Tranquilidad por fin?

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Narra Eiko
Recibí la carta de Andrew, me emocionó pero... Al salir al balcón vi a Alan y a Natalia, Alan ya no era nada para mi, perdí mis esperanzas de volver con él y parecía feliz junto a Natalia. El olvidarle me dolía, así que me fui a mi cuarto y me puse a dibujar, a ver si con eso me distraía.
-- Eiko?
-- Dime, Andrew.
-- Estás bien?
-- Si, por que preguntas?
-- No comes mucho estos días y te veo decaída, cuéntame que te pasa, anda.
-- Ya sabes, mis tormentos del día día.
-- Entiendo, que quieres hacer para distraerte?
-- Nada... Ya estoy bien así, déjalo.
-- Eiko, vas a estar toda tu vida así? Tienes que afrontarlo de una vez. Olvidale, joder!
-- Lo se! Pero no se como hacerlo! Dejame! Es muy fácil decirlo pero ponte en mi lugar!
Nos callamos.
-- Por que no... Lo intentas conmigo? - Dijo.
-- Andrew... Ya hemos hablado de eso, yo quiero a Alan.
-- Lo se, pero él a ti no.
Me dolió.
-- Imbécil! - Le grité, cogí mis cosas y me marché. Me fui al tren y me dirigí a la montaña, no quería estar cerca de ellos, ni de Alan y la arpía ni de Andrew.
Llegué a un pequeño restaurante y paré a comer allí, era muy tranquilo; al parecer tenían un pequeño hostal y decidí pasar allí la noche, ese día quería estar sola.
-- Buenas tardes, señorita, desea algo? - Me dijo una anciana.
-- Si, quiero una habitación para pasar la noche.
-- Muy bien, el pagamiento será mañana a partir de las tres de la tarde.
-- Muchas gracias. - Sonreí. 
Pasé la tarde en el jardín del hostal, leyendo y con teléfono apagado.
Los jardines estaban conectados por caminos hacia la montaña y el bosque, había mesas y sillones para relajarse.
-- Hola. - Me dijo la anciana de la recepción.
-- Hola, me gusta mucho este sitio, esta muy bien cuidado.
-- Me alegra que te guste, y dime, como una jovencita como tu esta en un sitio como este?
-- Bueno, quería distanciarme de unos problemas que me pasan.
-- Un chico verdad?
-- Más bien, dos.
-- Jajaja que suerte tienes.
-- Jajaja no crea.
-- No me hables de usted, llámame Pinako. - Me sonrió.
-- Esta bien, me llamo Eiko. - Sonreí. 
-- Encantada.
Pasé un rato hablando con Pinako, me explico su vida en el campo des de pequeña y luego me estuvo preguntando sobre mis problemas.
-- Sencillamente lo único que te digo es que sigas a tu corazón, según dices quieres a ambos muchachos pero a uno no lo ves como algo más aunque os habéis besado y al otro lo ves muy fuera de tu alcance.
-- Exacto.
-- Bueno, no pierdes nada en mantener tu esperanza de volver con él.
-- Puedo... Hacerte una pregunta rara?
-- Rara? De que se trata?
-- Es posible cambiar nuestro destino si tu quieres?
-- El destino? Yo creo que depende de la persona, pero si, todo aquel que desee cambiar su destino deberá tener constancia y deberá invertir mucho esfuerzo en su empeño, y tener algo más importante.
-- Algo más importante?
-- Tener mucha voluntad para cambiarlo y paciencia.
-- Mucha voluntad...
-- Bueno, te llevo a tu habitación, es por aquí.
-- Gracias.

Pasé la noche muy bien, se estaba muy cómodo. Encendí el mobil, recibí 4 llamadas de Andrew y 2 de mi madre, estarían preocupados, así que llamé a mi madre.
-- Hija, donde estas? He llamado a tu casa y Andrew me ha dicho que te has ido de casa.
-- Estoy cerca de casa pero en la montaña, estoy pasando la noche en un hostal.
-- Esta bien, no me des esos sustos y llama a Andrew, cuando me ha cogido el teléfono estaba muy preocupado y me parece que había llorado.
-- Ahora lo haré, perdón por las molestias.
-- Tranquila, ya me imagino que debe estar pasando.
-- Gracias.
Llamé a Andrew.
-- Eiko! Donde estas! Voy a buscarte!
-- Tonto! Es muy tarde, mañana regresaré.
-- Tonta tu! Como eres capaz de escaparte de casa?!
-- Tu me obligaste a hacerlo! Me estabas hablando de él y me sentía presionada...
-- Soy demasiado estúpido, siempre te hago llorar y me perdonas después de todo.
-- Te perdono porque eres importante para mi pero... No creo que como algo más que un amigo, y te considero como un hermano.
-- Esta bien, no te presionare tanto, nos vemos mañana, buenas noches.
-- Buenas noches.

Narra Alan
Era de noche, esa noche le diría a Natalia que todo se acabaría.

-- Natalia

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-- Natalia.
-- Dime, amor.
-- Tengo que decirte algo.
-- Explica.
-- Dentro de dos días te vas a ir a Suiza.
-- Que?! Por que?!
-- Tus padres se van a trabajar allí y tienes que ir con ellos.
-- No pienso marcharme!
-- Tus padres ya tienen una casa allí, tienes que irte.
-- Pues vendrás conmigo!
-- No pienso ir, yo me quedaré aquí con mi...
-- Con tu novia? Eiko? Ja! Ella te odía.
-- No! Ella te odía a ti.
-- Hmp! Haré que desaparezca de este mundo!
-- Asesina...
-- Y que si lo soy? No me iré sin antes matarla.
-- Loca, fuera de mi casa!
-- Encantada, ya nos veremos en el entierro de Eiko. - Y se marchó.

No me podía creer que Natalia hubiera sido mi amiga de la infancia durante años, era una psicópata.
La noche fue muy inquieta, incluso llamé a Andrew por mi preocupaciones.
-- Andrew?
-- Dime Alan.
-- Le pasa algo a Eiko? No me coge el teléfono.
-- No está aquí.
-- Como que "no está aquí"? Donde esta?
-- Se ha ido, según ella está por la montaña, cerca de aquí en tren.
-- Vigilale, Natalia planea matarle antes de irse a Suiza. - Alerté.
-- Esta bien, mañana regresa pero no se... Yo no quiero que sufra más por tu culpa, le has causado mucho dolor...
-- Lo se muy bien...
-- Ella tiene razón: le hablamos amistosamente, le queremos  y luego dejamos de hablarle sin ningún motivo, haciendo que su dolor cada día aumente. Y yo mismo me incluyo en ese grupo.
-- Soy un caso perdido...
-- Ya somos dos.
-- Bueno, ya me dirás mañana si aparece.
-- Vale, te enviaré un mensaje. - Me dijo Andrew.

Al día siguiente
Narra Andrew
Llamé a Eiko para decirle que la recogería en la estación de trenes, tenía que estar pendiente de lo que podría pasar.
-- Eiko! Aquí!
-- Andrew! Voy!
Se paró en el paso de peatones pero vi a Natalia, le empujó a la carretera cuando justamente pasaba un camión, lo vi todo con mis propios ojos, Natalia se escondió entre la multitud detrás de ella para arrojarle.
Será puta.
-- QUE ALGUIEN LLAME A LA AUMBULANCIA! - Grité.
Gente me ayudó a mantener la calma, estaba demasiado afectado, no quería que muriese.
-- Andrew... No pasará nada... Estoy bien...
-- Como vas a estar bien?! Te acaba de arrojar una psicópata y te has golpeado contra un camión!
Me puso la mano en la mejilla y yo puse mi mano encima de la suya.
-- Tranquila, todo estará bien, ya lo verás... Todo... Se... Pondrá... Bien... Como antes... - Tartamudee
-- No llores... Donde esta ese chico rudo del cual estuve enamorada años?
-- Sigue... Pero contigo me es imposible mantener el alma fuerte...
En ese momento llegó la ambulancia.
-- Quiere subir, joven?
-- Si, por favor.
-- Puede llamar a sus padres al llegar al hospital.
-- Muchas gracias.

Llamé a sus padres, estaban muy tristes, me pidieron que le cuidara esos dos próximos días, que ellos volverían en tres días para saber lo ocurrido; pero les conté todo. No se creyeron al principio pero luego empezaron a darle sentido a todo.
-- Yo veía a esa chica con malas intenciones. - Dijo la madre de Eiko.
-- Y las tiene, ahora se ha ido a Suiza, espero que con eso Eiko esté mejor.
-- Gracias por cuidar de mi hija, te estoy muy agradecida y sentimos mucho no poder estar allí, parecemos unos padres irresponsable por dejar a nuestra hija sola.
-- No hay por que agradecer, le tengo mucho aprecio a su hija.
-- Serias muy buen yerno.
-- Jejeje no lo crea.
-- No seas modesto, te... Interesa mi hija?
-- Si, la verdad es que si pero a ella le gusta Alan.
-- Ella ya decidirá con quien estar, solo necesita tiempo para darse cuenta.

Luego de hablar fui a la habitación de Eiko, estaba dormida, me quedé observandola hasta que me dijeron que me tenía que ir.
Ese día fue vacío, mi alegría de casa estaba en otro sitio, sin su risa, sin su olor y sin su calor... Le amaba.

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