Mamá y papá.

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Capítulo 29.

Mamá y papá.

Duncan comenzó a dudar de la palabra que leyó al ingresar en aquel lugar, pues parecía más un parque que un cementerio. Siguió en silencio a Jared por el camino empedrado que serpenteada bajo unos frondosos árboles; la brisa hacía que las ramas se mecieran y crearan ese sonido relajante y que le recordaba a Rilltown.

Cuando los mausoleos comenzaron a ser evidentes, Jared apretó los ramos de flores que llevaba entre sus brazos haciendo que la envoltura crujiera un poco, estaban llegado a un área descampada, donde estaban las lápidas. Entonces, se detuvieron hasta que estuvieron enfrente de una cuidada e impoluta losa, donde el nombre de Emily sobresalía; custodiándola estaban otras dos, con los nombres de los padres de ella.

Jared se arrodilló y dejó un colorido ramo sobre cada lápida, demorándose un poco más de lo necesario al acomodarlo antes de incorporarse de nuevo.

—Era algo pequeño cuando ella murió, pero la recuerdo muy bien— dijo al dar dos pasos hacia atrás, se colocó a la altura de Duncan y recargó su peso en el costado del beta antes de revelarle lo siguiente; —no olvido la mañana que sufrió un repentino desmayo antes de llevarme al colegio, desde entonces estuvo en cama y cada día estaba más pálida, ningún médico supo qué tenía exactamente y temiendo que fuera algo contagioso no se me permitió estar con ella los últimos días.

El beta alargó el brazo y con él rodeó los hombros de Jared para atraerlo más hacia él.

—Años más tarde mis abuelos presentaron síntomas similares y la manada pensó que era algo hereditario.

Duncan pensó en la posibilidad de que Jared tuviera esa extraña enfermedad, pero este le tranquilizó al informarle: —Me he hecho estudios y todo está en orden; ése fue uno de los propósitos del complejo médico: integrar a los mejores en su rama, especialistas cambiaforma.

—A veces me pregunto si habrá algo que no hayas previsto— dijo Duncan.

Jared sonrió y dijo sincero, —todavía quedan cosas que quisiera hacer, el recuerdo de mamá me ha inspirado, a ella le gustaban mucho los niños y hubo un tiempo en el cual habló sobre darme un hermanito, también le gustaba resolver crucigramas y era muy buena cocinando, yo adoraba el pastel de piña que hacía, era único— explicó.

—¿Así que, por eso en el bar siempre pides piña colada?— algo que había observado, pero nunca mencionado.

Jared se encogió de hombros, —sí, precisamente por eso.

—Es bueno saber que heredaste su don en la cocina.

—Por supuesto que no, mis habilidades no se comparan con las de ella.

—Intuyo que no te estás dando el crédito que mereces.

Jared le observó serio por unos segundos, por su menor estatura tenía que mirar hacia arriba; hasta que Duncan comenzó a ponerse nervioso.

—¿Qq-qué sucede?— preguntó el beta.

—Recuerdo que ella solía decir algo similar; cuando no estaba satisfecho con el resultado de mis tareas o deberes, las palabras de mamá eran: "date algo de crédito, que no cualquiera llega hasta donde tú lo has hecho"; y ahora que lo pienso bien, probablemente ustedes dos se hubieran llevado de maravilla.

—No estoy seguro, mi personalidad es complicada.

—Yo diría que es especial, puede que intimides a algunos, pero los que llegan a conocerte terminan queriéndote; como sucedió con Alex y Johan.

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