Una cantinela incesante escapaba de sus labios, sálvala, sálvala... mientras la joven aprisionaba entre sus brazos el cuerpo inerte de Clarke, su amada. Los ojos oscuros de la diosa se quebraron, sintiendo la pérdida de su bien amada hija en lo más profundo de su ser y su alma inmortal, sin saber cómo proceder hasta esclarecer lo que había acontecido.
Ares contemplaba la escena, algo apartado, con el rostro blanquecino y una mueca de estupefacción en sus rasgos. Durante siglos había seguido a su protegido Alessandro de una vida a otra, intentando cuidar de él en vano ya que el dios de los muertos siempre acababa adelantándose, siempre ganaba la batalla y, esta vez, de forma definitiva.
Sus ojos reflejaban el dolor y la impotencia al no poder ayudar a su más fiel guerrero, al verlo destruido y sin fuerzas, como si hubiesen arrancado la vida de su mirada verde esmeralda al arrebatarle a su ser más amado.
Cuando Lexa alzó la mirada, la ira cruzó su rostro en milésimas de segundo. Habían caído las máscaras y a sus ojos mortales llegaba nítida la imagen del dios de la guerra por el que fielmente habría dado su vida antaño.
Sin medir las consecuencias de sus actos, dejó a su amada en brazos de Afrodita, enfrentándose con rabia al dios ante ella. Golpeando con fuerza y gritando, sabiendo que no podía dañarlo mas sin detenerse a pensar, tal era su angustia, su miedo, su dolor, su agonía.
-Habría dado mi vida por ti, con gusto... ¿Por qué no estabas aquí? ¿Por qué nos abandonaste? Tú podías frenarlo y no hiciste nada...
Golpeó, una y otra vez hasta quedarse sin aliento, hasta que el gemido ahogado de las lágrimas le hizo caer hacia adelante donde Ares, expectante, la recibió en sus brazos intentando reconfortarla.
Tras unos minutos demasiado largos, su agitada respiración se fue tranquilizando, sus ojos aguados serenando y los latidos de su corazón se fueron atenuando entre el firme abrazo del dios de la guerra y las caricias de Afrodita en sus castaños cabellos.
Finalmente, la diosa rompió el silencio pues necesitaba conocer los hechos para poder organizar un plan de ataque contra Hades, una cosa era segura, Afrodita no pensaba rendirse tan fácilmente, no tratándose de la vida de su pequeña.
-¿Qué ha ocurrido Alessandro? ¿Cómo logró llevársela con él al mundo de los muertos?
-Hizo un pacto de sangre... Lyana se entregó, con un pacto de sangre
El horror cubrió los rostros de ambos dioses ahí presentes puesto que no les era ajena la norma de dicho pacto con un dios, una vez hecho es irrompible.
Las posibilidades de devolver a Lyana al mundo de los vivos eran nulas, no mientras Hades quisiera mantenerla a su lado ya que tal trato era imposible de deshacer.
Finalmente, tras unos instantes de desconcierto, horror y duda, Ares alzó la mirada y en sus ojos podía vislumbrarse el brillo de una idea, quizás una locura pero, de salir bien, podía terminar con Hades de una vez por todas y asegurarles a los amantes una vida plena consumando su historia de amor.
Tomando a Lexa por los hombros, obligándola a alzar la mirada le regaló una sonrisa, la misma que solo guardaba para ella, cargada de ternura, cariño y comprensión. Estaba convencido de que los ojos esmeralda de la joven volverían a brillar con fuerza tras escuchar sus palabras.
-Escúchame Alessandro, no se puede romper un pacto de sangre con un dios... es imposible. Lo que si es posible es pactar de nuevo con él, ofrecerle a Hades un trato al que no se pueda negar que incluya liberar a Lyana
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Mil Vidas
FanfictionAU Clexa, adaptación de un fic swanqueen también escrito por mi: ¿Quien es esa mujer con chaqueta de cuero? ¿Por qué le resulta tan familiar? Son preguntas que Clarke se hace nada más verla, su nombre Lexa Woods y la familiaridad que evoca es demasi...