✏9

5.9K 477 76
                                    

Cerré la puerta del salón acomodando mi beanie y acelerando el paso para alcanzar a los demás. Bajé las escaleras dando un brinco en las dos últimas para acortar el camino y volví con el resto hasta el estacionamiento.

Todo mi grupo estaba reunido junto a Camila y Allyson, frente a  ellos había una mini-van color blanca y ambas maestras decían algo. Llegué al lado de Lauren y me quedé mirando a Camila.

Debo estar completamente loca ya, no podía dejar de mirarla aunque quisiera. Camila Cabello era como un diamante en bruto, te dejaba alucinado con su brillo. Sus ojos oscuros podían robarte el sueño justo como el café que tanto amo, su cabello era tan largo y sedoso como una mota de algodón, sus labios tenían el tamaño perfecto para arrancarte el alma con un beso.

-______... _la mujer que invadía mis pensamientos era la misma que me despertaba de ellos.

-¿Qué...? _salí de mi trance pestañeando varias veces.

-Ven conmigo, no hay suficiente espacio en el auto. _empezó a caminar hacia aquel convertible y yo, como soy humana (y si no lo hiciera estaría loca) bajé mi mirada por todo su cuerpo deteniéndome precisamente en el lugar donde la espalda cambia de nombre.

Me abroché el cinturón y ella arrancó detrás del auto donde estaban mis amigos.

-Lamento mi arranque de hace un rato, a veces tiendo a ser muy impulsiva. _dije mirando como ella sonreía sin apartar la vista del camino. Vuelvo y digo que nunca se sabe cuando aparecerá una vaca fantasma.

-No lamentes decir lo que sientes. _Camila giró a verme con aquella magnífica sonrisa unos segundos. -Eres especial, ______.

Sonreí levemente agachando la mirada pero volviendo a verla detalladamente, como acostumbraba cada vez que tenía oportunidad.

-¿Qué? _preguntó al ver que no paraba de observarla.

-Nada, solo que... Eres hermosa. _solté con voz de estúpida pero terminé por abrir mis ojos como platos. -¿Dije eso en voz alta?

-Lo dijiste.

-¡Oh dioses! Lo siento yo no quería... Se me...

-¡______! _paré mi verborrea gracias a su llamado. -Deja de disculparte por todo lo que sale de tu boca, nunca me molestaría que me dijeras hermosa. Es más, eres la primera persona a quien se lo creo...

-¿Qué? ¿Cómo puede no creerlo? Usted es la mujer más hermosa del mundo mundial y debería saberlo mejor que nadie. _solté esas palabras con total sorpresa y sinceridad.

¿Acaso estaba loca? ¿Acaso no tenía espejos en su casa? Mi maestra de arte era la perfecta combinación de la sensualidad y la ternura. ¿Cómo podía no creer lo hermosa que era?

Podía ser muy distraída, pero no pasé por alto el sonrojo que se hizo presente en todo su rostro, desde el cuello hasta sus orejas. Camila me miró unos segundos eternos para mi, y yo no pude evitar bajar mi mirada hasta sus labios. Tuve la misma sensación de impulso que aquella vez en esa cafetería, donde las ganas de besarla aumentaron con cada movimiento de sus labios.

-¿Crees que soy hermosa? _preguntó con algo de timidez.

Se supone que lo que sale de tu boca cuando alguien te pregunta eso, es algo como: «Si, eres muy hermosa». Cuando la que te pregunta eso es tu maestra de arte, lo mejor que puedes decir es:

-Tanto que me tienes babeando por ti.

*Hay dioses, nos metimos en la grande porque en la pequeña no cabíamos*
Habló mi conciencia por mi. ¡Milagro! Casi nunca aparece.

Paradise (CAMILA CABELLO Y TÚ) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora