Lo primero que me pregunté fue cómo no los había escuchado subiendo las escaleras. ¿Acaso era posible que Joker los hubiese hecho subir en silencio solo para asustar? O quizá... ¿para escuchar lo que Richard y yo hablábamos? La segunda opción me puso incluso más nerviosa. ¿Y por qué demonios Buck estaba tan sonriente?
Los hombres, parados, fueron inspeccionando el lugar con la mirada, incómodos. Se veían grandes y peligrosos, y su incomodidad resultaba extraña de ver. Uno pensaría que unos tipos así no tendrían problemas con nada. Me sorprendió la cantidad que eran. Mirando rápidamente, pude contar unos ocho secuaces nuevos.
Dejé de pensar en cuanto vi a Joker caminar directo hacia mí. Se desplomó a mi lado en el sillón. Me arrojó un arma sobre mis piernas, evitando tocar mi herida, y la miré confundida.
-La olvidaste en la Van, Kats –dijo, enarcando las cejas, como una madre le diría a un niño. Metió su mano en su bolsillo y luego la estiró hacia mí- Y, como lo prometí, ¡aquí está tu paleta!
Necesitaba azúcar y la visión del rojo y brillante dulce pudo conmigo. La tomé sorprendida y la giré frente a mis ojos.
-¿Entonces si me la gané? – pregunté, levantando los hombros.
Realmente había pensado que lo había dicho por decir. Por algo "teatral", quizá diría él. Jamás había considerado recibir realmente una paleta a cambio de ser marcada como ganado.
Arrugó la nariz y movió su cabeza indicando que no del todo.
-Qué más da, me siento bondadoso hoy –miró mi pierna y su sonrisa se extendió – Oh, vaya. Está algo torcida –llamó a uno de sus nuevos secuaces con la mano y le señaló mi muslo- ¿Qué opinas, eh...?
-Steve –le indicó.
-¡Steve, por supuesto! ¿Qué opinas, Steve?
Miró nervioso e intentó sonreír, fingiendo estar relajado.
-Se ve muy bien, Jefe.
-¿No crees que está algo torcida? –inquirió, mirando directamente al hombre.
Imaginaba su juego. Decir que lo estaba, era hablar mal de lo que él había hecho, decir que no, era ser lame botas. Sentí el impulso de meterme y ayudar a Steve, pero luego lo pensé dos veces. No lo conocía y no iba a arriesgarme a mí misma por él. Ya había tenido suficiente por un día. Sentía que de algún modo u otro, el haber ayudado a Richard era lo que había llevado a Joker a hacerme la "J". No me sentía de humor como para ganarme que me hiciera su nombre entero, o algo. No iba a matarlo si recién lo había contratado, ¿verdad?
Me quedé en silencio, mirando a Steve.
-Sí, bueno, pero le queda- comentó, guiñando un ojo, tratando de ganar complicidad.
Para alivio del secuaz, Joker rió un poco y asintió.
-No fue fácil, la pequeña Katsy se movía mucho. Dio buena lucha- pasó un brazo por detrás mío y se acercó a mi oído, como si me hablase en secreto- No quería hacerte quedar mal frente a los muchachos, pero realmente, deberías trabajar en tus mecanismos de defensa ¿Entiendes? ¿De defensa?
Sonreí de lo malo que había sido el chiste y asentí. Mecanismos de defensa de Freud. Era malo, pero era mejor que una navaja cortando mi piel. Tomé el arma con una mano.
-Para eso tengo esto, ¿no? –la moví en el aire, como si realmente fuese capaz de poder usarla así como así.
-Kats. Podrás empuñar bien, pero tu puntería es un asco. Sin ofensas –se señaló a sí mismo y, para alivio mío, quitó su mano de atrás, acomodándose en el lugar - ¿Sabes? ¡Puedo enseñarte! ¿Qué dices?
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La cordura es una ilusión
FanficLa vida normal de Kat Hampton se ve interrumpida cuando, una noche, entran en su casa tres hombres a secuestrarla. Uno de ellos es nada menos que el Payaso en persona: el Joker. ¿Podrá Kat mantenerse cuerda luego de todo lo que Joker le hará vivir...