El chico de la moto (V)

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Eran demasiadas cosas para un solo día, de pronto un supuesto acosador encima de una moto comienza a perturbar mi día con sus mensajes secretos y en el momento siguiente descubro que este acosador psicópata es en verdad el amor de mi vida adolescente por el cual comencé a vivir experiencias que eran totalmente nuevas para mí.

Recuerdo ese primer día que lo vi en el colegio, tenía solo 14 años, yo era nuevo en esa escuela, tenía miedo de que ahí nada me gustase, también la inseguridad de no poder hacer amigos rápido por mi timidez.

Cuando entre a la sala de clases con el primero que choque fue con él, el venia de jugar un partido de futbol antes de entrar a clases, siempre fue un chico bastante acelerado que iba de aquí para allá, desde ese momento su rostro, su miraba, su sonrisa quedaron impregnadas en mi cabeza hasta hoy día.

Estos pensamientos estaban recorriendo mi cabeza cuando algo hizo que vuelva a la realidad, por un segundo había olvidado donde estaba, pero luego lo recordé, estaba encima a una moto comandada por lo que se puede decir que fue el amor de mi vida adolescente, aunque a que quiero engañar, lo sigue siendo hasta ahora.

-Llegamos.

En ese momento pude visualizar una cafetería bastante bonita, la verdad nunca la había visto y como en el camino estuve empapado con mis pensamientos no me había percatado en donde estaba siendo llevado.

-Si, se ve un lugar muy bonito.

Nos bajamos de su moto, y nos dirigimos hacia la entrada, por dentro se veía aun mucho mejor, se puede decir que era un lugar con una energía romántica, no había ido a muchos lugares así, por ello llamo mi atención rápidamente.

Luego me fije que un hombre de unos 30 años aproximadamente se acerco a Adrián y por la forma en que venía supuse que ya se conocían.

-Buenas, señor, ¿Cómo esta?

-Hola, todo bien, vine por aquí por run café.

-Hace tiempo no lo veo por aquí.

-Si he estado ocupado con muchas cosas últimamente.

-Lo entiendo y la señorita Elisa? ¿Hoy no viene con usted?

Al escuchar ese nombre, ese maldito nombre tan familiar, mi reacción cambio totalmente, casi había olvidado ese dato, lo último que supe de Adrián era que seguía de novio con mi mejor amiga del colegio, Elisa, pero eso era otra historia que no quería recordar en ese momento.

Molesto me dirigí a sentarme en una de las mesas, era muy claro que me incomodo el comentario del hombre que supongo ahora que es el dueño del lugar, Adrián se dio cuenta y creo que hasta el tipo este también.

-Hoy no pudo venir está muy ocupada con sus cosas, ya sabe cosa de mujeres, me disculpa vengo con un invitado especial.

-No se preocupe, me la saluda de mi parte.

Al termino de esta conversación Adrián va hacia donde yo me encontraba sentado bastante incomodo, se sienta, me mira, sin decir nada, solo me miraba, y yo trataba de ignorar su mirada, paso esto durante unos cinco minutos hasta que el rompe el silencio.

-Lo siento. Nuevamente no podía sostener la mirada

-Que sientes. Lo mire con indiferencia.

-Lo que escuchaste. El seguía sin poder verme la cara. 

-No importa. Mentí, claro que se me ardió la sangre al escuchar el nombre de esa perra. 

HOMOSEXUAL (relatos gays)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora