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-¡Ayy joder! _exclamé mirando en mi teléfono las 17 llamadas perdidas de mi madre.

-¿Sucedió algo malo? _preguntó Camila a mis espaldas.

-Sucedió algo muy malo. _contesté mirando la hora de las llamadas.

-¿Qué? No me preocupes y dime.

-Mi madre me está llamando. _susurré escuchando de pronto sus carcajadas en la piel de mi cuello. -¿De qué te ríes? Eso es peor que enterarte que te faltó un punto para pasar la materia.

Camila seguía riendo y pronto yo también me reía junto a ella.

-Me asustaste, boba. _me dio un ligero golpe en el hombro y me abrazó. -Pensé que había pasado algo malo.

Rodee su cintura y dejé que la cálida respiración de mi novia rozara mi cuello.

-Aún no me pasa algo malo... _Camila levantó su cabeza de mi cuello y frunció el ceño. -Todavía no he llegado a mi casa.

Ambas reímos suavemente y con mucha lástima, Camila me dio un beso en la comisura del labio y se alejó de mi.

-Yo te llevo, amor. _fue por su abrigo y sus llaves y yo, como necesito llegar rápido no protesté

Camila y yo fuimos tomadas de la mano hasta el ascensor y cuando llegamos a su auto nos hicimos en el mismo lugar de siempre.

-Nunca te lo he dicho, pero te ves muy sexy conduciendo. _comenté sonriendo al ver como sus mejillas tomaban color.

-Gracias. _musitó con una risa algo extraña e inició la marcha.

En todo el camino me quedé pensando en lo que me diría mamá en cuanto llegara a casa y lo único que no dejaba que me perdiera totalmente en mis pensamientos era la mano de Camila que me sujetaba.

Camila era mi enganche en el mundo.

-Llegamos. _susurró dándome un ligero apretón.

Giré a verla y la encontré mordiéndose el labio. ¿Cómo podía hacerme eso? Era la mejor imagen que mis ojos pudieron presenciar.

-Gracias... Perdoname por como te traté hoy, es solo que...

Camila paró lo que iba a decir con sus labios que presionaron los míos con dulzura y sus manos fueron hasta mi beanie quitándomelo de la cabeza.

-¡Oye! _me quejé acomodando mi cabello.

-Me gusta tu beanie, voy a quedarmelo. _dijo mirándose en el retrovisor y acomodando mi beanie sobre su cabeza.

Se veía adorable.

-Solamente porque quiero, no porque te veas hermosa con el. _dije haciéndome la importante y ella rió.

-Si como no. Entra ya, amor, suerte. _se inclinó hacia adelante y me dio un pequeño beso que yo me encargué de profundizar.

Después de unas cuantas sesiones de besos salí del auto acomodando mi cabello y mirando el reflejo de mi novia apoyada en el volante. Me despedí con la mano y entré a mi casa.

-______ Cannon. _escuché la voz de mi madre a mis espaldas.

Respiré profundo y giré a verla con mi mejor sonrisa.

-¡Madre querida, madre adorada. No me mires tan feo que te ves muy arrugada! _bromeé abrazándola por los hombros.

-¿Dónde estabas, jovencita? _preguntó cruzándose de brazos y mirándome con seriedad.

-¡Ahh! Pues... Pues por ahí. _me encogí de hombros y ella solo siguió seria.

Sin decir nada dio media vuelta y caminó en dirección al comedor, yo con algo de miedo la seguí y al instante me arrepentí.

Reunión familiar. Con Carter y Lauren incluidos.

-¡Joder! _musité parándome en el marco de la puerta.

-Buenas noches princesa. _saludó mi padre girando a verme con una sonrisa extraña.

Mis hermanos y amigos me miraban con sonrisas pícaras y se burlaban de mi con señas.

-Hola papi. _contesté quedándome allí parada.

-¿Eso es todo? ¿No hay un beso para tu padre? _preguntó fingiendo estar molesto y yo con una sonrisa le di un sonoro beso en la mejilla sentándome en mi lugar de la mesa.

El silencio que se formó fue sepulcral, ninguno dejaba de mirarme y al parecer olvidaron que mi debilidad era que me miraran a los ojos.

-¿Quieren decirme algo? _cuestioné ya cansada de que todos me miraran y ninguno dijera nada.

-Tú madre ya te lo dijo, solo falta que tú contestes. _papá se me quedó mirando expectante al igual que mi madre.

Pensé que mirando a mis amigos y mis hermanos me sentiría más cómoda.

Grave error.

No paraban de sonreírme como si me hubiera tirado a Megan Fox y sus señas no eran aptas para menores de edad.

-Amm bueno... Estaba con una amiga. _contesté algo incómoda por usar ese término para referirme a Camila.

Ella era mi novia y quería gritarlo. Subirme a aquella mesa y gritarles que mi perfecta maestra de arte era MI novia, así como quería gritarle al idiota de Mahone que era solo mía. Así quería hacerlo ahora... El único problema era que no sabía como reaccionarían mis padres.

-¿Las amigas se besan en el auto? _volvió a preguntar mi madre con unas notables ganas de sonreír, aunque debía conservar su postura seria.

El calor lo sentí desde la punta de los dedos de mis pies hasta la punta de mis orejas, todos rieron por mi reacción pero Lauren era la que más lo hacía. Tendré mi venganza Jauregui.

-Claro, mamá. ¿No has visto a Lex y a Lauren cada que salen juntas? Literalmente el auto se convierte en un sauna.

Lauren escupió su bebida, Lex casi se cae y mi padre tenía la cara roja. Las carcajadas de Caden, Carter, mi madre y yo inundaron el lugar más que todos gracias al rostro asustado de Lauren.

-Jauregui... _dijo mi padre con seriedad haciendo el amago de levantarse.

-Más tarde hablaremos de eso, cariño. _dijo mi madre deteniendo a papá quien no dejaba de matar con la mirada a mi mejor amiga.

Todos sabíamos que lo hacía por molestar, el ama a Lauren. Pero al parecer Lex y Laur no lo sabían.

-Tenemos un tema pendiente. _mamá volvió a mirarme con seriedad. -Voy a dejar los rodeos, jovencita. ¿La del auto es tu novia?

Suspiré y con los ojos cerrados asentí

-¿Es la mujer prohibida de la que me hablaste?

Volví a asentir.

-¿Por qué es prohibida?

Miré a mis amigos que ya habían parado de hacerme burla y ahora tenían sus rostros serios mientras asentían incitándome a contarles a mis padres.

-Porque... Ella... Es nuestra maestra.

En aquel momento sentí como si el peso del cielo hubiera sido quitado de mis hombros y no me atreví a mirar a mis padres. Mamá me había dicho que no importaba quien fuera siempre y cuando me hiciera feliz, pero no creo que haya pasado por su cabeza lo que acababa de decir.

-Eso no lo ví venir... _murmuró mi padre en estado de shock.

Levanté mi cabeza y para mi desconcierto, mamá sonreía ampliamente como un niño que acababa de recibir un juguete nuevo.

-Quiero que la invites a cenar. _dijo risueña.

-¡¿Qué?! _exclamamos todos a la vez.


Paradise (CAMILA CABELLO Y TÚ) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora