Capítulo 6: Twins-Connection

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Era de noche, todo estaba oscuro. La luz de la luna iluminaba la habitación a través de la ventana. No podía dormir. Tenía los ojos cerrados y me reusaba a abrirlos, hacer eso solo empeoraría mis vagos intentos por conciliar el sueño. La última vez que vi el reloj, este marcaba la 1:30.

*Mañana tengo que levantarme a las 6 o perderé el autobús... Vamos, Bill ¡Duérmete!*

Me dolía el cuerpo. Sentía como si me hubieran dado la paliza de mi vida. Sentía la cara hinchada y me dolía todo cada vez que daba vueltas en la cama, tratando de encontrar una posición cómoda para dormir, sin mucho éxito. Sentía frío. Pero en realidad no tenía por qué, ya que había encendido la calefacción antes de dormir y tenía la ventana cerrada. Creo que el frío era más algo mental. ¿Eso era posible?

Estaba parado frente a la puerta de entrada de una casa totalmente desconocida para mí. Pegué el oído a la puerta, tratando de entender de qué hablaban las personas que estaban gritando dentro de la casa.

—¡Mamá, solo será esta vez!

—¡Eso fue lo que dijiste la última vez, Andreas!

—¡Es mi mejor amigo!

—¡Me da igual quien sea! ¡No permitiré que te relaciones con el hijo de ese loco!

—¡No puedes culparlo a él por las cosas que hace su papá!

—¡Están enfermos, Andy! ¡Nunca debí dejar que te relacionaras con él! ¡¿Es que no lo entiendes?! ¡Es peligroso!

—¡No, no es peligroso! ¡Él no será como su papá, lo sé!

—¡No te engañes! ¡Tú sabes tan bien como yo que esa familia está loca!

—¡Pero mamá...!

—¡He dicho que no! ¡Tanto él como Jörg están locos! ¡No es más que un enfermo mental que tiene a un parásito como hijo!

Ni bien escuché la palabra parásito, me paralicé. Sentí una mezcla de emociones increíblemente intensas. Rabia, miedo, cólera... Sacudí la cabeza, tratando de borrar esos molestos recuerdos. Me alejé un poco de la puerta, pero antes de irme le di una patada tan fuerte que resonó en todos lados e hizo que la puerta temblara.

—¿Qué fue eso?

—Él está afuera. Lo has hecho enojar.

Empecé a escuchar ruidos y pasos acelerados al otro lado de la puerta. Me acerqué con el ceño fruncido y pude escuchar cómo alguien ponía las cerraduras de la puerta.

—¡¿Acaso crees que con eso basta?! —Grité. Me alejé de la puerta un poco y haciendo amago de toda mi fuerza le di otra patada. Escuché el grito asustado de una mujer en el interior de la casa. Sonreí y volví a patear la puerta. Lo hice varias veces, hasta que los gritos de la mujer empezaron a sonar histéricos. No sabía por qué, pero... Disfrutaba asustar a quien quiera que se encontraba adentro.

—¡Vuelve al hueco de donde viniste! —Dejé de golpear la puerta. —¡No te quiero volver a ver cerca de esta casa o de mi hijo! ¡¿Esta claro?!

—¡Mamá, ya basta!

—¡Lo hago por tu bien, Andreas!

—¡Y una mierda! ¡No sabes nada sobre él! ¡¿Con qué derecho lo juzgas?!

—¡Se lo suficiente como para saber que no es seguro que te relaciones con él!

—¡Pero...!

Dí varios pasos hacia atrás, alejándome de la puerta, hasta llegar a la pista. No me molesté en seguir escuchando, ya que estaba claro que no me dejarían pasar ahí la noche. Pero... ¿Por qué quería pasar ahí la noche? ¿Quiénes eran las personas que estaban discutiendo en el interior de la casa?

Mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora