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Corrí por aquellos vacíos pasillos más viva que nunca. Así era lo que se sentía estar viva, así era como se sentía ser libre. Ya me importaba una mierda lo que sucediera conmigo, no me importaba nada.

-Pase. _escuché la voz de Patrick cuando toqué la puerta de su oficina.

En cuanto entré mi madre estaba sentada frente a él, esperando por mi llegada.

-Bienvenida nuevamente, ______. _el señor huesitos (no pregunten porque le digo así) me hizo un gesto con la mano para que me sentara.

-Hola mamá. _saludé a la mujer a mi lado y ella me sonrió.

-Hola cariño.

-Ya sabes por qué estás aquí, Amelie ¿cierto? _preguntó Patrick y mi madre asintió.

-Por supuesto, Patrick. Te aseguro que no volverá a suceder, le aumentaré la dosis de psicoestimulantes y todo...

-No necesito que aumentes la dosis, mamá. _la interrumpí ganándome la mirada de ambos.

-Lo necesitas, bebé. No quiero que vuelvas a perder el control. _continuó y yo negué con la cabeza acomodando mi beanie.

-Aumentame la dosis todo el tiempo que quieras, mamá. De todas maneras seguiré siendo distraída e impulsiva. Dame una oportunidad de controlarme por mi misma, por favor, haré todo lo que esté en mis manos para controlarme. _supliqué frunciendo el ceño al ver sus sonrisas.

-Eso era lo que quería escuchar. _celebró Patrick con la sonrisa más grande que nunca había visto en su rostro.

-¿Qué? _miré a ambos como si tuvieran tres ojos.

-Eres especial, ______. Siempre te lo he dicho y voy a repetirtelo hasta que me muera. No por el hecho de que tengas THDA, es por el hecho de que eres tú, tú, tú y tú, y que tomes la decisión de enfrentarte a tu madre para que te deje afrontar esta situación con algo de espacio me confirma completamente todo lo que pienso de ti.

-¿Van a dejarme? _pregunté levantando una ceja.

-Confío en ti mi amor, se que vas a ser capaz. _mi madre me tomó de la mano y me sonrió con dulzura.

-Se los agradezco... Enserio.

-Agradecenos, demostrando tus capacidades. _Patrick volvió a sonreírme y yo devolví su sonrisa.

-No voy a decepcionante, señor huesitos. _le guiñé un ojo escuchando su risa.

-Gracias por tu tiempo, Patrick. Me encanta volver a verte. _dijo mi madre dándole un abrazo al señor huesitos.

-A mi también, Amelie. Saludame a Michael. _la mirada azul turquesa de Patrick se dirigió a mi. -Eres especial.

Me dió un abrazo y yo se lo devolví con la misma fuerza.

-De tanto que me lo repites, me lo voy a salir creyendo. _dije con una pequeña sonrisa.

-No debes que creerlo, debes saberlo.

En cuanto el abrazo se rompió, mamá y yo salimos de su oficina y caminamos hasta el estacionamiento. Se preguntaran ¿por qué tengo tanta confianza con Patrick? Pues me conoce desde que tengo nueve años y cuando se enteró de que sufría THDA y que a veces me sentía mal por perderme de muchas cosas, no paraba de decirme lo mismo: Eres especial. Desde entonces cada vez que un maestro me enviaba a la dirección por prestarle atención a todo menos que a la clase, porque lo que menos me gustaba era decirle a todo aquel que conocía que padecía de THDA, Patrick me tranquilizaba y me decía aquellas palabras. Nunca iba a admitirle lo bien que me hacía sentir escucharlo, porque otro de mis grandes problemas es que mi mente a veces se empeñaba en hacerme creer que tengo capacidades más limitadas que las demás personas. Patrick era capaz de hacerme sentir lo contrario.

-¿Vas a decirme por qué golpeaste a ese chico? _mi madre me sacó de mis pensamientos sin despegar su mirada de la vacía carretera, nunca se sabe cuando una vaca fantasma puede hacer su aparición

-Porque se lo merecía. _contesté encogiéndome de hombros.

-Eso lo sé cariño, nunca te vuelves agresiva porque sí. Solo quiero saber el motivo. _insistió girando a verme un segundo.

-Amenazó a mis amigos, no me supe controlar. _el auto se estacionó frente a mi casa pero mamá no mostró señas de bajar.

-Patrick me dijo que te detuviste... ¿Cuál fué la causa?

No contesté. ¿Cómo iba a decirle a mi madre que quien me dió autocontrol fué mi maestra de arte?

-¿Algo que quieras decirme, princesa?

Suspiré con fuerza conectando mis ojos con los suyos. Las madres muchas veces nos dan limitaciones que no nos agradan, muchas veces queremos desaparecerlas de la faz de la tierra. Pero al final siempre te das cuenta que ellas son las únicas que estarán contigo a pesar de todo, si no puedo confiar en mi madre... ¿En quién más?

-Hay alguien mamá, me detuvo antes de meterme en un problema más hondo... Y se lo agradezco demasiado.

-¿Quién es?

Casi se me olvida: puedes confiar en tu madre, pero primero debes confiar en ti mismo.

-No estoy segura de como lo tomarás, pero puedo decirte que es alguien... Prohibido.

-¿Estás enamorada de ella? _mamá tenía una sonrisa en su rostro, como cada vez que Lex hablaba de Lauren y pensaba que todos nos creíamos la excusa de: "solo admiro a mi amiga"

-Apenas la conozco, mamá. No sé como contestar tu pregunta pero... Es increíble, tiene una sonrisa que te incita a hacer hasta lo imposible para que nunca abandone su rostro, sus ojos son tan comunes como cualquier otros pero... Ella no es para nada común, con un solo toque te hace vibrar el alma y... Con una sola mirada sientes que no necesitas ver nada más que a ella.

Me perdí en mis pensamientos, pensamientos sobre Camila Cabello, y nunca me gustó tanto perderme en mi mente.

-Mirame, ______. _pidió mi madre y yo obedecí sin rechistar. -Entiendo que aún no estés segura de decirme quien es esa mujer, pero cuando lo hagas me va a importar en lo más mínimo quien sea.

-¿Enserio?

-Si tan solo te escucharas hablar mi niña. Fué como si aquella mujer se encargara de colocar las estrellas en el cielo. _mamá tomó mi mano y le dió un ligero apretón. -Quiero que en este preciso momento dejes de verme como tu madre y me veas como si fuera tu mejor amiga. Y como tu mejor amiga voy a decirte que lo prohibido es atractivo, tú como adolescente debes saberlo mejor que nadie. Haz que romper las reglas valga la pena.

Me quedé mirándola en silencio unos eternos segundos. Siempre supe que podía confiar en mi madre, pero que ella me lo confirme de boca suya... Es algo inigualable.

-¿Te he dicho qué eres la mejor madre del mundo? _pregunté escuchando su risa al salir del auto.

-No me molestaría escucharlo más seguido.

Pasó su brazo por mis hombros y juntas entramos a casa.

Paradise (CAMILA CABELLO Y TÚ) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora