Besos clandestinos ® #3 Serie Magníficos

CAPITULO 21

" Besos como el suyo deberían venir con una declaración de advertencia. No pueden ser buenos para el corazón."
Colleen Hoover

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Jamie sabía que en ese beso apostaba mucho. O mejor dicho, lo apostaba todo. Por eso apenas liberó a Mandy de su apremio, recuperó la compostura y aprovechando el estado desorientado en que quedó la rubia, cual cobarde rufián, huyó. No quería enfrentarse a la furia de la viuda una vez más habiendo conseguido su venia para seguir frecuentando a su pupilo.

Los días pasaron y una vorágine de bailes y sucesos bastante divertidos condimentaron la temporada. Y como no, en más de alguno estaba impresa la huella de los Magníficos Dandies. Tampoco pudo evitarse que en más de algún embrollo estuviesen liados y todo gracias al impetuoso y cada vez más enamorado Saatfield quien en un arranque de celos habló más de la cuenta y según los rumores ( y fuentes fidedignas) de Lady Gossip, hasta a golpes se trenzó con otro caballero. Por ahí alguien dijo que: " en el amor y en la guerra, todo vale".

Pero fuera de tanta tragicomedia, Hardcastle se sentía pleno. El paseo diario con Nick pronto se transformó en agradables tardes de juego en casa de Laughton, siempre en compañía de la marquesa viuda o del mismo Raymond, sin Mandy a la vista, para su desgracia, pero el hecho de pwrmitor que conociera más a su pequeño primo y pupilo, le reconfortaba. Nick, sin duda era un chico listo y entrañable, pero el vínculo que habían creado en tan poco tiempo de conocerse, podría jurar que ya era indestructible.

Un día de aquellos, mientras jugaban en el jardín, Nick quiso subir a la casa del árbol en la que muchas veces jugaron Mandy y sus hermanos cuando eran pequeños, pero no alcanzaba. Hardcastle, para facilitar el acceso del pequeño a la plataforma le puso sobre sus hombros, en esas estaba cuando e repente el menor, tocando el cuello a la altura de la nuca, dijo:

- Jamie, tienes el mismo lunar papá y que yo en el cuello.-  Por lo menos eso dice tía Hattie, tu mamá.

Hardcastle, sorprendido por aquel rasgo común entre ellos y mientras colocaba al chico sobre el árbol, respondió:

- Menuda sorpresa, Nicholas. Pero es algo natural, nos parecemos bastante. Y los lunares siempre se repiten en las familias. Son un recordatorio imborrable  del linaje al cual perteneces.

El chico solo asintió, y continuó explorando la antigua estructura erigida en el gran roble, mientras Jamie seguía meditando en esa nueva similitud que, sin saberlo, le acercaba más a conocer el verdadero origen del niño a quien ya consideraba como suyo.

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Mientras la relación entre los hombres de su vida se afianzaba, Amanda observaba desde cerca. Sabía que su presencia era percibida por James, así como también ella era plenamente consciente que la niebla de ese engaño justificado se iba haciendo cada vez menos espesa. Resolvió que Hardcastle necesitaba saber la verdad acerca del origen y el parentesco tan próximo entre Nick y el, aún a riesgo que la odiase de por vida.

Lo amaba, es cierto, pero más amaba a su hijo y sabía con certeza que aunque obtuviese de por vida el deprecio de Hardcastle por ocultar la paternidad del pequeño, él no sería tan cruel como para dañarla. No, porque a todas luces amaba a su hijo.

Por eso, en cuanto llegó a su casa y comenzó a prepararse para el gran baile debut de la Heredera de Oro, llamó a su fiel Mary para comentarle que, al fin capitularía y le daría una oportunidad a Jamie, dejaría que la cortejara, aceptaría su propuesta de matrimonio y formarían su familia atípica. Con el tiempo, le diría la verdad, porque valentía para eso, aún le faltaba.