Pay de manzana.

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Capítulo 21.

Pay de manzana.

Jared prestó más atención de la necesaria a la copa que permanecía entre sus manos, sobre la mesa. Se sentía cohibido y nervioso, la mujer enfrente suyo le miraba sin delatar su estado de ánimo. En Rilltown intercambió unas palabras con ella, había sido fácil, ahora no tenía idea de lo que vendría.

¿Estaría molesta con él? Seguramente.

Dafne le había pedido una charla a solas, no pensó que fuera buena idea hablar dentro del departamento, por más amplio y espacioso que este fuera, obviamente Duncan y los demás iban a escuchar. Por eso, ahora se encontraban en el bar de Bob, ocupando una de las mesas más alejadas de la barra y de la gente que iba y venía.

La atmósfera que se instaló entre ellos desde que abandonaron el apartamento se prolongó y Jared decidió romperla aclarándose la garganta, mas no dijo nada, sino que ella fue quien habló.

—Julián me ha hablado de ti y de cómo has alejado a mi hijo.

Mal comienzo, Jared ya se imaginaba todo lo que el amigo de Duncan había dicho, lo peor de todo es que no podría negarlo.

—Supongo que lo ha hecho— dijo más para sí mismo.

—Ignoro tus razones para haber actuado de esa manera, no te conozco, así que no puedo juzgarte

—En realidad no es algo justificable— le miró fijamente por primera vez, —estoy muy arrepentido, siento haberme portado de esa manera; fue inmaduro de mi parte.

—¿Duncan lo sabe; sabes que lo lamentas?

—Si.

—Y te ha perdonado— no fue una pregunta, ella estaba segura.

Al ver el movimiento de cabeza afirmativo por parte de Jared, Dafne sonrió con simpatía y agregó, —ése es mi niño; Duncan siempre ha sido amable y generoso, aunque no lo parezca, es comprensivo y sensible.

—Me he dado cuenta, él es asombroso— porque no había otra palabra con la que pudiera describirlo en ese momento.

Dafne concordó en ello al dar un asentimiento antes de tomar un trago corto de su botella de cerveza; luego dijo.

—¿Sabes? Le diste batalla a mi niño, y te felicito por ello.

—¿Eh?— Jared miró intrigado a la mujer, quien tenía los labios curvados en una leve sonrisa ahora perspicaz.

—Nunca se había esmerado tanto con alguien, no digo que fuera un rompecorazones, pero tampoco le era muy difícil conseguir una cita— le dio otro sorbo a su bebida y continuó, —sobre todo cuando eran citas dobles que incluían Julián.

—¿Eso es lo que usted cree?, ¿me felicita?

—Como dije, creo que la negativa de tu parte tiene o tenía una razón de ser, y nadie puede obligarte a querer a Duncan. Pero también creo que las cosas suceden por algo, las parejas que están destinadas son las que mejor se complementan.

—¿Qué quiere decir con eso?

—En una situación de peligro, Duncan jamás se detendría a respirar siquiera, en cambio tú seguramente serías precavido y analítico antes de actuar, preverías las cosas y si fuera posible trazarías un plan.

—Eso no es una virtud, eso es ser... egoísta— apretó los puños sobre la mesa al recordar que Duncan salvó a más de uno sin chistar ni esperar nada en retribución, en cambio él tembló con el arma en la mano. La última palabra de Jared estaba dedicada para sí mismo, pero aparentemente Dafne entendió lo contrario.

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