¿Ella? Pura seriedad
¿Él? Pura diversión
Una vida sin vivir experiencias no es vida.
Ella está tan metida en su trabajo que no se permite vivir más que eso y él no va a permitirlo.
Jack aprovechará aquella oportunidad para hacer que Elsa viva por p...
Jack se rascaba el cuello mientras iba en el asiento del copiloto de un caro Audi de última generación
—Estate quieto— le riñó la rubia mientras conducía
—Pica— murmuró y su amiga solo rodó los ojos para mirar de nuevo seria a la carretera.
Jack miraba los edificios de Manhattan suspirando,apoyando un codo en el reposabrazos y su rostro sobre su mano.
Miró de reojo a su amiga y suspiró maldiciéndola por centésima vez en el día.
¿Por qué siempre tenía que verse bien?
¿Por qué narices había decidido ponerse aquel vestido?
¿Es que acaso quería matarlo de un Infarto?¿O que todos se le quedasen mirando?
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Su delgado cuerpo estaba cubierto por un hermoso vestido azul de terciopelo,demasiado corto para el gusto de Jack y también para su desgracia acompañado por un revelador escote con delicados lazos que intentaban cerrar la tela.
Brillante y elegante. Así era Elsa Arendelle y su mejor amigo debía admitir que ella tenía una elegancia y un estilo envidiable para muchas chicas.
Sin embargo Elsa no se vestía de esa manera para atraer la atención de nadie (lo cual era lo único que conseguía hacer,atraer todas las miradas) sino porque simplemente amaba la moda.
La platinada paró el coche en la puerta de un caro restaurante.
Un muchacho,seguramente aparcacoches se acercó al auto para abrirle la puerta a la rubia.
—Buenas noches,señorita Arendelle— sonrió agarrando su mano para ayudarle a salir
—¿Qué tal Joe? ¿Cómo está la pequeña Zoe?— dijo sonriente
—Perfecta y creciendo,gracias señorita — dijo el muchacho con una amplia sonrisa.
Elsa le entregó las llaves y se acercó a su amigo para agarrarle de la mano.
Jack se puso rígido y un sudor frío recorrió su espalda. Aún no estaba acostumbrado,después de tantos años, a que le agarrase de la mano con toda naturalidad.
Ella tiró de él hasta la entrada donde un metre se apoyaba en un atril revisando una agenda
El hombre que no aparentaba menos de 50 años de edad miró por encima de sus gafas a los dos jóvenes entrando.
—Señorita Arendelle,se ve tan radiante como siempre. ¿El mismo sitio?
—No Louis, esta vez uno de dos por favor — sonrió
El hombre asintió enérgico y les indicó a una mesa vacía que casualmente estaba en un muy buen lugar.
Una vez que los dos se sentaron,Jack aprovechó de nuevo para rascar su cuello
