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—¡Gané!— canturreó YoonGi cuando llegó al final de las escaleras.

Era un simple juego de piedra, papel o tijera, y quien ganaba bajaba un escalón. El primero en llegar al final de la escalinata ganaba lo que se haya dictado desde un principio.

Un paseo a caballo. 

El helado desapareció detrás de los labios de Taehyung, quien lanzó el palito a un cesto cercano y se inclinó medianamente a la altura de su mayor.

—Hasta la esquina— sentenció juguetón, tomando la corva de YoonGi para subirlo a su espalda e iniciar una lánguida caminata hasta el destino indicado. 

YoonGi, aún con su vaso de café en mano, se aferró al pecho de Taehyung, tratando de rodear la cintura del menor con sus piernas para tener un mejor equilibrio.

—¿La pasas bien, Abuelo?— se mofó Taehyung, caminando con seguridad dado el poco peso de su mayor, sonriendo junto a la compañía de su Hyung.

—Adoro Hawaii—le siguió el juego YoonGi, descansando su cabeza contra los suaves mechones castaños del menor, apaciguándose poco a poco. 

Las cámaras se apagaron cuando ellos rozaban la esquina de la vereda, y el staff los dejó seguir a donde quiera que vayan; eso también era parte del día de amistad.

—Hyung, ya no hay nadie, te bajaré aquí— advirtió el menor deteniéndose abruptamente y aflojando su agarre de la corva de su mayor.

—¡No!— YoonGi no pudo evitar sonrojarse y mandar a la mierda el resto de su café, atrapando a Taehyung desde la nuca en un intento de abrazo. Estaba temblando, el por qué no era seguro, nunca se sintió tan afligido y tan débil; suavemente aspiró el aroma mentolado del menor, descubriendo una fragancia más fresca que nunca antes había sentido. Reposó su barbilla contra el poso que creaba la clavícula y hombro izquierdo de Taehyung, cerrando los ojos y esperando no molestarlo con su gorra negra—. Tenemos menos de cuarenta minutos, déjame abrazarte un poco más.

Taehyung, tragando con dificultad y comenzando a hundirse en sus pensamientos, retomó su caminar, dirigiéndose inconscientemente a la playa ya casi abandonada por la gente, pero sobrante de tranquilidad y un sinfín de estrellas.

Cuando Taehyung sintió que sus pies se llenaban de fría y húmeda arena, bajó a YoonGi con cuidado sin emitir ningún sonido quejumbroso. Ambos se acercaron más al mar, hasta que la espuma amenazaba con mojar sus sandalias y sin embargo no llegaba a más.

—Perdóname— dijo YoonGi cuando el silencio de la ciudad se volvió más sordo a causa de las olas, cuando ambos admiraban con ignorancia las miles de estrellas que acompañaban a la solitaria luna; cuando, sin querer, habían rozado sus manos.

—¿Por qué?— preguntó Taehyung, consciente de la situación actual, pero él e mantenía firme acerca de sus decisiones. Mordió su labio cuando quiso descubrir la mirada de YoonGi, temblando ligeramente al momento de sentir un poco más cerca el cuerpo ajeno.

—Por todo— y sin esperarlo, YoonGi obligó a Taehyung a reducir un poco su altura tomándolo desde los hombros, plantando un beso en esos gruesos labios, descubriéndose correspondido.








    »¿Por qué?   

   

   

   

   

   

    

Verdades| ✠| TaeGi #2Where stories live. Discover now