El invitado

130 6 0
                                    

Narra Eiko
Subí rápidamente las escaleras y me encerre en mi cuarto, no podia creerme que Alan no dijera nada al respecto, solo se quedó callado ante las burlas de Natalia. Odiaba a esa chica, que se creía? Abrieron la puerta y tire la almohada, no quería que nadie me molestara.
-- Sal! Dejame sola!
-- Eiko, espera, tengo que decirte algo.
-- No me molestes Andrew!
-- Es sobre Alan, me ha pedido que te diga algo.
-- Dilo y sal de mi cuarto.
-- Me ha dicho que todo lo que dice Natalia es mentira, ella está locamente enamorada de él y no quiere que nadie se lo robe, él te quiere de verdad y quiere que sepas que hará lo posible para que Natalia se vaya de su casa para poder estar contigo.
-- No es una mentira más?
-- No.
-- Esta bien, le creeré por ahora.
-- Ah si, tu madre dice que bajes a cenar.
-- Ahora bajo.
-- Te espero, princesa. - Se acercó a mi y me besó la cabeza.
Me quedé callada, a que venía eso? Él nunca se portó bien conmigo.

Me arreglé un poco, bajé y me dirigí al patio, ya estaban todos ahí, hablando y riendo.
-- Eiko, ya era hora de que bajaras! - Me dijo Andrew, me cogió de la mano y me acompañó a la mesa.
-- Oye, en teoría tu eres el invitado, no hace falta que te molestes en hacer esto.
-- Claro que no me molesta, estoy encantado de ayudarte.
-- Me parece raro que un chico que conozco toda mi vida nunca se haya comportado amablemente conmigo y después de 10 años si lo haga. Estas bien?
-- Si, solo que ahora no se por que me atraes.
-- Increíble, en toda mi vida nadie se ha interesado por mi y en este último  año han aparecido cuatro chicos.
-- Será la madurez.
-- Madurez o no es muy raro que me pase esto.

La cena fue bastante entretenida, muchos comentarios de recuerdos del pasado... Sobretodo recuerdos juntos, Andrew y yo no parabamos de reír. Al acabar de cenar estuvimos escuchando música en mi cuarto y luego se fue, sobre las 23h. 

Me puse el pijama, apagué la luz, cerré los ojos y me sumergí en mi imaginación; pero algo escuche de fuera, venía de mi terraza, salí y una mano me tapó la boca haciendo que retrocediera, encendí la luz de mi lamparita y vi quien era.
Alan.
-- Menudo susto me has pegado gilipollas! - Dije molesta en susurros.
-- Lo siento, no quería que Natalia te escuchara y se despertara.
-- Hmp.
-- Se que pensarás de mi, pero te lo juro, solo te quiero a ti como novia.
-- Claaro, Natalia lo ha confesado.
-- Natalia no es nada para mi, ella solo me tiene a mi como amigo y bueno, supongo que no me quiere perder...
-- No me extraña que no tenga más amigos.
-- Los celos te están comiendo la mente.
-- Mira quien fue ha hablar, señor don celoso.
-- Yo al menos acepto que esté celoso.
-- Yo no estoy celosa, yo estoy molesta. Por favor, vuelve por donde has venido y déjame dormir.
-- Te prometo que haré lo posible para demostrarte lo mucho que me gustas y lo mucho que te quiero. - Se subió a la barandilla de mi terraza y por último dijo: No te voy a perder por una simple niña que estuvo años enamorada de mi pero que mis sentimientos hacia ella son nulos. - y se volvió a su terraza.
-- Ha pasado algo? He oído ruidos.
-- Andrew?! No te habías ido? - Me sorprendí.
-- Si, pero a mis padres les han llamado del trabajo para arreglar un asunto y me han dejado a dormir aquí. No te molesta, no?
-- No, tranquilo, solo que me he sorprendido.
-- Es tarde, deberías dormir.
-- Si, tu también deberías - bostecé.
-- Hasta mañana. Buenas noches, dulces sueños, descansa.
-- Igualmente, hasta mañana.

- A la mañana siguiente -
-- Vamos dormilona, es hora de desayunar. - Me dijo Andrew.
-- Ya voy, ya voy...
Bajé, estaba Andrew tomando unas tostadas con mermelada y zumo de naranja.
-- Buenos días. - Me dijo bebiendo su zumo de naranja.
-- Buenos días.- Dije.
-- Quieres ir a dar una vuelta luego?
-- Esta bien.
-- Por cierto, tus padres y los míos se han ido de viaje por unos días para recordar los viejos tiempos.
-- En serio?! Otra vez se han ido? Últimamente me dejan sola todo el tiempo.
-- Y eso es malo o bueno?
-- Ni lo uno ni lo otro.
-- Hahaha, tranquila, yo me quedo unos días en tu casa.
-- Que?!
-- Yo haré de tu hermano mayor.
-- Ja ja que gracioso, solo eres más mayor que yo por 3 días.
-- Y no debes olvidarlo.
--"Y ni dibis olvidirli"
-- Te mofas de mi, pequeñaja?
-- A quien llamas pequeñaja?
-- A ti, pequeñaja.
--  Te vas a enterar - Le arroje el cojín del sofá a la cara.
-- Me desafías? - Cogió otro cojín y se preparo para golpearme con él.
-- Tu que crees? - Le miré desafiadamente y me puse en posición de ataque.
Nos preparamos para la pelea de almohadas pero tocaron el timbre, siempre fastidiaban los buenos momentos.
-- Si? Quien es? - Dije por el interfono.
-- Soy el cartero, vengo a dejar un paquete para Eiko Yang. Esta en casa?
Abrí la puerta.
-- Si, soy yo.
-- Tenga usted - Me entregó el paquete.
-- Muchas gracias.
Se fue y entre a casa.
-- Quien era? - Preguntó Andrew.
-- Era el cartero, tenía que entregarme un paquete, me parece que es una sudadera que encargué por Internet.
-- Ah vale.
-- Voy ha abrirlo. - Cogí un cuter y empecé a cortar la cinta adhesiva.
Saque lo que había dentro y, efectivamente, era la sudadera. Era una sudadera, naturalmente negra, con unos decorados en azul neón, detrás de ésta ponía Agust D, un rapero coreano que me encantaba. Me la puse al momento, me hiba enorme y me gustaba.
-- Con eso puesto pareces más enana de lo que eres.
-- Gracias, majo. - Dije con ironía.
-- De nada, maja - No pudo evitar reír.
-- Con esto puesto estoy muy calentita, vale? - reí.
-- Vaa un abrazo calentito.
-- Vaaale. - Le abracé.
-- Bueno, quieres ir a la pista de hielo que siempre ponen para Navidades?
-- Guay - Dije con entusiasmo.

Nos preparamos, cogimos una bufanda, unos guantes y una sudadera, listos. Nada más salir nos encontramos con Karen y Eric, Javier, Anna, Julia, y como no, Natalia y Alan.
-- Ustedes van también a la pista de hielo? - Dijo Natalia.
-- Si, quiero ver a esta patosa caerse de culo sobre ese hielo - Dijo Andrew.
-- Ya veremos quien es el que se cae antes. - Dije.
-- No hay duda de que serás tu. - Dijo Andrew.
-- Dices que me caeré yo pero no será así, ya lo verás.
-- De seguro nos cortan el rollo como esta mañana con el cartero.
-- Seguro, tengo esa suerte. - Dije - Vosotros también vais?
-- Si! Podríamos ir todos juntos, que os parece? - Dijo Natalia.
-- A mi me parece bien - Dijo Anna.
Después de esa conversación nos dirigimos todos hacia la pista de hielo.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora