Después de todo ella aceptó probarse algunas cosas...después de ver que todo le gustaba comenzó a provarse más y a olvidarse del precio. Eso claro porque yo comencé a quitarle las estiquetas a las cosas antes de darselas para que no tuviera más opción.
Todo le quedaba bien, pero ella me seguía preguntando como si yo le fuera a decir que algo le quedaba mal.
-Amelia Gold, todo te queda bien.-Le repetí por milésima vez.
-¡Es que tengo el compromiso de preguntarte!.-Se rió frente al espejo.
-¿Por qué?.
-Porque eres el dueño de la tarjeta que va apagar todo esto.
Ambos discutimos un poco por la cantidad de cosas que debía llevar hasta que el empleado que anteriormente había traído la ropa se nos volvió a acercar.
-Disculpe, joven.-Habló.-Acaba de llegar una prenda nueva y creo que es del estilo que está escogiendo.
-No puedo provarme nada más. Él querrá comprarlo y...-En ese momento, un segundo ayudante llegó con un vestido en sus manos por ordenes del primero y ambos nos quedamos callados.
Era indudablemente el vestido perfecto para Mía. Era una falda de color negro con la parte de arriba verde oscuro. Era ajustado pero con vuelo en la falda.
Perfecto para ella.-Lo llevamos.-Dije sin pensarlo.
-Pero aún no me lo pongo...
-Lo llevamos.-Repetí.-Vamos, te encanta y lo sabes.
Mía soltó una carcajada y asintió.
-Esta bien, añadalo a la montaña.
Los empleados de la tienda, entre los dos llevaron la ropa que habíamos escogido a la caja y ahí la pusieron en varias bolsas de papel negras grandes. Mientras lo hacían, yo salí de la tienda con la excusa de que iba por unos helados y Mía se quedó esperando las bolsas. En realidad iba a comprar un regalo para ella, algo que había perdido por mi culpa y necesitaba darle.
Después de comprarlo rápidamente regresé con ella y la ayudé con las bolsas.-¿Y los helados?.-Preguntó.
-Eh...estaban cerrados.
Asintió y no volvió a preguntarme nada de ese tema.
Salimos del centro comercial y yo cargaba cuatro bolsas y Mía tres.-No se cómo voy a pagarte todo esto, Ely.-Me dijo una vez que ibamos en el taxi hacia el aeropuerto.
-Claro que lo sabes.-La miré.-Sólo no te alejes.
Y así emprendimos el viaje de regreso a nuestra casa.
Pasamos las bolsas de ropa como si fueran bolsas personales en el aeropuerto y al llegar al avión nos pusimos cómodos para esperar el despegue.
Ahora estaba más tranquila, hasta pues decir que estaba disfrutando de ser atendida por la aeromosa que le traía jugos y frutas a cada media hora.-Naciste para viajar.-Le dije riendo.
-Pero no nací con los medios.
-¿A donde te gustaría viajar?.
Ella cerró los ojos y acostada en su lugar sonrió mientras me contaba.
-El mundo es tan grande, Ely. No hay un lugar que no sea hermoso y sé que si voy a un lugar lejano querré volver y después regresar y así. Viajar es divertido, pero a donde en realidad quiero ir es a donde esté mi felicidad, esa que perdí hace tanto tiempo.
-¿Y cuál es ese lugar?.-Pregunte.
-Ese es el problema. No sé.
.-.-.-.-.
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Que seas mi alegría.
Teen Fiction¿Conocen la historia donde una chica fue los ojos del chico que estaba enamorado de ella después de un accidente? Pues no sólo es mi hermana esa chica, somos mellizos, eso significa que me paresco en muchas cosas a ella o ella a mi. Supongo que esta...