El castaño recorría maravillado cada uno de los rincones del museo de arte, deteniéndose a analizar cada detalle con tranquilidad como si jamás hubiese contemplado antes una sola pieza de Monet. No había obra que Changkyun no conociera o no hubiese visto en persona, él lograba interpretar mejor que nadie el trasfondo y la intención del autor en cada pintura, porque sabía reconocer el arte cuando lo veía.
Con su cámara en mano, el castaño fotografiaba la arquitectura del lugar con suma dedicación, hasta que otra cosa o mejor dicho alguien captó toda su atención. Había un chico cabizbajo sollozando en silencio en una de las bancas, frente a una de las piezas que él más amaba por lo magnífica que era; pero todo lo demás se volvió opaco en su campo de visión debido a la belleza y el brillo que el chico de rosados cabellos desprendía.
Changkyun se avergonzó de solo pensar en la estupidez que estaba a punto de hacer, pero no le importó en lo más mínimo, porque probablemente aquella sería la primera y última vez que vería a ese ser tan celestial. Enfocó el lente de la cámara apuntando al perfil de su "musa", apretando el botón seguido de un flash y un click que lo delataron por completo.
Un par de ojos se posó sobre él; —¿Disculpa? —el extraño lo miró incrédulo, sin entender por qué le acababan de inmortalizar en una fotografía sin su consentimiento. —¿Por qué rayos hiciste eso?
El calor se acumuló en sus mejillas y sus orejas, había sido muy idiota al pensar que el pelirosa no lo notaría, y ahora sólo balbuceaba palabras incoherentes tratando de buscarle una explicación lógica a su estúpido comportamiento. —Arte. —logró articular, aclarando su garganta; —He venido al museo a fotografiar arte.
//Ahora sí dejaré este changki aquí, corregí algunas cositas y ya. ☹