Era Viernes, todo un fin de semana por delante sin mucho tiempo para descansar pues su carrera no se lo permitía, se acercaban los exámenes, las prácticas eran agotadoras y aun así ella sonreía con ganas, era viernes, su noche de desconectar, su noche de salir a bailar y divertirse con sus amigas, noche de gritar libre, de disfrutar y ya se ocuparía de sus apuntes al día siguiente.
Volvía a casa caminando, sentir la brisa fresca sobre su rostro le resultaba uno de los mejores placeres del mundo y poco le importaba que esta misma despeinará sus cabellos, dorados como el sol coronando su rostro rosáceo y sus luminosos ojos azules, ojos cargados de sueños, de curiosidad.
Con mil libros entre sus brazos, unos cuantos más enfundados en su raída mochila y su mente en los apuntes que aun no había pasado a limpio mezclando e hilando pensamientos, el camino a su casa le pasó en un suspiro. Entró haciendo malabares con los mil trastos que llevaba encima, dirigiéndose a su habitación para dejar sus pertenencias mientras el agradable olor a comida casera recién hecha inundaba sus sentidos haciendo rugir su estómago de impaciencia.
Guiada por el aroma que salía de la cocina, ahí se dirigió encontrándose de frente con su madre, regalándole una sonrisa cargada de amor. Depositó un beso largo y tierno en la mejilla de su progenitora recibiendo de esta una carcajada cargada de cariño y una pequeña regañina ya que al no haber querido coger transporte público se retrasaba y estaban a punto de comer.
Prácticamente devoró lo que tenía en el plato, entre risas y contándole a su madre a groso modo cómo había transcurrido su día, sus planes para la noche de chicas, su vida.
Tras la comida, juntas limpiaron los cacharros disfrutando del calor de hogar que sentían, siempre habían sido dos y nunca necesitaron más, Abby y Clarke Griffin, madre e hija, familia.
Para Clarke sus orígenes jamás fueron relevantes, sabía que era huérfana y que siendo solo un bebé de pocos días su madre, Abby, se había enamorado de ella y lucho por tenerla, regalándole el hogar en el que creció y se convirtió en la mujer que era, cargada de vida, de alegría, sintiéndose protegida y amada por una mujer que le había dado todo cuánto poseía.
La rutina diaria siguió su curso, tras la comida su madre se encerró en el despacho, seguramente a corregir exámenes mientras ella se encerraba en su habitación para pasar sus apuntes y estudiar hasta que tuviera que prepararse para su noche.
Su teléfono no dejaba de sonar con mil mensajes de sus amigas, emocionadas por salir juntas una vez más, pero ella no prestaba atención, enfrascada en su mundo, en sus folios y anotaciones, sintiendo sin saber por qué que esa noche sería diferente, sería especial estaba convencida.
Cerca del anochecer, dejó sus quehaceres para darse una larga ducha y arreglarse, quizás esa noche conocería a la persona que hiciera vibrar su ser, debía estar resplandeciente. Arregló sus cabellos dejándolos impecables, un vestido corto, azul eléctrico que realzaba cada una de sus curvas su elección para vestir esa noche. Ya arreglada y perfectamente maquillada, cogió su pequeño bolso donde guardó sus llaves y su cartera, preparándose para partir no sin antes despedirse de su madre con el largo beso acostumbrado y los mil elogios de esta hacia la belleza de su pequeña.
Salió feliz, el coche de Raven ya estaba en su puerta resonando con la música de moda a todo volumen. De la ventanilla trasera salió el frito de Ontari, su mejor amiga, apremiándola pues todas tenían ganas de comenzar. Se unió como un rayo a ellas, Raven conducía con sus cabellos oscuros sueltos y rebeldes, sus ojos marrones brillando expectantes mientras pisaba el acelerador. Ontari, sentada a su lado, golpeó su hombro llamando su atención, su sonrisa cristalina y sus ojos caramelo brillando de emoción, enmarcados en una hermosa cabellera oscura, se clavaron en ella y, sin necesidad de palabras, comenzaron a bailar como locas en ese asiento de atrás, riendo a carcajadas, felices y libres, iba a ser una buena noche.

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Mil Vidas
FanfictionAU Clexa, adaptación de un fic swanqueen también escrito por mi: ¿Quien es esa mujer con chaqueta de cuero? ¿Por qué le resulta tan familiar? Son preguntas que Clarke se hace nada más verla, su nombre Lexa Woods y la familiaridad que evoca es demasi...