Ni Mía ni los demás me dijeron otra cosa en todo el día.
Sólo hablé con Nina y Connor en el almuerzo y después de eso nada.Supongo que volví a ser antisocial. Bueno, pero fue por algo bueno y además, me hice popular sin duda.
Amenazar al capitán del equipo de lucha (yo no lo sabía) con golpearlo era algo que instantaneamente te hacía popular.Por lo que vi y por lo que me contaron los chicos, se convirtieron en todos unos influyentes en la escuela.
Nina y Connor tenían su séquito y no me impresionaría que un club de admiradoras que los amaban por la pareja que hacían, por donde viven, por que son amigables con todos, por donde viven, por ser de los más ricos de la escuela y por donde viven también.
A mi también me conocían así, pero más aún por lo de Lucas en la clase.A la salida yo salí corriendo porque sabía que si quería encontrarla tenía que salir antes y atraparla en su intento de escapar de mi y de todos.
Me paré a un lado de la entrada y esperé a verla. Ella iba corriendo con su mochila colgando sólo de un brazo por las prisas y sin ver a nadie. Justo cuando iba a cruzar la puerta la atrapé en mis brazos.
–¿¡Qué haces, idiota!?.–Pataleaba para que la soltara.–¡Dejame ir!.
–No, nada de eso. Usted, princesa me prometió salir conmigo.–Dejó de moverse y la solté lentamente.
–No me llames princesa.
–¿Por qué no?.
–Porque no quiero.–Se acomodó el cabello y suspiró.
–Anda, bonita. Te vas a divertir.–Quise tocar su cabello pero quitó mi mano. Yo reí porque ya me lo esperaba.
–Esta bien, pero sólo para que me dejes de molestar.
–Perfecto.–Sonreí.
–Y si me llamas princesa o bonita o cualquier otro apodo meloso te golpearé en los testículos y me iré caminando lentamente mientras te retuerses de dolor en el suelo.
Auch.
–Oye, ¿Por qué no te defiendes así de Lucas?.–Dije mientras caminabamos por el estacionamiento.
–Para eso siempre habrá algún chico que quiera quedar bien conmigo.
Me puse serio.
–Oh, ¿De verdad?.
–¡Por supuesto que no! A nadie le importo, Ely.
Llegamos a mi auto y le abrí la puerta para que subiera. Después subí yo y encendí el auto.
–Bien, ¿A dónde vamos?.–Pregunté.
–¿No fuiste tú el que me invitó a salir?.
–Soy nuevo en la ciudad, Mía.–Me reí.–Sólo quería salir contigo, no importa a donde quieras ir.
Ella me miró enfadada.
–Bien, entonces podría llevarte a la cafetería más cara de la ciudad y pediría todo el menú.
–Yo lo pagaría igual.–Me reí. Ella no lo hizo.
–Fanfarrón.–Bajó el vidrio.–Bien, tu conduce fuera de la escuela. Yo te guiaré.
Entonces hice lo que me pidió. Estaba confiando en una chica que me quería lejos y que claramente no era muy fan de reírse en público.
Las indicaciones de Mía me llevaron a estacionarme en el primer piso de un edificio oscuro con olor a humedad en una calle extraña.
–¿Planeas secuestrarme?.–Bromee con un toque de realidad en mi pregunta.
–Es uno de los pocos lugares a los que voy además de mi casa y la escuela.–Bajamos del auto y ella caminó hacia las escaleras que subían al segundo piso del edificio.
–Me da miedo la familiaridad con la que te mueves en este lugar tan sombrío, Mía.–Subí las escaleras con miedo de que un escalón se fuera a a caer pero ella lo hizo corriendo.–¡Oye, espera!...
Ella no me escuchó y siguió caminando.
Llegamos al piso principal del edificio. En una esquina había un elevador que claramente no funcionaba hace muchos años.–Supongo que es una especie de centro donde se rentaban oficinas pero quebraron y quedó abandonado. Ahora es como mi casa del árbol.
Miré a todos lados buscando algo que ella utilizaría para entretenerse cuando viene pero no había nada.
–¿Y qué haces aquí?.–Me atreví a preguntar. Ella bajó la cabeza y jugó con sus pies.
–Pues...en realidad nada. Sólo vengo aquí cuando me molestan y quiero esconderme. Sólo me encierro aquí para que nadie me vea...
–¿Llorar?.–La interrumpí. Ella asintió desganada.
–Vengo muy seguido. Ya sabes, lo necesito.
Había en el centro del lugar una mesita de cristal rota y un sofá no tan lindo, pero en fin un lugar para sentarse.
Me senté en el y ella me siguió.–Bueno, ahora cuentame.–La miré atento.–Aquí no hay nadie, sólo yo.
–¿Qué quieres que te cuente?.
–Quiero saber todo de ti. Cada detalle relevante o no sobre tu personalidad.
Cruzó las piernas sobre el sofá y se puso cómoda. Iba a contarme de verdad.
–Mi madre dejó a mi papá cuando yo era pequeña. Desde entonces vivo con él. Siempre pudo mantenerme pero ya te habrás dado cuenta por como se ve mi casa que no de la mejor manera. Con trabajos conseguimos esa casa para quedarnos. Estaba abandonada y él se adueñó de ella, los dueños jamás regresaron en estos 15 años entonces no nos preocupamos por eso. La arreglo lo mejor que pudo y vivimos ahí desde que tenía un año.
Por el simple hecho de que él desde que yo era pequeña tiene que dejarme con alguna vecina para poder trabajar me ha sobre protegido mucho.
Fue un golpe duro cuando supo que a su hija la golpeaban en el jardín de niños, años después en la primaria, en la secundaria pasaron a insultos verbales y ahora en la preparatoria burlas lastimeras.–Trató de restarle importancia pero noté que lo hacía para no quebrarse.–Esa es otra razón por la cual cada vez que me ve hablando con algún chico él se enfurece. No quiere que me hagan daño.Sonreí pensando en su papá golpeándome en este momento por pensar en lo linda que se ve con esta luz.
–Te ama mucho.–Dije.
–Y yo a él, pero a veces me asusta lo que pueda pasar si me encuentra hablando con alguien. Además de que las vecinas que me cuidan desde bebé siempre lo llaman por cualquier conducta sospechosa en la casa o fuera de ella.
Por eso me había corrido de su casa.
–¿Y en la escuela?.–Pregunte.–¿Porqué te tratan así?.
–Ya olvidé como comenzó todo porque fue en el jardín de niños, Ely, sólo supongo que jamás me gustó juntarme con los demás niños y eso me causó muchos problemas.
Si no te unes a algún grupo estás en contra de todos ellos y todos te terminan atacando. Me convertí en toda una antisocial tanto que si los demás no me ahuyentan los amigos, lo hago yo misma.–Ni lo digas.–Rolé los ojos.–¿Alguna vez te habían dicho que eres muy necia?.
–Mira quién lo dice.
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Que seas mi alegría.
Ficção Adolescente¿Conocen la historia donde una chica fue los ojos del chico que estaba enamorado de ella después de un accidente? Pues no sólo es mi hermana esa chica, somos mellizos, eso significa que me paresco en muchas cosas a ella o ella a mi. Supongo que esta...