura de manga larga que llevaba unos cuantos agujeros tanto en el cuello como en la parte de abajo con un chaleco negro, jeans oscuros y unos botines.

—Te ves como un vagabundo —criticó Mikasa.

No pude evitar soltar una risita ante el comentario.

Eren la miró con desagrado.

—¡¿Vagabundo?! ¡Pero si estoy a la moda! ¿O no, Mila?

Lo examiné nuevamente.

—No está mal... pero honestamente creo que podría ser mejor.

Su expresión se suavizó ante mi observación.

—Revisaré si tengo algo más —dijo antes de devolverse a su cuarto.

Mikasa me miró con una sonrisa pícara.

—¿Por qué me miras así? —le pregunté algo intimidada, era raro verla hacer ese tipo de muecas.

Ella prosiguió con mi maquillaje.

—¿Acaso no lo notas o te estás haciendo la tonta? Eren babea por ti.

Me levanté un poco con sorpresa, de la forma menos brusca posible para no dañar el trabajo de mi amiga.

—¿De qué rayos hablas?

—No te muevas si no quieres que te apuñale con el delineador —musitó algo irritada—. Eren habla de ti siempre que puede, hasta cuando está dormido.

Sentí como mis mejillas ardían, y como mis ojos se ponían llorosos con vergüenza. En cierta parte esperaba que sólo se tratase de una broma o un comentario fuera de base para sacarme una reacción. El tema estaba comenzando a quitarme momentos de sueño, por lo que ya quería dejarlo de lado por un momento, debo aclarar que de forma genuina no sabía si era que me incomodaba o sólo que me daba demasiada vergüenza.

—O vaya... mira, ¡ya no tengo que usar rubor! —dijo con burla.

Le pegué juguetonamente en el hombro para disimular un poco el sonrojo.

EXAMEN ✎ levi / eren y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora