"Nuestra amistad" Parte 3-

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-Gracias –dije-. Por todo esto.

-¿Por todo, qué? –me preguntó confuso, mientras arrancaba y ponía rumbo a First Ave.

-por llevarme en coche, por la entrada, por salvarme la vida –dije, dándole detalles.

-Oh, por eso. –Se echó a reír -. No es ningún problema. Confía en mí.

-Pero que no sea ningún problema para ti no significa que no te esté agradecida –le hice notar.

-De acuerdo –concedió-. De nada, entonces.

Estacionar en el centro era imposible, pero consiguió encontrar un hueco a media manzana del local. Era evidente que Harry podía caminar mucho más rápido que yo, pero disminuyó el ritmo para seguir a mi altura, y me sentí culpable por retrasarlo.

Cuando llegamos a la puerta eran casi las siete y sabía que en parte era por mi culpa. Empecé a disculparme, pero no me hizo ni caso.

En cuanto me percaté de la cantidad de gente que había allí dentro, me resigné a quedarme atrás y a no ver ni por asomo el escenario. Pero Harry me agarró de la mano y nos sumergimos en la muchedumbre. La sensación de su tacto era muy especial. Su piel no estaba ni caliente ni fría. Era… como si no tuviera temperatura. Y a pesar de que era tremendamente suave, no pude evitar que me recordara la piel de un lagarto, que, al no poder regular su temperatura corporal, mantiene la del lugar donde está o la que quienquiera que lo toque.

Conseguimos acercarnos al escenario, pero de poco me sirvió porque yo soy bajita. Cuando salió el grupo a escena y la gente se precipitó hacia delante, acabé con la cabeza aplastada contra la espalda del tipo que tenía enfrente.

Harry consiguió mantenerse en su lugar y crear incluso un pequeño espacio a su alrededor sin que nadie lo apretujara. Se percató en seguida de lo apurado de mi situación y, con una habilidad asombrosa, me levantó en brazos y me subió sobre sus hombros, con mis piernas colgando a lado y lado de su cuello.

De repente cobré consciencia de que yo pesaba en torno a los cincuenta kilos y que debía de pesarle mucho. Veinte kilos ya son muchos cuando lo cargas encima.

-¡Suéltame cuando notes que te peso mucho! –grité por encima del estruendo de la música.

-¡No pesas! –me gritó Harry a modo de respuesta. No lo creí, claro está, pero sabía que aunque pasara otra cosa o me lo diría.

No flaqueó ni hizo el mínimo ademán de querer bajarme al suelo en toda la actuación, que fue espectacular, por cierto. Cuando la multitud empezó a dispersarse, yo seguía aún montada sobre sus hombros y pensé que acabaríamos abandonando el local. Pero al final me depositó en el suelo.

-¡Tú debes de zamparte una dosis doble de cereales vitaminados al día! –dije cuando me hubo bajado.

-Pero ¿de qué hablas? –dijo Harry, mirándome como si estuviera loca.

-¡Estás superfuerte! –Y, sin pensarlo, le toqué el bíceps esperando palpar una cantidad impresionante de musculatura escondida. Pero, la verdad, era un brazo normal. Tenía musculatura, sí pero no tanta como para aguantar cincuenta kilos en dos horas.

-Lo cierto es que no pesas nada. –Harry empezó a andar, intentando dar por terminada aquella conversación, pero yo eché a correr tras él.

- ¿Hacia qué ángulo pretendes dejarme? –le pregunté, tratando de parecer más graciosa que chismosa.

- Hacia el isósceles –respondió Harry bromeando.

- ¿Qué? – De haber estado allí Niall, seguramente le habría encontrado la gracia. Pero la geometría no era lo mío.

-Me has preguntado hacia qué ángulo, y yo te he respondido que hacia el “isósceles” –se explicó Harry, mirándome para asegurarse de no perderme entre la gente-. Es un tipo de triángulo con dos lados iguales. Claro que en realidad no es un ángulo y que debería de haber respondido algo así como obtuso o agudo, pero he pensado que eso habría sonado como si pretendiese molestarte o como si te estuviera tratando de tonta. Tendría que haber dicho oblicuo. Tengo que recordarlo para la próxima ocasión.

-Eres la persona más críptica que he conocido en mi vida –dije con un suspiro.

Salimos al aire fresco de la noche y me cubrí la cabeza con la capucha de la campera. En condiciones normales, aquel airecillo habría resultado agradable después de haber estado sudando y apretujada en la pista, pero como había pasado la velada sobre los hombros de Harry, no había pasado calor en absoluto. Él tampoco se veía sudado después de haber estado tanto rato peleándose por mantener su parcela delante del escenario, y el frío tampoco parecía afectarle. Me sentí tentada de tomarlo de la mano para comprobar su temperatura corporal pero me pareció de mal gusto.

-¿Lo has pasado bien? – me preguntó Harry de camino hacia el coche.

-Mucho –le respondí, sonriente-. ¿Y tú?

¿Blood or love? {Harry Styles /Zayn Malik y tu}/ Terminada<3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora