Capítulo 12: Confesiones y algo más

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Yo caminaba frente a la cama, iba de izquierda a derecha con paso acelerado. Estaba nervioso, no sabía qué palabras utilizar o cómo decirlo. En realidad, lo que me daba miedo era la respuesta a la pregunta que rondaba mi cabeza. Tom me seguía con la mirada.

—¿Quieres parar? Me estás mareando.

—¡Es que...!

—Ay, no... ¿Otra vez? ¿Qué sueño tuviste ahora que te hizo ir a Schricke?

—Muy gracioso. —Dije con sarcasmo. Me detuve y respiré hondo. Tom, alzó las cejas, sabía lo que iba a decir.

—Ya duérmete. —Me dijo mientras se echaba en la cama, dándome la espalda.

—Tom, por favor... Dijiste que hablaríamos de esto... —No hubo respuesta. —¿Tom? -Debí imaginarlo, como siempre, Tom siempre se sale con la suya. Para este momento, ya lo conocía lo suficiente como para saber que cuando se pone así no hay quien lo convenza de lo contrario, así que no valía la pena tratar de hacer que me explicara lo que pasó. Aún preocupado, me di por vencido y apagué la luz. Me dirigí a la cama y me eché dándole la espalda. Definitivamente no iba a poder dormir y, para colmo, mañana tenía colegio. Genial.

Aunque no quisiera aceptarlo, había aprendido algo de Tom y era que no podía confiar en su palabra. Me dijo que hablaríamos luego, sobre lo de las drogas y la adicción, además de lo que pasó con mi mamá mientras estaba en el colegio, pero aún así, se rehusó a hacerlo. No era justo, nada justo.

Nos quedamos en silencio varios minutos. No sabría decir si Tom se había quedado dormido o no, pero no producía ningún ruido que no fuera su respiración. Giré, quedé de frente a Tom, aunque él seguía dándome la espalda. Al cabo de unos segundos, él también giró y quedamos frente a frente, con la diferencia de que él tenía los ojos cerrados y yo abiertos... Viéndolo.

¿Quién eres, Tom? ¿Por qué cada vez que estamos juntos es como si el resto del mundo desapareciera? Como ahora... Te tengo tan cerca y no podría sentirme mejor. ¿Acaso me estaré enamorando? No... No, no, no, no hay forma. Nunca he estado interesado en los hombres y, aunque muchos me traten de gay por el simple hecho de que me gusta usar maquillaje, no lo soy.

Mi mirada de dirigió instintivamente a sus labios. ¿Podrá ser? Estaba confundido. Parte de mí sabía que no estaba "enamorado". Es decir, me he enamorado antes, he tenido novia, pero lo que sentía al estar con ella era muy diferente a lo que sentía con Tom. ¿O será que me gusta más de lo que me gustaba ella? Imposible. Solo había una manera de averiguarlo.

Me acerqué a él todo lo que pude y, con inseguridad y nervios de que se despertara, junté mis labios con los suyos y llevé una mano a su mejilla. Tom no se inmutó, parecía estar dormido. ¿Cómo podría describir lo que sentí? Fue como una profunda y agradable descarga de energía. No se comparaba con ningún otro beso que haya dado o recibido en mi vida, aunque haya sido solo un roce, sin movimiento de labios ni nada, se sintió hermoso. No quería que terminara, pero sabía que si no me alejaba pronto, Tom terminaría despertándose y no quería que esto arruinara las cosas entre nosotros, sobre todo ahora que nos estábamos llevando bien.

Fue la mejor sensación que había experimentado...

Pasaron varios segundos hasta que logré alejarme. Al hacerlo y abrir los ojos, me encontré con un par de ojos iguales a los míos observándome. Se había despertado. Honestamente, lo primero que pasó por mi cabeza fue salir corriendo, pero antes de que lo hiciera, y juro que lo iba a hacer, sentí cómo una de sus manos tomaba mi nuca y me acercaba a él. Nuestros labios volvieron a juntarse. Ambos cerramos los ojos y movimos nuestros labios contra los del otro, tratando de contenernos para que el beso no se saliera de control y terminara en algo más.

Mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora