"El amor es el juego más peligroso de todos, falla uno y pierden los dos."
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Como cada mañana desde que las temperaturas comenzaron a subir, la hermosa señora de Sunshine Manor realizó su paseo por los jardines de la propiedad en compañía de la señora Martin, su ama de llaves quien como de costumbre, la ponía al corriente de los temas domésticos.
- Està todo en orden, señoraMartin .- sonrió mientras tendía el menú semanal a la criada y añadió.- Otra cosa, recuerde que hoy tendremos la visita de mi hermano y de Lord Hardcastle para ver a Nick. Eso quiere decir...
- ... que necesitamos dos horneadas extra de galletas de mantequilla y nueces.- sonrió la mujer.- Son las preferidas del señorito Jamie y del joven lord.
Mandy ante la rápida vinculación hecha por la criada entre el nombre de Hardcastle y el de Nick, no pudo evitar sonrojarse. Por pudor no quiso caer en aclaraciones con la mujer mayor, además, como bien decía el refrán " la excusa agrava la falta.", y no estaba dispuesta a dar explicaciones y menos ante personas que gozaban de su confianza y la respetaban pese a sospechar el verdadero origen de su hijo.
- ¿ Necesita algo más, mi Lady?.- preguntó el ama de llaves, apenada por incomodar a su señora.
- Nada más por el momento.- dijo la viuda simulando indiferencia.- Gracias Mildred, puede retirarse.
Viendo como la mujer se alejaba presurosa a impartir las órdenes a la servidumbre bajo su mando, se sentó con sin delicadeza en una de las antiguas bancas de piedra dispuestas en torno al laberinto de setos, mismo que trajo más de algún recuerdo pícaro a la memoria de Amanda, como por ejemplo la primera vez que los dulces besos compartidos con James pasaron a ser caricias más intensas y exentas de todo decoro.
- Fue un día como hoy...- suspiró Amanda, admirando el verde perenne de la hiedra que cubría los muros del centro del laberinto en cuyo interior guardaba los secretos del jardín que alguna vez un enamorado Randolph mandó a construir para su entonces prometida Caroline Loring, la desdichada tía de Mandy.- Jamie tenía dieciocho y yo apenas despuntaba a los quince. ¡ Hay Dios! me gustaría gozar de sus caricias sin la excusa de un matrimonio, como en ese entonces, cuando no éramos más que un par de jóvenes descubriendo nuestros cuerpos.- cavilaba, hablando al viento.- Cualquier hombre estaría más que dispuesto y feliz de llegar a ese trato con una mujer como yo.
- Tú lo has dicho Mandy.- susurró a sus espaldas la voz del hombre que perturbaba su existencia desde que tenía memoria.- Cualquier hombre estaría feliz, pero para mí no sería suficiente.
- Mejor cambiemos de tema Jamie, ni estás aquí para hablar de nosotros, sino para ver a mi hijo.- dijo la mujer, decidida a poner punto final a ese momento de debilidad sin dar tregua a su oponente para insistiera con un tema que ella ya había dado por zanjado.-A todo esto, no te esperaba tan temprano.
- Bueno, díselo a tu hermano...- dijo el conde encogiendo los hombros.- Ray insistió en que mientras más temprano llegásemos, más tiempo tendríamos para disfrutar de la compañía de Nick y...- añadió esbozando una de esas sonrisas legendarias que hacían que no sólo las piernas, sino la voluntad de las mujeres se volviesen tan blandas como mantequilla.- de la tuya también, por supuesto.
- Raymond como siempre saliéndose con la suya.- espetó la mujer, tratando de ignorar el tono intimista de Hardacastle.- Bueno, si ese es vuestro deseo no soy quien para impedirlo.- pero una vez hubo dicho esto último se maldijo internamente pues el conde, como todo buen cazador sabia aprovechar la oportunidad que la presa le brinda.
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Besos clandestinos ® #3 Serie Magníficos
Ficción históricaLA VIUDA Luego de un apresurado matrimonio y una repentina viudez, Lady Amanda Caroline Sanders la bella hermana del marqués de Laughton ve como el pasado regresa para cobrar promesas incumplidas. EL PERSEVERANTE Tras una prolongada estancia en...