Introducción.

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Introducción.

Su mirada.

—¿Estás nervioso?— preguntó Duncan divertido al ver a Bernardo juguetear con sus propios dedos.

—Cállate, idiota— masculló el menor.

El castaño soltó una risa burlona ante la respuesta y se alejó de él, mirar a través de la ventana en espera de las visitas no era su estilo.

Caminó atravesando el recibidor hasta la puerta principal, la pareja alfa De la Rosa pronto estaría en la propiedad y debían recibirlos como era debido. Y justo cuando iba a tomar el pomo de la puerta Julián y Mauricio llegaron junto a él.

—¿Dónde está mamá?— preguntó el joven beta.

—Aún en el despacho, con mis padres y Alberto— explicó Julián.

Duncan asintió y se pasó los dedos por su cabello, arreglándolo para descubrir su ojo derecho y ocultar el izquierdo, aquél por el que surcaba una gruesa cicatriz; para muchos, era incómodo mirar su ojo blanquecino y carente de vida, colocar un parche sólo lo haría más evidente, así que prefería peinar su flequillo para disimularlo lo más posible.

—¿Qué, acaso vas a alguna cita?— bromeó Mauricio al notar el gesto.

—Nunca se sabe cuándo una linda señorita podría aparecer, no descartemos la posibilidad de que Gina tenga alguna hermosa prima— explicó.

Julián y Mauricio sólo rieron, instantes después el sonido de un par de vehículos se escuchó a lo lejos, así que se apresuraron a salir y confirmar que los autos se acercaban por el camino empedrado. Casi inmediatamente, Adolfo, Beatriz, Dafne, Alberto, Gina, Bernardo e incluso Constanza y Josué, se les unieron.

La primer camioneta se detuvo y de ella bajó un par de hombres, seguramente el primer y segundo beta de la manada; de la otra, del lado del conductor, descendió un muchacho de piel clara y cabello rojizo atado en una larga trenza, en seguida, ese muchacho rodeó el vehículo para abrir la puerta del pasajero y ayudar a descender a la que seguramente era la madre de Gina.

Duncan miró al muchacho de cabello largo, hasta entonces sólo podía admirar su espalda y cabellos brillantes bajo los rayos del sol del atardecer, más que caminar parecía deslizarse grácilmente; y había un "no sé qué" en él que le impedía dejar de observarlo.

Entonces las rodillas del beta parecieron perder fuerza y tuvo que sostenerse del antebrazo de Mauricio.

—¿Qué sucede?— murmuró el rubio cuando sintió el tirón, miró a Duncan sin comprender e ignorándolo casi al instante, puesto que su pareja le había tomado de la mano y dicho en voz baja los nombres de los recién llegados para no olvidarlos.

Duncan no se sintió ofendido por ello, porque toda, totalmente su atención había sido capturada por un par de ojos que parecían mágicos y bicolor. 

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NOTAS FINALES: Existe un lugar donde hay más información y adelantos de esta historia. La liga / link / url del Baúl del Tesoro está en mi pefil, en caso de que no lo puedan ver y/o encontrar, pueden buscarlo en FB como Indigo: El Baúl del Tesoro, o como IndigoER.The Real estoy ocupando el mismo avatar (cola de sirena color aguamarina). [Índigo]

***Recuerda que la colección de libros de este Universo sigue el orden:

01. Creciente.
02. Menguante.
03. Moonlight.
04. Sunlight,
05. ¡Sam, me gustas!
06. Clear.
07. Starlight.
08. Hidden.

SunlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora