Capítulo 11

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Me quedé allí sentada por un tiempo, contemplando la nada. Los ojos me ardían de tanto llorar y las lágrimas ya se me habían agotado. Me paré despacio, haciendo una mueca de dolor al sentir la piel herida estirarse, y me acerqué a la ventana. Miré entre las rejas, contemplando los derruidos edificios que nos rodeaban. Suspiré. En esta zona aún seguía pareciendo Tierra de Nadie, a pesar del tiempo que había pasado desde aquello. Supuse que era un lugar lógico para esconderse para un villano y su grupo, pero no había agua y necesitaba de pronto un profundo y relajante baño. Pensé en mi casa, en mi baño. Me imaginé llenando la bañera con agua humeante, arrojando en ella sales de aromas relajantes. Esbocé una sonrisa y pronto la deshice.

-De todas formas está bajo escombros ahora- me dije a mi misma en voz alta.

Era doloroso pensarlo, así que me corrí de mi posición contemplativa y decidí salir del cuarto. No tenía sentido seguir torturándome. Ya suficiente tortura había tenido. No podía aguantar más. 

Me dirigí a la sala, que estaba iluminada con un pequeño y pobre velador, dando una luz tenue, y me encontré con Buck y Richard bebiendo unas cervezas, sentados en el sillón.

-Salió la bella durmiente- comentó Buck entre sorbos, sonriendo sarcásticamente.

Lo miré extrañada. ¿Antes se había asustado por chocarse conmigo y ahora se burlaba de mí? Entrecerré los ojos y comprendí que la diferencia más obvia entre ambos comportamientos era la presencia, o ausencia, de Joker. Al parecer, Buck había entendido antes que Richard que Joker no tenía intenciones de que me hiciese amistades dentro del grupo.  Lo miré con odio. Richard lo golpeó en la nuca.

-Cállate, estúpido. ¿No ves que la lastimó?

-No solo lo veo, sino que también lo escuché- dijo Buck, dejando la lata a un lado, parándose en frente de Richard, que seguía sentado mirándolo desafiante desde abajo- ¿y qué? ¿Voy a arriesgar mi vida sintiendo lástima por una ricachona?

-Me parece perfecto que no te arriesgues- fui acercándome a donde estaban, sintiendo un pinchazo de dolor con cada paso- pero no hay necesidad de ser cruel. No me hables y listo.

Sus ojos bajaron y al ver la "J" hizo una  mueca, mezcla de dolor y asco. No me gustaba que me viese así.

-Solo eres una niña consentida. No vas a soportar todo esto –me dijo, acercándose a mí- Estoy ansioso por ver cuando el Jefe se aburra de ti.

Richard se paró y golpeó con su brazo bueno a Buck por detrás. Él se tambaleó hacia adelante, se giró y le dio un fuerte golpe, apuntando a su hombro herido. Richard lo esquivó por poco, pero recibió el golpe en su pecho, cayendo sobre el sillón. Pude ver en su rostro el dolor que su herida le estaba provocando.

-¡Ya basta! –grité- Mira, no sé qué problema tengas con las personas de clase alta, pero deja de desquitarte conmigo. No me interesa recibir tus hostilidades inútiles.

Se acercó a mí en dos pasos y me lanzó una mirada de arriba abajo.

-Cállate, payasa.

Eso fue el límite. La furia que sentí superó mis intentos de hacerle ver que estaba siendo irracional. No era mi problema su pasado o el por qué de su odio a los "niños ricos", no era mi paciente. No me interesaba hacerlo entrar en razón ni hacerle ver el por qué de sus acciones. ¿A él no le interesaba yo? Perfecto. A mí no me interesaba él. Ni un poco.

-¿Sabes qué? Esta vez voy a perdonarte- comencé a formar una sonrisa- Pero si vuelves a comportarte como idiota...

Me miró, esperando que acabara. Seguí sonriendo y no dije nada.

La cordura es una ilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora