Cinco días habían pasado desde su reencuentro, cinco interminables días desde que Lexa la había dejado en la puerta de su casa, tras la extraña velada contándole historias y mitos griegos que le había regalado. Cinco días desde que, tímidamente, habían intercambiado números de teléfono delante de su portal, mientras Clarke sentía la mirada de su madre en su nuca al otro lado de las cortinas, seguramente no se iba a librar del interrogatorio cariñoso de Abby mas en esos momentos no podía pensar en ello, solo podía pensar en los ojos esmeralda de Lexa mirándola, en su media sonrisa cargada de ternura, en el beso efímero que dejó sobre su mejilla antes de saltar sobre su moto y perderse en la noche, dejándola congelada con los ojos fijos en ese punto oscuro por donde había desaparecido la castaña, con la mano sobre la mejilla ardiente donde aun latía el beso recibido y una hermosa sonrisa en su rostro.
Cinco días en los que se había peleado con su teléfono y sus dudas, ¿Debía llamarla? ¿Escribir un mensaje? Había escrito, mil veces para borrar después sintiéndose estúpida.
Había acosado a Ontari durante cinco días y a todas horas preguntándole cómo actuar pues se sentía perdida... Apenas conocía a Lexa y esta se había colado en su mente de tal manera que hasta estudiar se le antojaba imposible.
El viernes llegó y con él la promesa de un fin de semana de descanso, pero para Clarke significaba el principio de dos días enteros sin más distracción que mirar la pantalla de su teléfono intentando encontrar el valor para escribirle, irónicamente en el mismo día que hacía solo una semana se habían conocido, en aquel bar que ahora se le antojaba lejano.
Tumbada sobre el sillón con el móvil en las manos, sin prestar atención al televisor donde su madre miraba una película en blanco y negro, completamente perdida en los diálogos, su teléfono vibró y, al ver el nombre del emisor de dicho mensaje, su rostro se cubrió de rubor abriendo la conversación mucho más rápido de lo normal, temblando sin poder evitarlo de pura emoción, Lexa le había escrito.
Lexa: ¿Qué haces mañana por la tarde?
Sus ojos azules se iluminaron al leer el escueto mensaje, Lexa quería verla, estaba segura. Dudó sobre qué responder, no quería parecer ansiosa, no quería demostrar que llevaba una semana entera desquiciada pensando en ella.
Clarke: Supongo que estudiar ¿Por qué?
Lexa: Pensaba que podríamos dar un pequeño paseo, si no estás muy ocupada
Clarke: ¿Es una cita?
Lexa: Si quieres llamarlo así... Quiero verte
Quería verla, su castaña de ojos verdes quería verla, ¿Había pensado en ella toda la semana hasta desquiciarse? No podía dejar de sonreír, nerviosa por la anticipación de una primera cita oficial con Lexa.
Clarke: A las seis estaré libre, ¿Me pasas a buscar?
Lexa: Ahí estaré, hasta mañana Clarke
Durante unos instantes sintió que podía volar, seguramente sus amigas pensarían que estaba loca, que había perdido la cabeza pero en esos momentos le daba exactamente igual, había echado de menos la presencia de Lexa, sus ojos, su sonrisa, su voz e incluso sus historias, tenía tantas ganas de volver a verla que su sonrisa no abandonó su rostro llamando la atención de su madre que, apartando la mirada de la película, la escrutó unos instantes antes de empezar a sonreír.
-¿Quién te ha escrito Clarke? Ha sido Lexa ¿verdad?
-¿Cómo lo sabes?
-Porque soy tu madre, te conozco y esa sonrisa tiene el nombre de Lexa, es la que pones desde que apareció en tu vida
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Mil Vidas
FanfictionAU Clexa, adaptación de un fic swanqueen también escrito por mi: ¿Quien es esa mujer con chaqueta de cuero? ¿Por qué le resulta tan familiar? Son preguntas que Clarke se hace nada más verla, su nombre Lexa Woods y la familiaridad que evoca es demasi...