No esperé más tiempo y me dirigí a la barra, sentándome en uno de los altos taburetes que allí había. Eran rojos y sucios, pero no podía ponerme en exquisita en un lugar como ese. De todas formas, se encontraban con menos polvo que el sillón del departamento en el que ya había dormido una noche, aparentemente haciendo ruidos fuertes y molestos. El barman se acercó, enarcando las cejas, como si encontrase algo familiar en mi pero no pudiese determinar qué era del todo. Supuse que sospechaba que era la desaparecida Katherine Hampton, pero que su cerebro le indicaba que no era posible que fuese yo, ya que debería parecerme a una víctima, no a una demente disfrazada pidiendo una copa en un bar como aquel. No me dijo nada al respecto, por lo que pedí un vaso de whisky y lo ignoré. Esperando a que me lo sirviera me giré, buscando a los secuaces, y mi mirada se encontró rápidamente con la de Richard. Poco disimuladamente se paró y se acercó directo a dónde me encontraba.
-¿Qué sucedió allí dentro? –fue su saludo, mientras se sentaba a mi lado.
-Scarecrow –le comenté, mientras tomaba un sorbo de la fuerte bebida.
-¿Y te reconoció?
Asentí, dejándole en claro que si con una sonrisa burlona.
-Mira...- comencé, mirando nerviosamente alrededor- creo que no sería bueno que hablemos, aún.
-No le temo a Joker- dijo apurado.
Lo miré directo a los ojos, enarcando las cejas. Rió incómodo y se rascó la nuca, desviando la mirada.
-Bueno, no es cierto. Si le temo, pero prefiero saber cómo te encuentras. Lo de Buck... sé que te hizo mal –hizo una pausa, pero no dije nada, y aprovechó para dar un sorbo a su vaso- Aislarte va a hacerte peor. No te preocupes por mí. Si no me ha matado hasta ahora...
-Es porque sabe que puede usarte contra mí- le corté.
Vi en su mirada que lo sabía, pero que al parecer no tenía de otra que intentar cuidarme.
-Dime la verdad –dije, cambiando el tema- ¿Qué tal los nuevos secuaces?
Se encogió de hombros antes de responder y yo di un largo sorbo de mi whisky. Agradecí el ardor fuerte en mi garganta. Sin dudas, era del peor que había probado en mi vida, pero lo único que estaba buscando era su efecto, no su disfrute, por lo que daba igual.
-Están bien. Al menos ya te vieron... así, –evitó decirme con delicadeza que me veía como los mil demonios, y miró por impulso la "J" de mi muslo- y por lo menos no hacen comentarios idiotas que podrían matarlos o meterlos en problemas. Es decir, alguno que otro... pero ninguno intentará violarte, eso es seguro.
-Qué alivio –comenté sarcásticamente y me llevé de nuevo el vaso a los labios para terminar mi bebida.
-¡De hecho! ¡Ya me tenía preocupado tener que andar buscando nuevos reclutas todo el tiempo! –la voz de Joker sonó a nuestras espaldas y ambos nos giramos de un salto. Apoyó una mano enguantada sobre el hombro de Richard y le guiñó un ojo- Esperemos que ese brazo se cure pronto, Ricky. Solo hay que rezar que las habilidades medicinales de Katsy estén mejor que su estado mental, ¿eh?
Casi escupo el whisky y en un intento de evitarlo lo tragué rápido, generándome un acceso de tos, mezclado con risas. Richard me miró absorto. Quizá no me comprendía, pero en el delicado estado en el que se encontraba mi mente, prefería reír a llorar. Si podía bromear sobre mi estado, eso era mejor... ¿no?
Iba a decir algo estúpido, cuando de pronto todo mundo se movió y, sin saber cómo, caí al suelo. Miré sin comprender mucho qué sucedía, algo mareada por la bebida. Todos corrían, desesperados, en todas direcciones. Algunos salían por la ventana, otros corrían en dirección a la puerta, y supuse que muchos habían sacado sus armas y disparaban sin piedad, porque el ruido que resonaba en mis tímpanos era infernal. Richard tenía una mano sobre mí y me di cuenta que él me había arrojado al piso, para protegerme. Intentó incorporarme pero vi una patada hundirse en sus costillas y otra mano, con exageradamente menor delicadeza, me tomó del brazo y tiró de él. Me dejé arrastrar, pero miré preocupada hacia atrás, tranquilizándome al ver cómo Richard, encorvado y tomándose el lado con dolor, lograba pararse y seguirnos.
Joker me arrastraba con fuerza y sin cuidado, por lo que di varios tropezones que fueron recibidos con un violento jalón que resultaba doloroso pero útil para que pudiese continuar. En la otra mano llevaba la maleta con las toxinas que Scarecrow le había dado y era evidente que la llevaba con mucho más cuidado que a mí. Logramos salir del lugar y fuimos directo a la Van. Cuando Joker me soltó, me subí por instinto al asiento del acompañante. Otros secuaces, incluido Richard, lograron subirse a tiempo antes de que Joker arrancase.
Yo estaba asustada, sin comprender nada, y el payaso a mi lado reía histéricamente.
-¡Al fin! –gritó entre risas, mirando por los espejos retrovisores tanto que temí que no viese el camino delante- Ya me estabas extrañando, ¿eh, Batsy?
Miré por los retrovisores, impresionada. ¿Batman? ¿Todo ese revuelo había sido por un solo hombre? No logré ver más que malhechores saliendo del bar, disparando hacia diversas direcciones y subiendo a sus vehículos para escapar. Me sorprendió pensar en Batman de día, aunque el cielo estuviese nublado y lúgubre. ¿Quién era? ¿No tenía obligaciones? Pensé a Batman en un consultorio. Interesante paciente podía llegar a ser: el vigilante que velaba por la justicia, a su modo. Mi mano se deslizó casi sin pensar al picaporte de la puerta. Batman estaba del lado del bien, después de todo.
-¿Piensas saltar a esta velocidad? –me sorprendió la voz de Joker- Porque eso, cariño, se llama suicidio y si quieres matarte al menos déjame divertirme con ello.
Saqué la mano y la puse rápidamente sobre mi regazo.
-¿Batman? –titubeé- ¿Nos sigue?
Al parecer la pregunta le molestó, porque aceleró y su rostro ensombreció un poco.
-Al parecer, los murciélagos no se parecen en nada a los cuervos, salvo el color.
Lo miré sin comprender de qué hablaba.
-Cuervos, espantapájaros. ¡Vamos, Katsy! –dijo en un tono casi amistoso, pero peligroso.
Estaba altamente irritado.
-Oh, Scarecrow. Los cuervos se alejan... Batman no -pensé en voz alta, tontamente.
Me parecía extraño que habiendo sido yo secuestrada por Joker, Batman hubiese ido hasta allí por Scarecrow, aunque quizá, había ido por ambos y con atrapar a uno esperaba dar con el otro. Me sentía decepcionada y abandonada. Como si no le importase a nadie o no fuese la prioridad. Había sido secuestrada por un payaso demente homicida y Batman no estaba siguiéndonos a nosotros, ¿sino que se quedaba con Crane? Era casi indignante. Me sentí estúpida por mi impulso de saltar y dejarme rescatar por Batman. No había nadie que estuviese esperando para rescatarme.
Me sorprendí al encontrarme llorando. El ligero mareo de la bebida no había hecho más que ponerme a flor de piel, sin conseguir ni de cerca el efecto que esperaba. Para relajarme quizá necesitaba algo más fuerte. Seguí dejando que mis lágrimas cayeran, sintiéndome débil, pero humana. En algún punto, llorar me hacía bien, aunque fuese sentada al lado del payaso, que me ignoraba por completo. Lloraba tranquilamente, sin fuertes ruidos, pero sin frenarme. No sentía que era molesto para Joker, ya que se podía decir que yo solo miraba hacia la ventana. Si no me observaba el rostro, quizá ni se daba cuenta. Lloraba por muchas cosas, sin angustia, solo con la pena del recuerdo. Mi situación, Buck, Batman, mi padre, los policías, mis vecinos, los guardias, el dolor en mi muslo, los huérfanos. Un remolino de cosas, que al ser tantas, casi no se trataba de ninguna en específico. Eran demasiadas cosas. No podía con todas.
Llevé mi mano al muslo sano y me acomodé la liga-porta-arma. Me sorprendí porque a pesar de las corridas y movimientos bruscos, se encontraba perfectamente en su sitio.
-¿Crees que hay química entre nosotros? –preguntó de pronto Joker, sacándome por completo de mis pensamientos. Lo miré asombrada, sin saber qué decir. Ante mi reacción se rió con fuerza – Porque sabes, entre mis toxinas, las de la mafia y las de Johnny, ¡de seguro habrá mucha!
Bufé ante su chiste, relajándome porque la pregunta no había sido seria y supuse que ahora sí, ese supuesto plan inexistente estaba tomando mayor forma. ¿Entonces dentro de los barriles había toxinas que usaba la mafia? Lo que fuera que Joker planeaba no iba a ser nada, nada bueno. Para peor, yo estaba siendo parte de todo, quisiera o no.
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La cordura es una ilusión
FanfictionLa vida normal de Kat Hampton se ve interrumpida cuando, una noche, entran en su casa tres hombres a secuestrarla. Uno de ellos es nada menos que el Payaso en persona: el Joker. ¿Podrá Kat mantenerse cuerda luego de todo lo que Joker le hará vivir...