LA VIUDA
Luego de un apresurado matrimonio y una repentina viudez, Lady Amanda Caroline Sanders
la bella hermana del marqués de Laughton ve como el pasado regresa para cobrar promesas incumplidas.
EL PERSEVERANTE
Tras una prolongada estancia en...
" El pasado vuelve, pero con mucha más fuerza y temor, ya que ahora es llamado presente." A.A. -------------------🌼--------------------
Herefordshire , julio de 1815
- ¡Apresúrate Nick!.- llamó Amanda, con insistencia a la puerta de su pequeño.
El conde de Sundley, molesto por verse obligado a madrugar en un día domingo, hizo un puchero a su madre, a sabiendas que con ese gesto eliminaba todo rastro de severidad en el hermoso rostro de la mujer.
- Mami, quiero quedarme en casa. No me siento bien. - dijo el pequeño mientras sobaba su pancita, y mirando con suplica a su niñera, la señora Morton dice: ¿ cierto señora Morton que hoy desperté con un poco de fiebre?
- No es nada que no pueda solucionarse, mi Lord. Además, usted es consciente que abusar de la tarta de melaza, la provoca malestar de barriga.- le riñó con ternura, la Mary Morton.
Amanda, enternecida por la complicidad entre su hijo y la mujer que con tanto amor la había criado a ella y ayudado en la crianza de su hijo, sólo pudo decir:
- Corazón de mamá, recuerda que hoy es importante que me acompañes a la parroquia. Tía Harriet, tú y yo no debemos faltar a la misa en recuerdo de tu padre. Mi querido Randolph, Dios lo tenga en su Reino.
Como cada vez que mencionaba a su difunto marido, Mandy no pudo evitar sentir una punzada en el corazón. Si bien es cierto la vida puso en su camino al buen Randolph para librarla de la ruina social, el destino quiso además que el desaparecido caballero fuera la copia exacta de su sobrino James, el único hombre que alguna vez tuvo su cuerpo y su corazón. El verdadero padre de su Nicholas.
El cabello rubio de su adorado querubín, su contextura atlética y el porte de un rey, daban cuenta de la promesa de hombre en la que se convertiría: un hombre hermoso, como su padre. Sólo los azules ojos del pequeño conde de Sundley, herencia de los Loring, daban cuenta que era su hijo.
- Está bien mamá. Pero al regreso quiero que juguemos en el parque.-
- Lo que tú quieras corazón.- accedió Amanda.
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*En multimedia, Lord Randolph Preston Sanders, difunto Conde de Sundley (Gerald Buttler).
----------------------- Londres, julio de 1815
-"Siete años"
Esas palabras se repetían en la mente del apuesto caballero que hacia su entrada en las oscuras calles de Londres.
