La Maldicion De Eros IV

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El día estaba pasando rápidamente, mas rápido de lo usual, faltaba una hora para el atardecer y solo me faltaba un punto de la lista de Cupido.

"Debes Traerme el vino mas añejado de la región"

Jesús y yo estábamos tirados en la alfombra de la sala de mi departamento totalmente cansados por ir corriendo de un lugar a otro.

-Donde quitare un vino añejado? Dije suspirando ya con totalmente vencido.

Jesús solo estaba en silencio con la mirada perdida.

-En menos de una hora Cupido vendrá y lo peor no es que el tendrá la razón, lo peor es que quedare maldito por un estúpido vino, acaso es un Dios alcohólico?.

Mientras yo seguía hablando prácticamente solo, pues Jesús no decía palabra alguna, de pronto lo veo levantarse rápidamente de la alfombra.

-Que te pasa? a donde vas? Dije gritándole mientras se alejaba sin decir nada.

Me encontré totalmente solo en mi departamento, mi amigo se fue dejándome solo de verdad.

El resto de la hora paso y cuando el atardecer ya estaba terminando en medio de un destello de luz aparece el Dios del amor en mi sala esperando su victoria.

-Como te ha ido querido humano?, terminaste la lista supongo?

Solo lo observe en silencio con un rostro de derrota.

-Creo que tú silencio y tú rostro me lo dice todo, no es fácil retar a un Dios verdad?

Yo seguía en silencio, no solo por la derrota sino porque en verdad no tenia nada que decir, que no pude cumplir el último punto de su tonta lista? Pues no, preferí guardar mis palabras y aceptar mi condena.

-Pues como no vas a decir nada, terminare con mi visita cerrando esta maldición..

Cuando Cupido seguía alardeando su victoria se abre la puerta de la entrada de mi departamento bruscamente.

-Lo conseguí.

Ambos giramos la miraba para ver de quien se trataba, era Jesús, totalmente sudado con una damajuana entre sus brazos.

-Espero no haber llegado tarde?

-Mira, estas empapado de sudor, acaso viniste corriendo? dijo mientras se reía. Teniendo en cuenta que es el último punto de la lista, dejare pasar esta pequeña demora.

Jesús sonrió, dejo la damajuana en el piso y se retiro sin decir ninguna palabra.

-Humana bien hecho, tráeme una copa voy a probar de este vino.

Siguiendo la orden del Dios, fui hasta la cocina a traer una de las mejores copas que tengo.

Cupido se sirvió un poco del vino, lo probo y quedo en silencio por unos momentos.

-No había probado un vino así en siglos, creo que con esto es todo, debo aceptar que me has ganado.

No podía creer lo que estaba escuchando, acababa de ganar al Dios del amor en su propio juego.

-Ahora a lo mío, pues no tengo mucho tiempo.

Mis manos comenzaron a sudar frio y mis piernas a temblar, llego este gran momento, por fin tendré al amor de mi vida, por fin podre saber con quien sere feliz.

-Teniendo en cuenta lo pactado humano debo decirte donde esta tú verdadero amor.

Hubo un silencio incomodo entre nosotros, cada segundo parecía una eternidad.

HOMOSEXUAL (relatos gays)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora