23

983 141 4
                                    

Iniciar la mañana con un refrescante paseo en las aguas cálidas y saladas del mar eran uno de los planes de Taehyung.

Poder quitarse su remera y sentir el agua tomar su piel en la profundidad era lo mejor; no había cámaras, ni gente, era sólo él con el mar. Desnudarse tampoco sonaba mal, pero era una aberración a la población. Con tal de tener su pecho desnudo lleno de escalofríos era suficiente.

Las olas eran maravilla sobre él.

Y YoonGi lo sabía.

Atrevidamente había tomado la remera de Taehyung y de una manera amable le trajo una toalla. ¿Cómo supo de los planes del menor? Lo había visto salir mientras él se mataba escribiendo y buscando las palabras adecuadas para un oración coherente y sincera.

Veía recatadamente a Taehyung ser llevado por las olas, ver su cabello sacudirse y despeinarse de una forma chistosa. Era muy singular la manera en la que Kim disfrutaba su soledad mañanera, su sonrisa rectangular y sus suspiros. Demasiado bello, pensó.

Taehyung salía del mar cuando se dio cuenta de la presencia de su mayor,  poniendo los ojos en blanco un poco cansado para soportarlo. Que ironía que los papeles se hayan cambiado.

—Hola— saludó YoonGi, pasándole la toalla para que se secara sus castaños cabellos. Taehyung la aceptó, pero no lo miró, refutando internamente por ser así.

—Hola— habló secamente, repasando la tolla por su rostro y su nuca.

—¿Sigues enojado?— podía sonar estúpido, pero fue lo único que se le ocurrió. Tal vez se balanceaba para calmar sus nervios, pero sus caderas se movían solas a ambos lados.

—Tal vez— contestó.

Ni él sabía lo que sentía ahora; no tenía nada claro, sólo que añoraba los momentos en donde él podía sonreír sin sufrir consecuencias que afectarían a sus sueños, o pesadillas. Había tantos sueños que aún no vivía, y tortuosamente cerraba los ojos con la esperanza de ve run rayo de sol. No entendía por qué pasaba eso, todo era tan perfecto antes de aquwlla fatídica noche, cuando regresó a su hogar con el corazón roto y le entregó un ramo de rosas a su abuela.

—Si sigues enojado conmigo— la remera de Taehyung cayó sobre la arena, y YoonGi se acercó al menor con sus intenciones claras. Sintió sus manos tomarlo de las caderas, sin detenerlo.

Nuevamente buscó sus labios, nuevamente acarició las húmedas hebras de Taehyung, volvió a descubrir su sabor,  y nuevamente confirmó sus dudas—; ¿Por qué correspondes mis besos?

Verdades| ✠| TaeGi #2Where stories live. Discover now