Capítulo 20: Me llegó la hora

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Miré mi reflejo en el espejo una y otra vez, pestañeando varias veces. No podía creer lo que veía. Llevé las manos a mis ojos... Nariz... Boca... Me alejé del espejo para poder verme de cuerpo completo. Traía la ropa que Andreas me había prestado, la cual era varias tallas más grande, y un gorro que cubría mi cabello. Lo único que me faltaba era perforarme el labio inferior y sería el doble perfecto de Tom. El parecido era tan impresionante que daba miedo. Nunca lo había notado. Yo siempre traía maquillaje y ropa ceñida al cuerpo, mientras que Tom no se maquillaba y usaba ropa ancha, además de que ambos teníamos personalidades totalmente opuestas. Por eso nunca me había dado cuenta de que... Nos parecíamos tanto. Volví a acercarme al espejo, revisando detenidamente cada una de mis facciones. Qué increíble. Éramos como dos gotas de agua. ¿Cómo era posible que dos personas que no tenían ningún parentesco la una con la otra fueran tan parecidas? Casi sentía que era Tom el que estaba al otro lado del espejo y no mi reflejo. Me recordó mucho al sueño recurrente que tenía con "Mi alma gemela", donde cada uno estaba a un lado del espejo y había un temblor que destruía todo, apartándonos uno del otro. ¿Coincidencia?

"Tocaron la puerta'

—¡Bill! ¡¿Tanto tiempo necesitas para cambiarte?! —Oí gritar a Andreas.

—¡Se está haciendo tarde y si anochece cuando regresemos, nos jodimos! —Dijo Fabian.

—¡Vale, vale, ya salgo! —Me dí una última mirada de pies a cabeza y por fin salí del baño. Cuando abrí la puerta, noté cómo las bocas de Andreas y Fabian se abrían hasta prácticamente caer al suelo por la impresión. No los culpaba, yo había reaccionado así o incluso peor.

—Joder... —Susurró Andreas.

—Te dije. —Dijo Fabian, mientras su boca se curvaba en una sonrisa de superioridad que me recordó mucho a la de Tom.

—Tampoco es para tanto. —Volvió a decir Andreas aparentando indiferencia.

—¿¿Que no?? ¡Vamos, tío, podrían ser gemelos!

—Vale, admito que tiene un aire a Tom, pero...

—¿¿Un aire, dices?? ¡Son como dos gotas de agua! —Fabian volteó a mirarme. —¿No serás su hermano perdido, no? —Preguntó en tono de broma.

—No. —Me reí.

Mentiría si dijera que la idea no había cruzado por mi cabeza un par de veces. Sobre todo desde el momento en que escuché a mis papás hablando de que tuve un hermano que falleció al momento de nacer. En cierta forma sentía que Tom podía ser ese hermano, una conexión como la que teníamos no podía darse entre dos extraños, pero Tom no nació muerto, obviamente, así que esa idea quedaba descartada. Desde que empecé a tener esos sueños con "Mi alma gemela", mi mamá se había puesto a leer como 1000 libros de psicología para entender el porqué de lo que me pasaba. Según sus libros, esos sueños podían deberse a que era hijo único y me sentía solo. Tenía sentido, pero por alguna razón la idea no me convencía del todo. Sobre todo después de enterarme que alguna vez tuve un gemelo y murió... ¿Tal vez no soportaba la idea de vivir sin él y necesitaba verlo reflejado en alguien? No lo sé. Seguía tratando de olvidar todo eso. Era mejor así.

—¿Vamos a quedarnos hablando de que NO se parecen...? —Dijo haciendo énfasis en "no". —... ¿O vamos a ir a buscar a Tom?

—Ya, ya, gruñón... —Dijo Fabian.

Los tres nos dirigimos a la puerta. Antes de salir, le dí un último vistazo a la casa de Andreas. ¿Tal vez estaba subestimando las casas de Schricke? No era un palacio, pero tampoco era poca cosa. No era muy grande, aunque sí era cómoda. Tal vez un poco sencilla, pero con lo necesario para poder considerarla tu hogar. De todas formas, su casa quedaba en las afueras de Schricke, nada me garantizaba que las casas que quedaban en la zona alejada o en la media fueran iguales. Lo que me llevó a preguntarme, ¿Cómo será la casa de Tom?

Mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora