CAPITULO 4

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" Los mejores reencuentros ocurren en los momentos más inesperados."
                                        A.A
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La vista de Amanda se paseó disimuladamente por la bien dotada anatomía masculina. Ciertamente James había cambiado.

El rostro anguloso de barbilla cuadrada se hallaba cubierto de una espesa, pero bien cuidada barba, la que lejos de restarle atractivo le otorgaba un aire de madurez y prestancia inigualable. Su cabello rubio oscuro en la niñez, ahora se tornaba de un castaño claro. Su cuerpo desgarbado había ganado peso en los lugares correctos, destacando su abdomen plano  extremidades bien trabajadas.

"Cielos"- pensó.- " Esa Lady Gossip tiene razón. Parece esculpido por algún escultor griego."

Si James a los 23 ya era hermoso. Ahora que estaba a punto de cumplir los 30 era ¡ simplemente Magnífico! Despejándose de tales pensamientos que estaban provocando sofocos y escalofríos, se armo de valentía y de la petulancia típica de los Loring, para ser la primera en abrir el fuego en este primer y, sorpresivo enfrentamiento:

- Buenas tardes, James.¿Veo que has llegado antes de tiempo?

" Y tan impasible como siempre." - pensó Mandy. " Si tan sólo me echarás en cara el haberte dejado con la promesa hecha, tendría paz."

- Buenas tardes Lady Sundley.- saludo el aludido con una tranquilidad que alarmó a su interlocutora.- Disculpe si he invadido su propiedad, pero este bruto- dijo, tocando la cabeza de su caballo.- se ha desviado tras las manzanas.

La sonrisa radiante que tantas veces la desarmó en el pasado, nuevamente amenazaba su cometido. Pero Amanda, tomando fuerzas de flaqueza respondió con acidez:

- Mmmm... en ese caso espero que tu caballo haya entrado en provecho. Ahora, si me disculpas debo regresar a la casa. Salúdame a tu madre y a Lady Rose.- y se alejó hasta su montura, azorada como una quinceañera. Una cosa era que James la hubiera visto en esas fachas a los 20 y otra muy distinta que la viera ahora, en su despertar a la madurez, pues no hacía falta que más de un atrevido le hiciera insinuaciones respecto a su deseable aspecto. Ella tenía espejo, y había notado cuanto había cambiado su silueta tras el parto. Sus caderas esbeltas adquirieron una leve y sensual redondez, marcando la curva de su estrecha cintura. Sus pechos llenos se adivinaban bajo la estrecha blusa y la chaqueta spencer. Y por Dios que estaba segura, James lo había notado. Su mirada apreciativa y ese brillo en sus ojos denotaban deseo.

- En su nombre, mi Lady.- sonrió burlonamente su interlocutor, solo para añadir.- Espero verle mañana cuando asista a Sunshine Manor.

- Lo dudo. Hoy parto a Londres.- dijo Mandy mientras se aprestaba a montar a Boudica .- Compromisos familiares me impiden atenderle. En todo caso, tanto el administrador de la finca como Martin ya están al tanto.

Mientras se explicaba, no fue consciente que James había bajado de su corcel y estaba a sus espaldas, por lo tanto cuando sintió su voz y proximidad, se sobresaltó:

- ¿ Le ayudo? Aún recuerdo cuanto cuesta a una subirse a la montura sin la ayuda de un palafrén.

-Por dicha razón papá nos instó a montar con ropas masculinas. Así, nos libramos de los toqueteos malintencionados.- respondió con acritud.- En todo caso, agradezco la buena voluntad.

- ¿ Segura Mandy?- el tono intimista implícito en ese tuteo, hizo que Amanda sintiera un hormigueo subir por todo su cuerpo.- ¿ No será que mi presencia te perturba?

Besos clandestinos ® #3 Serie MagníficosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora