Capítulo 36.

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Ely:

Corrimos hacia donde se concentraba todo el alumnado y nos abrimos paso entre los chicos y chicas que gritaban cosas como: "mas fuerte", "enseñale" y cosas por el estilo.

Perdía el respeto a la humanidad con cada grito que escuchaba.

Cuando logramos llegar al frente nos dimos cuenta de que efectivamente, eran Mía y Sophie.

Mía tenía debajo de ella a su oponente y forzajeaban con las manos.
Me apresuré a abrazar a mi novia por la cintura y cargarla lejos mientras pataleaba y se lanzaba de regreso a Sophie.

—Amor, ¡Amor, tranquila!.

—¡Déjame que le borre la la sonrisa de la cara a golpes!— gritaba Mía.

—¡Eres una perra!— gritaba también Sophie mientras trataba de soltarse de Connor.

—¿¡Yo soy una perra!? ¡¡¡Eso explica porque te aborrezco tanto, gata!!!

Las malas palabras salían de la boca de Mía cual camionera. Jamás la había visto tan enojada.

—Linda, tienes que calmarte— me comencé a alejar con ella casi arrastrando. —Van a llamar al director y te meterás en problemas...

—¿¡Qué está pasando aquí!?— demasiado tarde, ya lo había llamado.

El director estaba frente a nosotros y Mía no dejaba de forcejear conmigo.

—¿Acaso tengo que golpear a alguien más? ¿¡Quién lo llamó!?.

Mientras tanto, Sophie ya se había acomodado la falda y trataba de acomodar su cabello para dar una imagen de victima. 
No entendía que era lo que pudo haber provocado que Mía explotara de esa manera, pero no debió de ser nada bueno y me ponía furioso pensar que Sophie iba a negar cualquier cosa de la que la fueran a culpar.

Tome suavemente la mano de Mía y mire al director.

—Debe de existir una explicación concreta y justa para esta situación, señor— dije.

—Eso espero, de verdad. Van a contármelo todos ustedes en mi oficina.

Mía me soltó y dio un paso al frente.

—Ely y Connor solo los estaban separando— miró con desdén a Sophie. —Esto es cosa de nosotras dos.

El director se las llevo y no me dejo seguirlos. 
Quería estar cerca para poder saltar a defender a mi novia cuando la otra chica negara todo aunque eso conllevara llamar "mentirosa" a una mujer.  No me importaba si con eso Mía estaba en mejor posición. 

—No creí que fuera violenta— dijo Nina mientras veíamos como se las llevaban. 

—No lo es— me apresure a afirmar. —O bueno, no lo era. La han tratado mal por mucho tiempo sin que se defienda, quizá exploto.

—¿Eso crees?.

En realidad pensaba que era imposible que, después de tanto tiempo, ella se defendiera. 

—No. Debió de ser otra cosa, pero no me imagino qué pudo ser.

Me salte mis clases para esperar fuera de la oficina del director a que dejara salir a Mía, pero después de varias horas, solo dejo salir a Sophie. Ella ni siquiera me miro a los ojos cuando salio.

—Deberías dejar de esperarla aquí— me dijo. —No va a salir pronto.

Y se fue.

No le hice caso y seguí afuera. Paso todo mi horario antes de que pudiera siquiera escuchar la voz de Mía a través del cristal de los paneles arenados de la puerta, y no pude entender lo que dijo.

Que seas mi alegría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora