Poniéndonos sinceros.

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Capítulo 24.

Poniéndonos sinceros.

El hotel parecía sencillo, pero era bastante cómodo. Aunque Duncan insistió en pagar la parte proporcional, Jared se lo impidió, incluso usó una tarjeta dorada para realizar la transacción, y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban en la habitación más lujosa y especial del lugar.

—Bien, ¿qué fue eso?— exclamó Duncan cuando estuvieron en privado, —prácticamente sólo mostraste el plástico dorado y te sirvieron como a un rey.

Jared rio y negó con la cabeza mientras caminaba hacia el gran ventanal, donde corrió la cortina para abrirla; estaban en el último piso y desde allí se notaba el gran lago y los cerros, sin duda una vista extraordinaria.

—Creo que exageras— dijo el delta.

—Digo lo que vi— refutó, —he notado que tienes un par de armas no muy fáciles de conseguir— entonces la expresión del beta denotó sorpresa fingida y exagerada, —no me digas que eres un magnate, o que perteneces a un cartel* ilegal.

—¿Te parece?

—Ese es el punto, no parecer para que nadie sospeche.

Jared volvió a negar con la cabeza, aún con una leve sonrisa, y se sentó al borde de la cama antes de comenzar a explicar, —aquí es donde crecí, vivía con mis padres en el distrito norte, mis abuelos vivían en el distrito sur, para visitarles teníamos a travesar toda la ciudad.

Duncan se acercó y tomó asiento a su lado, mirándole con cuidado, curioso y expectante.

—En su juventud, mi abuelo fue el primer beta de este territorio— continuó Jared, —además de ser de los más sobresalientes y capaces en la historia de la manada, era un hombre inteligente, pues supo invertir y se retiró de su puesto de beta siendo socio de algunos negocios que posee la familia alfa.

—¿Algunos?— indagó, probablemente el abuelo de Jared fue dueño de alguna tienda de abarrotes o cafetería.

—Sí, una cadena de hoteles, una empresa de seguridad, y recientemente incursionamos en la medicina.

—No comprendo, ¿a qué te refieres con incursionamos?— porque estaba seguro de que Jared había dicho que sus abuelos habían fallecido y que su padre había huido, ¿por qué entonces hablaba en pasado cercano y en plural?

—Fui su único nieto, él me enseñó muchas cosas y dejó todo a mi nombre, hace unos meses la familia alfa y yo inauguramos un complejo médico.

Duncan parpadeó esta vez genuinamente sorprendido, —cuando dije lo de ser un magnate estaba bromeando.

—Lo sé, pero no estabas muy lejos de la realidad— se encogió de hombros, —bueno, excepto por lo del cártel.

Duncan hizo memoria: el apartamento grande y cómodo, la motocicleta último modelo, el auto deportivo y equipado; ahora esas cosas tenían sentido.

—A ver si comprendo, manejas las armas de manera extraordinaria, sabes cocinar, eres un inversionista, inauguras consultorios médicos, ¿tienes acaso algún defecto?

Jared meneó la cabeza, pensando un poco, —puedo hacer una lista.

—Ey, fue una pregunta retórica; yo no creo que los tengas, al menos nada grave o que no pueda tolerar.

—¿Se supone que eso es un cumplido?— Jared elevó la ceja al cuestionar, estaba aprendiendo a llevar la personalidad de su pareja.

—Claro que lo es, y debes sentirte muy alagado por ello— respondió con cierto aire de altanería.

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